Oculto

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Respiro hondo cuando no encuentro su cuerpo a mi lado y cierro los ojos tratando de alejar la pereza y el cansancio. Me duele la cabeza y acaricio mis sienes quedándome estático sobre la cama cuando noto algo que me pone la sangre a hervir. Bajo mis manos y como lo supuse, ya no tengo el anillo, la maldita rata se lo llevó. Me levanto furioso queriendo ir por ella y asesinarla, pero escucho como las rejas se cierran y corro al estacionamiento donde noto que falta una camioneta, maldigo y golpeo una de las que quedan antes de darme cuenta que las pantallas están encendidas, abro la puerta y entro en esta, manejando los botones que me ponen a escuchar su voz.

—...Prepares a todos y traces un plan para entrar a la mansión Romano, quiero a esos malditos muertos cuanto antes —habla la maldita rata y mis puños se cierran conteniendo el impulso de romper la pantalla.

—Pero nos destrozaran si matamos a su líder, sabes que nos superan en número —Bufo cuando escucho la voz de Edik, al parecer el italiano no se equivocaba.

—No me interesa, los quiero abajo cuanto antes y si es de cargarme a todo el maldito clan Destruzione lo haré, pero Santino no llega vivo a fin de año —Corto la comunicación cuando la saliva se me amarga.

—Si crees que me vas a joder estas muy equivocada —mascullo entrando de nuevo a mi habitación.

Recojo todo y voy hasta mi despacho desde donde pongo a mis hombres en marcha mandando pedidos con los que poco a poco me voy recuperando del cargamento que se tiró la maldita loca. Me muevo por Rusia recibiendo noticas de saqueos por parte de los que se hacen llamar sombras. La ira me abarca cuando no encuentro un maldito que sea capaz de agilizar todo como lo hacía el traidor de Edik. Respiro hondo cuando me dejo caer tras mi escritorio y la puerta se abre dejando pasar al perro seguido del que por ahora reemplaza a Edik.

—Buen día, señor —habla y resoplo concentrándome en los papeles que reposan en la mesa. Sin mi tía y sin Ekaterina no hay nadie que maneje las finanzas, Edik era el otro de confianza y se fue detrás de un culo.

— ¿Qué quieres? —cuestiono hastiado.

—Le llego esto —avisa tendiéndome una carta sin remitente.

Mi amigo y mi tía se fueron hace algunas semanas y todavía no sé si eran pareja o simplemente sabían lo que les esperaba. En todo caso, aborrezco a los cobardes. Sin embargo, los Ivanov no abandonamos a la familia.

—Puedes irte —respondo tomando el sobre.

Me levanto yéndome a mi habitación donde dejo el sobre en la mesa aun lado de la cama y me ducho antes de tomar el teléfono y llamar a Fedor el cual me responde de inmediato.

—Señor —habla mientras mi mirada está clavada en la carta que seguro mandaron mi amigo y mi tía.

— ¿Todo está listo? —pregunto llevándome una mano el pecho cuando una pesadez se instala en este.

—Todo listo, usted solo denos la señal —dice y frunzo el ceño tomando la carta.

—Yo llegaré —aviso antes de lanzar el teléfono a la cama.

Abro el sobre rápidamente y saco su contenido que no es más que una hoja, leo lo que dice y mis ojos se detienen en la firma de mi amigo, Grigori. Respiro hondo y término volviendo trizas la lámpara a mi lado. Me muevo rápido a la salida sintiendo mi saliva amarga. Llamo a quien debo y termino poniendo en marcha seguido de varias camionetas repletas de kops.

‹‹Necesitan saberlo››.

No necesitan una mierda y estoy harto de recibir constantemente ataques de personas que me deben la maldita vida y él sí que me la debe. Y él haberles dicho a esos lobos la verdad le va a costar, muy caro. Me detengo frente al enorme edificio en el cual me adentro encontrándome con un escoces que me lleva al fondo donde está una mesa repleta de lo que necesito.

—Quiero mil unidades de cada una, envíalas a la dirección que te di. No tendría que decirle que es completamente secreto, ¿cierto? —cuestiono mirando al hombre de reojo.

—Tranquilo, señor. Mi lealtad está en usted hasta mi muerte —responde y asiento.

—Espero mi paquete lo antes posible —digo encaminándome a la salida.

El resto del día me la paso visitando lugares donde ordeno y agilizo potenciando mis ganancias. Termino comiendo esperando la ubicación de la víbora que me dan en la noche y espero la de mi gran amigo Grigori que cree que se va a salvar de mí. La mañana llega y me levanto teniendo en mente una cosa y es detener a esa rata antes de que su deseo se cumpla y el mundo arda.

Subo al avión, las camionetas se movilizan a toda velocidad y la arena se levanta cuando nos detenemos frente a una fortaleza antigua a las afueras de Bombay. Desciendo de la camioneta con arma en mano y me muevo bajándome a varios de las supuestas sombras antes de correr escalera arriba encontrándome solo con unas cuantas puertas de habitaciones vacías y al final un despacho con el escritorio repleto de papeles y me acerco cuando logro ver el sobre aun cerrado, lo abro y noto que es exactamente igual, pero con la firma de mi tía. Maldigo pateando el cesto de basura de donde salen pequeños trozos quemados de papel y logro ver en uno el nombre de un lugar.

Amalfi, Italia.

Bajo rápidamente las escaleras y encuentro a mis hombres en guardia e intento salir, pero bajo el pie de uno de los kops veo un muy delgado hilo rojo que me tensa al instante. Miro a todos lados y veo el candelabro sobre mí rodeado también de este hilo. Respiro hondo y tomo mi arma.

— ¡Afuera todos! —Ordeno y estos se miran extrañados antes de obedecer quedándose frente a la vivienda— ¡suban a las camionetas! —Obedecen.

Retrocedo quedando bajo el umbral y llevo el cañón de mi pistola en dirección al inicio del candelabro. Apunto, disparo y una llama amarilla recorre el suelo antes de subir por las vigas y terminar donde disparé mandando abajo el candelabro. Corro fuera, escucho un zumbido, la piel me arde y el mundo se me oscurece.

Bárbaro [E #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora