Bestia

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Su cabello rubio cae a sus hombros y sus ojos azules son tan reales, que pareciera que en verdad me miraran. Mi madre, Anastasia Ivanova era guerrera y por mí daba todo, hasta su vida y aun el recuerdo de su sangre en mis manos me persigue. Y me enorgullezco de ella por lo fuerte que siempre fue, murió por nosotros dos, por el amigo que ahora me traicionó y por mí. Grigori Pavlov viene del antiguo clan Orel, el único que ha podido derrotar a los Ivanov y que ha llegado al trono de los Legendary. Traicionaron a mi familia, pero eso no me importó al hacerme su amigo, de hecho, es el único que sabe todo de mí y fue demasiado. Lo mantuve aquí durante toda su vida porque si no, lo habrían matado porque son detestados por toda Rusia. Y así es como pagan, mandándole una carta a esa rata diciéndole la verdad sabiendo bien que me afectaría, pero no me sorprende, son de la misma clase asquerosa.

Me muevo por el gran salón en el que mi padre solía estar, él también murió por mi culpa y eso me hace ruido porque, aunque mate a Ekaterina la culpa no se va y es que el maldito Santino supo joderme, pero va a pagar. Gruño cuando al sentarme las heridas arden y las ganas de matar a esa rata crecen haciéndome cerrar los puños. Llaman a la puerta y espero, el hombre que actualmente está al mando de los kops se acerca a mí mientras yo me empino la copa de vino.

—Señor, los cargamentos que teníamos pendiente ya arribaron, además el encargo que le hizo al armero escoces ya llegó a su destino y un paquete le acaba de llegar —avisa y asiento sin apartar la mirada de la chimenea que está debajo del retrato de mi madre.

—Si es todo puedes irte —digo respirando mal por el ardor en mi espalda.

—Además, el doctor viene mañana —dice y ruedo los ojos. Cuando estoy a punto de echarlo, la puerta se abre y me giro hacia ella con arma en mano.

—Señor —habla uno de los kops.

— ¡¿Qué son esas maneras de entrar?! —reprocha el jefe de los kops, pero me levanto cuando noto lo agitado del hombre.

— ¿Qué sucede? —pregunto y él me mira con el pánico en los ojos.

—En la plaza de Amalfi —dice y frunzo el ceño al recordar que la rata iba para allá.

— ¿Qué sucede? —pregunto molesto por su lentitud,

—Me informaron que en la plaza de Amalfi una mujer que se hace llamar Raven y sus hombres, mataron a Santino Romano y declararon Italia como territorio de las sombras y los sicari no dudaron en seguirla —suelta aún agitado y bufo sintiendo la ira estallarme en la cabeza.

—Pero claro que la siguieron —mascullo con los dientes apretados y es que esa maldita rata no me ha dejado más alternativa que matarla.

— ¿Qué ordena, señor? —pregunta el jefe de los kops y les doy la espalda respirando hondo.

Tiene a los italianos y no dudara en conseguir aliados y eso es algo que no me puedo permitir, quise darle una oportunidad, pero no se detuvo, sigue con su plan estúpido que solo la llevara a su muerte y más le vale que sea en mis manos y no por los demonios que la acechan de lejos. Me giro y despacho al kop quedándome con el jefe que me mira dudoso.

—Quiero un escuadrón letal listo, quiero que me traigas la información de mi tía y quiero que me consigas el paradero de esa rata que se hace llamar Raven, para esta noche —ordeno sin mirarlo. Y él mira mi mano, la pérdida del anillo de una manera tan absurda me pone enfermo— ¡vete!

El hombre sale y yo no hago más que pasar mi mano una y otra vez por mi cabello. La situación me asquea, cosa la cual me habría evitado de no haberme puesto a jugar al titiritero. Caí bajo, pero eso no me impedirá matarla, al fin y al cabo, se supone que ese siempre ha sido el plan.

Bárbaro [E #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora