Los lunes siempre me dejaban sin ganas de nada. Dos horas de química, con la profesora que parecía hablar en un idioma completamente diferente, lleno de fórmulas y ecuaciones que solo me daban ganas de dormirme. La última vez que la vi entrar al salón, tuve ganas de escapar por la ventana. Y claro, estaba Jimin, que parecía tener toda la energía del mundo, hablando sin parar, como siempre.
—Entonces, me dio una diarrea como nunca antes, y fui corriendo hacia el baño de ese... —Jimin comenzó, pero no pude evitar perder el foco.
En lugar de prestarle atención, me limité a garabatear en mi cuaderno, una línea tras otra, sin sentido. No podía concentrarme en nada que no fuera la razón por la que Jeon Jungkook se la pasaba ignorándome.
Jimin seguía hablando, como si no le importara lo obvio: que no le estaba poniendo atención. Él tenía esa habilidad de hablar sin parar. Le gustaba contar historias, anécdotas de su vida, y todo el mundo parecía escucharlo con entusiasmo. Pero a mí ya me estaba cansando. Quería silencio, un poco de paz. El maldito ruido constante de su voz me estaba sacando de quicio. Pensé en callarlo de alguna manera, tal vez dándole un golpe en la boca para que se callara, pero lo dejé pasar.
De repente, me detuve al notar que una chica pasaba por mi lado, caminando rápido, y aproveché la oportunidad para interrumpir el monólogo de Jimin.
—Préstame un lápiz—le pedí, sin mirarla, mientras todavía observaba mi cuaderno. La punta del lápiz se había roto y, francamente, me daba demasiada pereza sacar el sacapuntas. En realidad, solo quería molestar a alguien, nada más. Me sentía enojado, irritado por todo—Rápido.
Le ordené, soltando su muñeca con un gesto brusco, mi tono era de pura impaciencia.
La chica, sorprendida, se apresuró a buscar el lápiz, mientras Jimin me miraba, desconcertado. Había escuchado muchos rumores sobre mí, cosas que decían sobre lo cruel que era, lo intimidante. Pero hoy, parecía que Jimin realmente estaba viendo mi lado más oscuro, y no le gustaba nada.
—Pudiste prestarme un lápiz a mí —me dijo, levantando la voz.
Lo miré por un momento, sin saber qué responder. La verdad era que no tenía intención de ser amable, ni con él ni con nadie.
—¿Quieres que te moleste a ti? —le respondí.
Jimin, ahora más serio, se cruzó de brazos y me lanzó una mirada que no esperaba.
—No tienes que ser tan cruel con las personas. ¿Por qué quieres que te tengan miedo? —preguntó, y me hizo sentir incómodo por un segundo.
Le sonreí, pero no era una sonrisa amable.
—Solo quiero que me respeten.
Desvié la mirada hacia la chica, que finalmente me alcanzó con el lápiz. Lo tomé de sus manos sin decir una palabra y le hice una señal para que se fuera. Volví a garabatear en mi cuaderno, pero algo se había roto dentro de mí. Jimin seguía mirándome, como si estuviera esperando una reacción. Al ver que no dije nada, rompió el silencio de nuevo, como si quisiera desafiarme de alguna manera.
—Vas a quedarte solo.
—No me interesa. —respondí con frialdad, sin pensar. Miré al frente—. Ellos no merecen mi amistad.
Jimin no pareció conformarse con eso.
—¿Y Yoongi sí? —preguntó.
—No metas a Yoongi en esto —le respondí, un poco más áspero de lo que pretendía, tratando de desviar la conversación.
Dejé de garabatear el cuaderno y me levanté dándole una mirada seria a Jimin. Este simplemente me desafío, no agachó la cabeza en ni un momento, pero se lo deje pasar. Jimin, no me agradaba, sin embargo, aprendí a tolerarlo.
Esa tarde, la clase de filosofía no me interesaba en lo más mínimo. Me quedé ahí, en mi pupitre, esperando que los demás se fueran para quedarme solo con mis pensamientos. Jimin se despidió como siempre, la pequeña conversación que tuvimos hoy por la mañana fue simplemente una cosa que quedó en el olvido.
Entonces, cuando al fin la puerta se abrió, mi mirada se desvió sin querer. Ahí estaba Jungkook, parado en el umbral de la puerta, observándome con una intensidad que no pude evitar notar. No dijo nada al principio, solo me miró de esa forma desafiante, como si estuviera esperando a que yo dijera algo primero.
—Deberías estar entrenando.
Jungkook no se inmutó. Su respuesta fue fría.
—Tu exnovio me ha dejado fuera.
—Seguro eres malo. —respondí, solo para provocarlo, para sacarlo de su centro. Había escuchado a Yoongi decir que Jungkook jugaba bien.
Pero entonces Jungkook me lanzó una pregunta que me sorprendió.
—Sigo sin comprender su odio repentino hacia mí. —murmuró—. Por cierto... Yoongi es guapo, deportista, popular. Si los rumores son ciertos, ¿por qué terminaste con él?
Mi corazón se paralizó un segundo al escuchar su pregunta.
—Que te importa. —respondí, de manera abrupta, porque no quería pensar en eso.
Jungkook no se detuvo.
—¿Entonces si fueron novios? ¿Por qué terminaron?¿Es acaso por qué no te sabe comprender?
Jungkook se acercó a paso lento, sin apartar sus ojos de mí, fue una mirada extraña. Cargada de deseo, admiración esa era la mirada que quería que todos pusieran sobre mí. Se agachó ligeramente, de modo que su rostro estaba casi pegado al mío. La cercanía me desbordó, y el aroma de su colonia me invadió los sentidos. No podía pensar con claridad.
—¿Te gusto mucho? —le pregunté con una sonrisa burlona. No me alejé, aunque cada fibra de mi ser me decía que debía hacerlo. Jungkook no apartó la vista de mí, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos.
—Sí —contestó, y su voz sonó tan sincera que casi me hizo creerlo—. Muchísimo.
Su respuesta no me tomó por sorpresa. Me esperaba esa honestidad cuando se trataba de sus sentimientos.
—Jeon Jungkook —pronuncié su nombre. Cerré los ojos—Yo le gusto a todos.
—Pero no tanto como a mí —murmuró, y su voz era tan suave que casi no la escuché—. Si pudieras ver qué tanto me gustas, no necesitarías que los demás pongan su atención en ti. Porque conmigo sería más que suficiente.
¿Cómo podía creer que él solo sería suficiente para mí? Me levanté de un salto, alejándome de él, necesitando poner distancia entre nosotros. Jungkook dio un paso atrás, como si entendiera que había cruzado una línea invisible.
—Lamentablemente, no puedo verlo, por eso jamás dejaré que los demás quiten su atención de mí.
Me dirigí hacia la puerta, pero antes de que pudiera salir, su voz me detuvo.
—Me preguntaste por qué te ignoro, ¿no es así? —dijo, y su tono era tan serio que me obligó a detenerme—. No es que quiera ignorarte. Me obligaron a hacerlo.
Fruncí el ceño y me di la vuelta, enfrentándolo de nuevo.
—¿Qué? ¿Quién? —pregunté, sintiendo cómo la curiosidad se apoderaba de mí.
Y entonces, Jungkook soltó algo que me dejó aún más desconcertado.
—Tu exnovio. Min Yoongi está tan furioso conmigo porque me gustas. No entiendo cuál es la razón. El que me gustes no hará que me elijas. Él tiene todas las de ganar —dijo, y por un momento, vi un destello de esa falsa inocencia que tanto le caracterizaba—. Soy solo un perdedor. ¿Qué podría gustarte de mí? ¿Mis calificaciones?
¿Yoongi? ¿En serio? ¿Hasta ese punto iba a llegar?

ESTÁS LEYENDO
Falso Nerd || KookV
FanficKim Taehyung, el chico popular y arrogante del instituto, siempre ha sido conocido por su inteligencia y su mal carácter. Un día, una misteriosa y simple nota revela que Jeon Jungkook, el "cerebrito" de quinto año, está enamorado de él. Sin embargo...