How Do You Sleep? ღ Minsung

♪11

El exquisito olor a frutos rojos traspasaba mis fosas nasales, exhale fascinado el aroma cercas mío, un color que yo conocía a la perfección y la única persona que usaba shampoo con ese aroma era nadie más que: Han Jisung.

— Qué aroma tan precioso, nene —murmuré abrazando el bulto. — ¿Hace cuanto tomaste la ducha? Debiste decirme, pudimos ducharnos juntos. — sonreí con ternura.

— MinHo —dejaste salir el hermoso sonido de tu voz con un susurro. — MinHo

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Quieres que te de un beso de lengua? Te daré todos los que gustes. — levante mis labios como el pico de un pato y comencé hacer ruido. — Acerca tus labios a mi, ardillita.

— MinHo — tocaste mi cuerpo. – MinHo..

— Dios, Jisung, no seas tan atrevido — solté una risa nerviosa. — No me toques de esa forma, cariño

— ¡MinHo!

Abrí de golpe mis ojos; la luz del día dio directamente a mi y tuve que entrecerrar mis ojos por el impacto. Cuando aclaré mi vista, visualicé mejor a Jisung observándome con esos ojos tan lindos que tenía con una expresión preocupada y sus mejillas levemente rojizas y detrás suyo la señora Han qué parpadeaba a cada segundo observándome con la ceja levantada.

Por la mierda, Lee MinHo, estabas fantaseando.

— ¿Estás bien? — preguntó Jisung.

Observé a mí alrededor percatándome que estaba en la habitación de Jisung y peor aún en su cama.

Su cama.

Jisung aún lado mío.

Despeinado.

Recién amanecido.

Cama..

Su cama..

¡¿Dormimos juntos?!

— ¿Qué hago, aquí? — cuestioné.

— Lo mismo me pregunto yo, MinHo. — puso sus manos sobre sus caderas la señora Han observando en advertencia a Jisung.

Observé a Jisung que mordía su labio inferior jugando con sus labios, tratando de explicar la situación a su madre que fruncía su ceño.

— MinHo estaba muy ebrio ayer, lo traje aquí porque la señora Lee la última vez fue muy inoportuna —hizo un puchero viendo sus manos. —Perdón por no decirte nada, mamá.

Ella soltó un sonoro suspiró despeinando su cabello y observándonos a ambos.

Si era honesto, quería reír. Me recordaba cuando Jisung y yo recién manteníamos relaciones sexuales y nos encontrábamos en su casa o en la mía sin que nuestras madres se enteraran.

Hasta que la señora Han nos encontró un día.

Cada pequeña cosa me hacía recordar mi relación fallida.

Mi hermosa y triste relación.

— Yo, debo irme. — quité la frazada y me levanté buscando mis zapatos ignorando por completo las miradas de madre e hijo.

— Espera, MinHo. — Jisung me tomó del brazo deteniéndome; lo observé de arriba abajo. Es que acaso, ¿Jisung podía dejar de ser hermoso? — No dormimos juntos, yo dormí en el piso. — tragó saliva.

— Está bien. — alejé mi brazo. Observé a la señora Han que mordía su labio inferior. — Perdone señora Han, no volverá a verme aquí. — me incliné con temor.

— Espera, MinHo. ¿Te sientes bien? ¿No quieres una pastilla o algo?

— Estoy bien, debo volver a casa — sonreí.