El fin de un alma. Parte 2.

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-A veces sueño pasarme con la comida y más con los postres y Leo casi siempre me regaña cuando lo hago...- Se sentía apenada al revelar su pequeño secreto.

-Pues creo que seguiré los pasos de Leo.- El chico regresó y trajo helados con cubierta de chocolate y almendras.- Como me encanta ese helado.

-No.- Fingió estar disgustada.- Amo los dulces y nadie me los quitará.- Nuevamente sus ojos brillaron al ver el helado y la cubierta de chocolate.- Chocolate...

-Apuesto a que te dejo dos días sin dulce alguno.- Comenzó a comer el suyo y vio la cara de ella, rio un poco.

-Siempre encuentro una forma de comerlos ya mi hermano se dio por vencido para quitárselos.- Comida su helado alegremente parecía una niña pequeña.- Nadie lo ha podido hacer.

-Eso ya lo veremos.- Siguió comiendo silenciosamente y le robó un poco con su cuchara.

-¡Oye! Eso es mío.- Se quejó.- Yo siempre gano cuando de dulces se trata.

-Ya te dije, ya lo veremos.- Sonrió de victoria y se reservó lo que quedaba de su helado. Considero pedir helado para llevar pero aún lo pensaba.

-Correrás con la misma suerte que tuvo Leo...si no pregúntale.

-Quizá no sea astuto pero tengo trucos que pueden supuestamente funcionar.- Terminó su helado y se quedó observándola.

-Solo te aviso con tiempo.- Terminó su helado.- Para hacerlo más interesante...nadie debe de ayudarte.

-¿Quien dijo que alguien me ayudaría? Puedo solo contra ti.- Volvió a sonreír de lado.

-Si tú lo dices...¿qué ganaré si yo gano?

-Si tu ganas te daré helado de este lugar de por vida e incluso si por cosas del destino no estamos juntos lo seguirás recibiendo.

-Y...si ¿pierdo?.- Su lado competitivo despierta.

-Si pierdes quiero que me des una sesión de baile privado en tubo...usando lencería.- Se sonroja levemente al pedirle eso.

-Está bien... que comience el juego.- Su rostro estaba todo rojo al oírlo pero aun asi acepto.- Te daré tres intentos para conseguir atraparme.

-No te diré cuando lo haré, cuando menos lo esperes.

-Probablemente me tomes desprevenida, pero yo ganar.- Lo decía segura de si misma.

Se quedó en silencio y pidió la cuenta, aparte de un par de litros extras para llevar al hotel esa noche. Necesitaba noticias de Dom pero aún no había nada, seguía igual y eso le preocupaba.

En California el estado del peli azul no mejoraba y eso deprimió un poco a las tres únicas personas que lo acompañaban pero sobre todo tenía destruido al pelinegro más pequeño, el diagnóstico no era prometedor.

-[Dom no mejora...no le dan mucho tiempo, la bala dañó más órganos de lo pensado.]- El pelirrojo le envió un mensaje a su cuñado.

-[Me lleva, cualquier cosa avísame y tendré dinero listo para los gastos. Gracias.]- Fue la contestación de él ante el mensaje desalentador, quería regresar el favor de salvarle la vida, era inocente y una víctima de su padre. Tomo las bolsas donde estaban los helados y los caracoles restantes y la espero para salir del lugar, solo dos semanas y tendría vacaciones.

¿Destino?... Concuerdo contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora