Capítulo 13

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Mi lápiz iba a velocidad de la luz, mucho más rápido que mi cabeza. Los globales de historia nos dejaban mal a todos los de ciencias, en los de biología por lo menos podía razonar algo más, pero en estos exámenes solo escupias lo que sabias y rezabas para no haberte confundido de rey o año.
Quedábamos pocos ya terminando el examen.El timbre que indicaba el final de la clase había sonado pocos minutos atrás y el paseo impaciente de nuestra profesora nos avisaba que se le estaba acabando la paciencia. Resumi lo mejor que pude el final de la segunda guerra Mundial y deje mi examen en la mesa del profesor.

-Te estoy diciendo que no fue ese año.

-Y yo te estoy diciendo de que estoy muy segura de que sí.

-Ah Victoria, ¿ le puedes decir a la imposible de tu amiga que llevó razón ?

Ángela estaba de brazos cruzados mirando a Hugo, el cual me miraba a mi esperando a que me ponga de alguna parte.

-Lo siento Hugo, el código de amistad me obliga a defender a Ángela.

Me di la vuelta para sentarme con los demás del grupo, con la espalda apoyada en la pared. El frío no perdonaba estando tan cerca las navidades, todos teníamos una buena chaqueta, a la que nos aferrabamos con la esperanza de no morir congelados, éramos del sur, ni estábamos acostumbrados al frío, ni nos gustaba.
Estábamos todos con la mirada perdida hasta que llegó Fran.

-Pero bueno, ¿y esas caras? Hoy hemos acabado los globales del primer trimestre.

-Si Fran, y para nada nos queda todavía saber las notas, y dos trimestres más.

-Sin olvidar los exámenes de ingreso a la universidad.

Laura y Susana hablaron respectivamente y la cara de Fran era un cuadro total.

-¿En que momento os habéis convertido en unos muermos?. ¡Hoy hay una fiesta! Nono, no una fiesta, es LA fiesta, así que escuchadme atentamente que os voy a dar detalles importantes.

Fran nos aseguraba que la decoración de la fiesta era increíble, que habría alcohol y nada de policías, ya que el padre de uno del equipo es el capitán y nos había asegurado de que no había patrullas molestando esa noche. La ciudad estaba al corriente de nuestra fiesta y solo algunos podían entrar. Se iba a hacer en un almacén abandonado en la zona este de la ciudad, donde solo hay almacenes de empresas o de material, por lo que no molestaríamos a nadie.
Deberíamos de estar muy emocionados por haber terminado por fin un tercio del curso, de ser por dos semanas libres, o por el simple echo de ir a una fiesta y beber hasta reventar, pero lo único que estábamos era increíblemente cansados. Solo pudimos suspirar cuando la campaña sonó y nos indicaba que todavía nos quedaban dos horas de clases, filosofía e inglés.

Subí las escaleras con Hugo a mi lado, lo notaba un poco preocupado, pero cuando le pregunte que qué le pasaba, solo recibí una negación de cabeza por su parte, auch, pensaba que éramos amigos, a ver, no éramos los mejores amigos, pero realmente pensaba que compartir seis horas de nuestra vida sentados juntos nos hacia tener una relación de amistad solidificada, va Victoria, seguro que no es nada.

Nuestro tutor nos recibía con una alegre sonrisa en la cara mientras entrabamos buscando nuestros sitios. Normalmente después de un recreo era casi imposible callarnos por los cotilleos o charlas que se quedaba a medias, y siempre perdíamos diez minutos de clase mínimo, pero después del examen de historia parecía que nadie tenía ánimos suficientes para nada, aunque Fran se veía muy animado por la fiesta, nadie le daba conversación.

-¿Quienes sois y que habéis hecho con mis ruidosos alumnos? - La pregunta de Víctor, nuestro profesor no hizo reír a nadie.

-Exámenes de historia imposibles de aprobar, eso nos pasa- Uno de mis compañeros de primera fila habló, no estaba interesada en saber quién fue. Tenía la mano apoyada en ni cara con el codo encima de la mesa y no muchos ánimos de tener que aguantar hablar sobre Pitágoras y su puta madre.

En los brazos de Morfeo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora