Narra Alessandro
Las gotas de sudor provenientes de mi frente se me estaban empezando a meter en los ojos. Descargue toda mi fuerza sobre el saco de boxeo, deseando que se pareciera y gritara igual que Hugo, ese cabrón, ese maldito cabrón, por su culpa Victoria esta desaparecida.
Cuando llegue a la cúpula y me dieron la noticia, sentí como si una persona de 300 kilos se sentara sobre mi pecho, fue estúpido dejar mi puesto por esa chorrada, debería haberme quedado aunque sea a las distancias, debería no haberme comportado como un niñato. Ahora no tenia tan claro a quien estaba pegando, si al saco, a Hugo o a mi mismo.
-Alessandro, contra tu hermano, al centro- La voz de Ares, nuestro entrenador, retumbo en la sala como siempre. Me acerque jadeando y empapado de sudor al centro de la cúpula. Mi hermano ya se encontraba con la sonrisa puesta y las manos en el bolsillo.
-La mano- Ares nos obligo a darnosla para comenzar el combate, como siempre.
Cuando llevas toda la vida entrenándote en combate con las misma personas te acabas aprendiendo movimientos y tendencias de los rivales, por eso de vez en cuando Ares y sus ayudantes nos separaban y aprendiamos movimientos nuevos y diferentes al del resto, pero con mi hermano no había secretos. Siempre me solía ganar.
Cuando el timbre marco el inicio del combate sentí como toda la claridad mental que tenia desaparecía, ahora mismo no veía a mi hermano, veía a mi enemigo. Saque movimientos y golpes que no sabia que tenia, a esas alturas los minutos parecían segundos, el cansancio no estaba presente en mi cuerpo, y si en algún momento apareció, no le hice ni el mas mínimo caso. Las gotas de sudor resbalaban por mi abdomen, no sentía el dolor de los golpes que a duras penas mi hermano me daba, lo único que notaba eran los mechones fríos manchados de sudor que con algunos movimientos se unían a mi frente. No escuchaba, no veía, no pensaba.
No pensaba en otra cosa que no fuera acabar con mi oponente.
Lo hubiera matado si no me hubieran sacado de allí. La cordura llego a mi mente cuando escuche la dura voz de nuestro padre, y al igual que yo, toda la sala se quedo estática.
-Que tú no estuvieras en tu puesto, en tu turno, no es culpa de tu hermano Alessandro. Si estas buscando a alguien a quien culpar, cúlpate a ti mismo. Aprende a limpiar tu conciencia.-Mi padre andaba a la misma vez que llenaba la sala con su voz, me estendio la mano para que me levantara, y soltó un 'componte y no me averguences ' solo para nosotros, pero con un aire de orgullo muy raro en él. Cuando llego a mi hermano, abatido en el suelo, con la cara más roja de lo normal, se agacho y al igual que a mi, le dijo algo que solo el podría escuchar, los ojos de mi hermano se clavaron en mi mientras asentía.
-LLevadlo a la enfermería, a estas alturas no nos podemos permitir la perdida de soldados- La mirada de desaprobación que mi padre tenia hacia mi hermano no se podía medir.
-Atención por favor- Mi padre continuo hablando mientras como yo veía como sacaban a mi hermano de la habitación entre dos de mis compañeros. Me sorprendi a mi mismo pensando si en realidad no me parecia más a mi progenitor de lo que yo pensaba, no estaba sintiendo nada al ver a mi hermano apenas manteniendose en pie.
-Como todos sabéis, es de urgencia máxima que encontremos a la chica. No sabemos con seguridad quién la tiene, pero creo que todos nos hacemos una idea, y si eso es así, tenemos poco tiempo antes de perderla. Quiero vigilancia en los alrededores de la casa y equipos de busqueda en todos los puntos ya conocidos.-Todo el mundo escuchaba con atención a mi padre, y cuando terminó de hablar los más influyentes de su pelotón se acercaron a recibir ordenes, yo me levante del suelo lo más rápido posible y me acerqué al grupo con un falso sentimiento de superioridad.
-Padre, ¿a qué grupo me llevo yo?- Estaba acostumbrado dirigir a la gente en estas situaciones, y aún siendo uno de los 'generales' más jovenes del circulo, todos obedecian, al principio pensaba que era por mis propias habilidades, más tarde me di cuenta que ''mis hombres'' solo temian las repesalias de mi padre.
-¿Tú?, ¿ pierdes a nuestra única oportunidad de ganar la guerra sin que ni si quiera haya empezado y quieres dirigir un equipo?- El circulo de hombres allí reunido sonrió
-Pero padre.
-A mi despacho, ya.
Cuando nuestra gente era llamada al despacho de mi padre, nos recorria un escalofrio por el cuerpo, nunca son buenas noticias, y esta vez no iba a ser menos. Se me helaron los huesos al oir la puerta cerrarse detrás de mi. Segui a mi padre con la mirada mientras se servia un vaso de su bar y se colocaba en su sillón. Tener la mesa entre el y yo ,siempre habia sido un alivio,esa pequeña distancia era la poca protección que habia en aquella habitación
-Padre, se que puedo encontrarla, le aseguro...
-Cierra la boca Alessandro, por tu propio bien.- No supe que hacer, años de enfrentamientos y multitud de cicatrices me han hecho aprender que contestar rebatir a mi padre no era nunca buena idea.
-He tenido paciencia contigo chico, te he criado en nuestras bases, y hasta hoy pensaba que lo había hecho bien.
-Padre, le...
-¿He tenido o no he tenido paciencia Alessandro?- Mi padre me corto antes de poder terminar la frase.
-Contesta.
-Sí padre.
-¿Acaso no has tenido todo lo que te ha hecho falta?
-Sí padre.
El ruido del vaso estrellandose contra la pared detrás de mi me hizo volcar el corazón
-Entonces por qué coño has vendido a tu familia por un simple polvo. Te he educado mejor que perder la cabeza por meter la polla en un agujero Alessandro.- La sangre en las venas me quemaba, pero el miedo me paralizaba.
-¿Y ahora piensas que te voy a poner al frente de esta busqueda? Te vas a quedar en la cúpula hasta nueva orden.- Mi padre hizo un gesto con la mano para que saliera de la habitación. Me levante sin poder articular palabra y con un nudo en la garganta.
-Aprovecha y limpia el ruedo, a ver si limpiando la sangre de tu hermano aprendes las consecuencias de perder la guerra.
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En los brazos de Morfeo
Romance¿Te imaginas que la única manera en la que puedes dormir sin tener pesadillas es en los brazos de un desconocido?. ¿Y si ese mismo desconocido pasa de ser la solución a ser parte del problema? Nada es lo que parece y todo es como es. Victoria va a t...