Me levanté de la cama a duras penas, incapaz de dar tres pasos sin marearme. La cabeza me dolía y tenía un zumbido en cada oreja. Cada noche las pesadillas eran lo único que veía cuando cerraba mis ojos. Cada noche que pasaba eran más reales, mas vividas. No recordaba muchas de ellas cuando me despertaba, pero el ritmo de mi corazón y las gotas de sudor en mi frente me dejaban saber que había tenido una. Llevaba semanas sin poder dormir en condiciones, y aunque no tenía ningún problema en mi vida para tener pesadillas, se habían convertido en el tormento más grande de mi día a día.
A duras penas abrí la puerta del cuarto de baño y encendí la luz a sabiendas de que me iba a deslumbrar. Sabía que llegaba tarde, había rascado todo el tiempo posible en la cama. Me vestí rápido y no me preocupe mucho por el estado de mi pelo, era viernes por lo que teníamos educación física. Antes de salir de casa me tome una pastilla rezando para que me ayudara a pasar el día.
-Estas hecha una mierda-Fue los buenos días que me dio Laura.
-Buenos días a ti también cariño- Mire hacia los dos sentidos de la calle y arrugue la nariz-¿Y Ángela?-Mi amiga no estaba y ella no eran de las que solían llegar tarde.
-No tengo ni idea, la he estado esperando y no ha llegado
Le enviamos un mensaje por el móvil de Laura para saber si estaba bien. Llegábamos tarde, por lo que corrimos un poco más, y las dos agradecimos llevar los zapatos de deporte.
Las tres primeras horas se me hicieron eternas, no veía la hora de meterme en la cama. Habíamos tenido matemáticas, lengua e historia, no me había enterado de nada, literalmente había pasado la mayor parte de historia dormida o deseando estarlo. Estaba ya terminando de bajar todos los tramos de escaleras para reunirme con mis amigas en el recreo, cuando vi a Ángela entrando al instituto con unas pintas no mucho mejores que las mías.
-Estas hecha una mierda-Mi voz le dio un pequeño susto ya que no me vio llegar a su lado.
-Mira quien fue a hablar-Me respondió a duras penas mientras abríamos la puerta para encontrarnos con Laura en nuestra esquinita de siempre.
-Parece que alguien se ha dignado a aparecer y cumplir con su obligación-Laura dejó su mochila a un lado mientras se sentaba con la manzana que tanto le caracterizaba en la mano.
-¿Nos vas a contar por qué has entrado tres horas más tarde?-La curiosidad me comía, siempre lo ha hecho.
Ángela se mordió el labio antes de contestar- Estuve hablando hasta tarde con alguien y me quede dormida, eso es todo.
Laura y yo nos miramos sin fiarnos mucho de su palabra.
-¿Con Rafa?-Laura se me adelantó.
Ángela apoyó la espalda contra la pared antes de cruzarse de brazos y levantar una ceja, haciéndonos saber que no nos iba a proporcionar más información.
La última hora del viernes se hizo de rogar e incluso llegue a pensar que jamás llegaría.
Educación física era la única asignatura donde los alumnos de último año podían estar relajados, sin tomar nota o sin exámenes que bajaran la media, mientras no te quedaras sentada en algún banco sin hacer nada tenías un 10 asegurado, cosa que era todo un alivio para la mayoría de nosotros. Era una optativa, por lo que todas las clases de nuestro curso se juntaban, todos los que habían elegido esta asignatura, como era el caso de Laura, Susana y yo; Ángela opinaba que sudar no le iba muy bien y prefería dar administración de empresas antes que correr en círculos sin ningún objetivo, Laura en cambio aseguraba que los adolescentes necesitamos ejercitarnos después de estar cinco días durante seis horas con el culo pegado a la silla, por lo menos dos veces a la semana, pero las tres sabíamos que también había escogido esta asignatura para ver a Fran en mayas.Laura y yo trotábamos alrededor de la pista de baloncesto, ya que la de fútbol estaba ocupada por la mayoría de los chicos y alguna chica. El ritmo que llevábamos nos permitía poder respirar casi con normalidad y establecer una conversación.
-¿Estas nerviosa?-Me preguntó mi amiga
-No, ¿debería?-No entendía a que se refería exactamente.
-¿No se te habrá olvidado verdad?, es imposible
-Me estas poniendo de los nervios, dime por qué debería estar nerviosa.
-¿Como se te ha podido olvidar?-Mi amiga me miraba con incredibilidad mientras la coleta alta que llevaba se le movía al mismo ritmo de nuestro trote.
-Hoy tienes academia
-Sí, ya lo se, gracias por recordármelo.
-No idiota, oh vamos, es imposible que se te haya pasado, ¿Hola?, hoy es el primer día de tu nuevo guardaespaldas.-Me paré en seco, mierda, mierda , mierda. Había olvidado por completo ese hecho, Alessandro había decidido que me acompañaría a casa después de la academia, mi mente estaba demasiada ocupada creando pesadillas ficticias para pensar en la realidad. Laura me sonreía mientras cruzaba los brazos, a no más de dos metros de mí. Me gire para localizar a Alessandro con la mirada, puede que a él también se le haya olvidado, o que solo fuera de farol. Fueron sus ojos los que captaron los míos, me miraba con una sonrisa de confianza que ya tanto le caracterizaba, trague saliva. Retire la mirada y apoye las manos en mis rodillas, intentando parecer la que recuperaba el aire después de una maratón, cerré los ojos para pensar con más claridad y levante la cabeza hacía donde Laura se encontraba.
-No creo que venga, lo más seguro es que fuera de farol, además no me ha vuelto a hablar desde ese día, no somos amigos- Concluye intentando mostrar convicción.
-Puede que no sea amistad lo que este buscando.
Las ganas que había ido acumulando durante todo el día para que se terminara la jornada escolar se habían esfumado de un plumazo. Genial, ahora solo podía pensar en si aparecerá o no.
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En los brazos de Morfeo
Romance¿Te imaginas que la única manera en la que puedes dormir sin tener pesadillas es en los brazos de un desconocido?. ¿Y si ese mismo desconocido pasa de ser la solución a ser parte del problema? Nada es lo que parece y todo es como es. Victoria va a t...