O 4 O; Mɪɴʜᴏ (ʜᴀᴄᴇ 5 ᴀɴ̃ᴏs)

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Después de comer, volvimos a la parte de atracciones, pero ahora Jisung no decía nada, solo miraba.

-¿Quieres ir al césped? -Me preguntó Jisung señalando una parte del parque donde había césped y algún que otro columpio.

-Está bien -Le dije comenzando a caminar hasta allí.

En cuanto me senté, Jisung se tumbó apoyando su cabeza en mi regazo, él me miró con una sonrisa y cerró sus ojos haciendo audible un largo suspiro. El lugar era perfecto, nos habíamos sentado debajo de la sombra que daban los árboles de ahí.

-¿Estas cansado? -Le pregunté a Jisung mirándolo mientras sonreía aunque no me veía, él solo asintió -Nos quedamos un rato aquí y luego vamos a subirnos en más atracciones -le dije mirando hacia arriba, él volvió a asentir.

Varios minutos después, pude notar la mano de Jisung agarrando la mía, la elevó hasta llegar a su cabeza y dejarla en su pelo, luego me agarró la muñeca y comenzó a mover la mano de lado a lado haciendo que acaricie su pelo.

-Mi madre me hacía eso cuando me iba a dormir -Me dijo sonriendo, aún seguía con los ojos cerrados -cuando era pequeño, ya no -Noté como su sonrisa se iba desvaneciendo poco a poco, hasta que abrió los ojos y me miró, y de nuevo sonrió.

Yo seguía con mi mano en su pelo así que comencé a acariciarlo mientras él cerraba los ojos de nuevo. Su pelo era suave y su cara cuando estaba dormido parecía la de un ángel.

Ya eran las cinco de la tarde cuando Jisung se levantó quejándose de los rayos del sol que chocaban directamente a su cara.

-Tienes la cara roja -Lo miré riendo.

-¿En serio? -Dijo tocándose la cara con las dos manos.

-¿Te has quemado? -Le pregunté sorprendido.

-No -Negó con la cabeza -siempre que estoy al sol durante mucho tiempo se me pone roja, pero no se quema -Yo reí, me levanté del césped quitando los restos de mi pantalón y él hizo lo mismo.

Caminamos durante varios minutos hasta llegar a la parte de las atracciones, y como Jisung dijo antes, volvimos a la atracción que señaló cuando bajamos del barco.

La cola para entrar no había tardado tanto en terminar y en menos de un par de minutos estábamos subiéndonos al vagón naranja.

Ya casi habíamos terminado de montarnos en casi todas las atracciones del parque y eran las casi las ocho de la tarde, justo el atardecer.

-Deberíamos irnos ya -Me dijo Jisung mirando el reloj de su muñeca.

-¿No crees que falta algo? -Él me miró confundido, yo lo agarré de la muñeca y caminé hasta la última atracción en la que nos subiríamos.

-¿La noria? -Me miró confundido de nuevo. Yo asentí mientras lo llevaba hasta la cola, la cual estaba medianamente llena.

Ya eran las ocho pasadas cuando llegamos a lo alto de la noria, a Jisung le brillaban los ojos al ver el sol poniéndose detrás de la gran montaña.

Incluso comenzó a sonreír inconscientemente hasta que se giró a mirarme y me pilló apreciando su perfil.

-Deja que tus ojos vean el atardecer -Él miró de nuevo el atardecer sonriendo.

Como dijo, me giré para ver el sol. Era tan bonito, el sol reflejaba su luz contra las pocas nubes que había dejando manchas rosadas en el cielo anaranjado. Jisung apoyó sus codos en la barras de seguridad.

-¿Sabes por qué me gustan los atardeceres? -Me preguntó sin dejar de mirar el cielo, yo negué -me recuerdan a las personas que siempre están conmigo -Respondió sonriendo con melancolía.

-¿Yo soy una de esas personas? -Le pregunté aún sabiendo la respuesta.

-No -Sonrío lentamente -pero pronto lo serás.

-¿Como sabes que estaré contigo siempre?

-Se te nota en los ojos -Respondió mirandome a los ojos -cuando te miro a los ojos pienso que tu eres una persona que siempre está, si no es física pues mentalmente.

La noria comenzó a moverse, y en un par de minutos llegamos a la parte más baja para bajar de esta.

Ambos salimos del parque sin decir ni una palabra y volvimos a casa.

Ambos salimos del parque sin decir ni una palabra y volvimos a casa

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saturno ;; minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora