O 3 3; Jɪsᴜɴɢ (ʜᴀᴄᴇ 5 ᴀɴ̃ᴏs)

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-Hola-Me saludó el chico sentado a mi lado con una sonrisa.

Me sorprendí por el repentino saludo. El chico sonreía mirándome, su sonrisa era realmente preciosa.

Él parecía estar hecho de porcelana. Su perfil era perfecto, la forma de sus labios, sus ojos, su sonrisa... Su cara en general parecía estar hecha por los mismísimos dioses. Su castaño pelo junto con su pálida piel hacían un contraste perfecto.

-h- hola -Le respondí intentando controlar mis nervios.

-¿Eres nuevo por aquí? Nunca te he visto por los alrededores -Me preguntó sin dejar de sonreír.

-s- si -Carraspeé para calmar mi tartamudez repentina -Me he mudado hace poco con mis padres.

-Y ¿Qué haces fuera a estas horas? -Me pregunta de nuevo.

-¿A que te refieres...?

-Ah, perdón -Me respondió nervioso -olvida eso, por cierto me llamo Lee Minho -Me dijo acercando su mano para estrecharla con la mía.

-Yo Han Jisung -Le estreché la mano y ambos sonreímos. El camarero interrumpió para darle un batido que pidió Minho. Él empezó a tomarlo con una expresión triste -¿Pasa algo? -Minho levanta su mirada y niega con la cabeza -¿En serio? pareces estar triste -Insistí, él suspiró y al fin decidió contarme.

-Mi mejor amigo me ha dejado solo, me he peleado con mis padres y cuando den las doce será mi cumpleaños y no tengo a nadie con quien celebrarlo -Me cuenta rápidamente.

-¿En serio? ¿No tienes más amigos con quien celebrarlo? -Él negó -creí que eras muy popular -susurré lo ultimo, aunque él me escuchó y soltó una pequeña sonrisa.

-Igualmente, no te preocupes por mi-

-Me puedes invitar a mi -Lo interrumpí con una sonrisa.

-¿Qu-

El sonido de mi móvil vibrando sobre la barra interrumpió a Minho. Era mi madre la que llamaba así que le respondí enseguida.

-Jisung vuelve a casa, ya es tarde para estar fuera -Me dijo rápidamente.

-Si mamá, ahora mismo voy -Le respondí y ella me colgó.

-¿Era tu madre?

-Si, me decía que vuelva a casa -Hice una pausa para ver a Minho a los ojos, pensando en cómo debería de irme sin que nos sintamos incómodos -bueno yo... ya me vo-

-Te puedo acompañar -Me ofreció mientras se levantaba -Si vives en el barrio puede que vivamos cerca.

-Está bien -Le sonreí mientras llamaba al camarero para pagar mi bebida. Minho hacía lo mismo.

Cuando ambos salimos de la cafetería, Minho esperó a que yo empiece a caminar para seguirme. Durante el camino ninguno de los dos hablaba, aunque yo notaba la mirada de Minho clavada en mi espalda.

-Y... ¿Cuántos años vas a cumplir? -Le pregunté para poder escuchar su voz.

-Dieciocho...

-Woah, que mayor -le sonreí.

-¿Y tú? -Hizo una pausa -¿Cuántos años tienes?

-Dieciseis, los cumplí en septiembre -Le respondí.

-Entonces yo soy mayor que tú... por dos años -Dijo asintiendo lentamente -Oye, por aquí también está mi casa.

-¿A sí? -Lo miré sorprendido -¿Te imaginas que somos vecinos? -bromee.

Seguimos caminando hasta llegar a mi casa, que por sorpresa de ambos, estaba al lado de la suya.

-Pues sí -Dijo Minho respondiendo a la pregunta que le hice minutos atrás.

Ambos nos acercamos a la puerta de mi casa hasta llegar al porche, Minho y yo subimos los tres escalones que había y llegamos a la puerta. Minho no dejaba de mirarme con una sonrisa, y yo... yo solo estaba feliz.

-Bueno...

-Deberías entrar a casa -Me dijo Minho señalando la puerta de mi casa. Toqué el timbre y esperé.

-Felicidades -le dije a Minho -aunque sean adelantadas.

-Gracias -Me miró con las mejillas sonrojada rascándose la nuca.

En tres segundos ya estaba la puerta abierta y mi madre frente a ella mirando a Minho.

-¿Y este chico? -Mi madre me miró sorprendida.

-Oh, buenas noches me llamo Lee Minho -Dijo haciendo una pequeña reverencia -yo... soy vuestro vecino -Le dijo sonriendo a mi madre.

-Pues encantada de conocerte Minho -Dijo sonriendo -entra, si quieres, a tomar algo.

-No puedo... -le respondió -bueno yo... me iba a mi casa ya, es tarde y mi madre me estará esperando.

Se notaba que estaba incomodo, y mi madre también lo notó así que lo dejó ir, no sin antes sonreírle y saludarlo con una mano mientras se iba.

Después de ese incómodo encuentro, subí a mi cuarto para tumbarme en mi cama pensando en lo que me había pasado hacia unos minutos antes. Nunca me sentí así hacia alguien.

Me levanté de mi cama preparado para ponerme el pijama cuando miré por mi ventana. Era su casa, bueno, más bien, la ventana de su cuarto. Pude verlo tumbado en su cama con el móvil en la mano. Cerré la cortina lo más rápido posible y me cambié.

Quedaban pocos minutos para medianoche, ya habíamos cenado y se supone que debería de estar dormido, pero no lo estaba. En cambio, miraba por mi ventana con un papel en la mano con un felicidades muy cutre escrito con un rotulador negro esperando a que Minho se asome por la ventana.

Y así lo hizo, pude ver cómo sonreía mirándome, yo lo saludé con la mano felizmente y el solo sonreía.

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saturno ;; minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora