93. Alianzas inesperadas

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Draco Malfoy despertó exhausto, tan sólo había dormido una hora de corrido, tenía demasiadas cosas que pensar y muy poco tiempo para actuar. Toda la noche lo atormento una sola pregunta. Debía confiar nuevamente en Dumbledore o no?

De uno de los cajones de su habitación sacó los dos papales hechizados, uno el que tenía para hablar con el director al cual nunca lo había utilizado, y el segundo con el cual se comunicaba con Cassiopeia, en el mismo habían muchísimos mensajes contándole todo lo que había sucedido con Ámbar y preguntándole cómo se encontraba por la muerte de su mejor amigo

Draco se quedó por horas observando ese papel realmente sin saber qué contestar. La muerte de Blaise Zabini le pesaba, sentía como si una parte de su corazón se hubiera dañado para siempre y nunca podría arreglarla, pero con todo lo que estaba sucediendo en estos momentos decidió hacer una negación y llorar a su amigo cuando todo esto termine

Estaba inquieto, no sabía si Bellatrix ya había creado la caja translador como la que había recibido Severus Snape o si hasta ya estaba en las manos de su novia. Sabía que en cualquier momento su marca tenebrosa comenzaría a doler y esa sería la señal para matar al amor de su vida, le aterraba pensar eso y un gran pánico apretaba su pecho con fuerza sin dejarlo respirar al pensar que no tenía nada planeado para no lastimar a su chica

La desesperación lo abundaba, no quería hablar con Dumbledore ni confiar mas en él pero sabía que era la única solución. Sin embargo cuando estaba por agarrar el papel hechizado para comunicarse con el, al tenerlo en sus manos una gran rabia se apoderó de él y gritando con todas sus fuerzas rompió la hoja

Se levantó de la silla en donde estaba agitado, colocó ambas manos en su cabeza y cerró sus ojos mientras caminaba en círculos. Su corazón latía tan rapido, nunca había sentido esta desesperación, no sabía que hacer. Las palpitaciones aumentaban y sentía que en cualquier momento se iba a infartar, se sentía completamente solo y perdido

Tan solo tenía 16 años, no podía seguir pasando por estas situaciones, simplemente no podía, su cuerpo no daba más de sufrir

Ahogándose y sintiendo que no podía más se tiro al piso y con mucho dolor comenzó a pensar en Cassie, en su amada Hufflepuff, recordaba la última cena que habían tenidos juntos en Hogwarts, como cocinaban fideos juntos mientras se reían y bailaban al ritmo de la música que ponían los elfos. Recordó su polvo de bienvenida, cuanto extrañaba sentirla y abrazarla, no podía sacar de su cabeza la sonrisa de ella al estar rodeándola entre sus brazos

Recordó sus besos, sus gemidos, sus caricias, las noches juntos en el observatorio, la fiesta de los gemelos Weasley, las clases trabajando en su hijo escarbato

Las palpitaciones de Draco comenzaron a disminuir, el temblor de sus manos comenzó a ceder, hasta que entre todos esos recuerdos llegó la solución

Harry Potter

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Cassie junto con Harry, Hermione y Ron pasaron toda la noche en el calabozo junto con Ámbar, todos hicieron aparecer bolsas de dormir junto con muchas colchas y sábanas traídas de sus dormitorios para hacer más acogedor el lugar. Hermione le trajo muchos libros a Diggory, Ron hablo con Dobby para que les separara un poco del banquete de hoy a ellos y el elfo le preparo a Ámbar una gran torta de chocolate para intentar alegrarla

Al principio Diggory no quería acercarse a ellos, se colocó en la esquina más oscura y alejada de su celda y los ignoró lo más que pudo a cada uno, pero cuando él hambre comenzó a rugir su panza y el frío apareció en la punta de su nariz, hizo que no le quedara más remedio que se uniera a la pequeña pijamada

Todos les comentaron la conversación que habían tenido con Dumbledore y aunque Ámbar le creía a Harry Potter que no tenía nada que ver en lo sucedido, seguía mirándolo sin expresión alguna, pero no solo a él sino también a sus demás amigos

The legend | Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora