Parte 35. El hombre de las dos caras.

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Lily no podía creer lo que sus ojos veían. Soltó la mano de Harry por la sorpresa, boqueó varias veces sin saber qué decir, si tenía que hablar o no. Si él estaba ahí, entonces... ¡Su padre era inocente! Casi, casi que sonríe y salta en un pie, pero el peligro era más real que nunca, aunque Lily jamás se habría imaginado temerle al escuálido y pálido profesor Quirrell. Porque, no lo dije antes, pero el profesor de defensa contra las artes oscuras era aquel que se encontraba frente a ellos, ya no temblaba, ya no parecía temeroso e indefenso, su rostro estaba sombrío y sonreía de una forma que a Lily la ponía nerviosa.

- ¡Usted! -Harry fue el primero en hablar.

-Yo -dijo con calma, haciendo un gesto burlón con las manos- me preguntaba si me iba a encontrar con ustedes aquí.

-Pero yo pensé... -comenzó Harry.

- Pensabamos que mi padre...

-¿Severus? -Quirrell rió. Lily recordó todas las veces que lo había escuchado reírse, esto no era nada parecido a las timidas risillas, era una risa fría y aguda- Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell? -sonrió con todos los dientes-. Y fue aún más útil que pusieras a Lily en contra de su padre, era la única que parecía tener sentido común y no confiaba en mí... Gracias, Harry.

Harry parecía muy confundido y abatido, como si le hubieran dicho que la navidad no llegaría ese año. Lily por su lado se veía igual de desolada, había pensado tantas cosas horribles de su padre, había rechazado la idea de creer en él por tanto tiempo y era inocente. Un mártir de las circunstancias.

Quirrell parecía regocijarse de sus caras, sonreía de lado y los miraba de forma burlona.

- ¡Pero Snape trató de matarme!

-No, no, no. Yo traté de matarlos.

- ¿Matarnos?

- Claro, pero tu padre puso especial empeño en romper tu maleficio, sin embargo no pudo hacer mucho por ti, Potter. Casi lo consigo pero tu amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba y luego hubiera ido a por ti. Si tan solo Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio, tratando de salvarlos.

- Espera ¿por qué quería matarme? -preguntó Lily confundida, pero solo recibió una escalofriante sonrisa por parte de Quirrell, que no respondió.

-¿Snape trataba de salvarme a mí? -Dijo de repente Harry, saliendo del shock inicial de saber de que quien creía su enemigo, realmente no lo era. Se sentía tan estúpido de incluso sentir simpatía por el profesor Quirrel en cierto punto.

-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera lastimarte ni a ti, ni a su pequeña hija. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarlos esta noche.

Lily vio las cuerdas caer cuando Quirrell chasqueó los dedos, trató de esquivarlas pero una de estas logró sujetar su tobillo y enroscarse en su cuerpo, los flashbacks de una noche lejana llegaron a su memoria y, cuando estuvo frente a Quirrell de nuevo, sujeta con fuerza por esas cuerdas, supo la verdad.

- ¡Fuiste tú, tú me atacaste esa noche! -Lily se removió con fuerza-. Tú... maldito -Lily quiso gritar con todas sus fuerzas pero pronto sintió una cuerda subir por su pecho y enredarse alrededor de su cuello, apretando hasta dejarla sin habla.

Los mellizos Potter Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora