Los mellizos Potter Y La Piedra Filosofal

Capitulo 23. Hermanos y Amigos.

Los pasillos estaban casi desiertos, la mayoría de alumnos ya se encontraba en el Gran Comedor disfrutando de una espléndida cena, como todas las noches en Hogwarts. Pero he dicho (Escrito) casi, ese casi se refiere a un par de niños que caminaban por los pasillos, una niña pelirroja que no paraba de dar saltitos de un lado a otro y un chico de niño de cabellos azabaches al cual no le cabía las sonrisa en el rostro.

-- ¡Ey! --chilló el niño cuando Lily saltó apoyándose en sus hombros con euforia-- Lily --se quejó riendo.

-- ¿No estás emocionado, Potter? --Preguntó la chiquilla, sonriendo ampliamente.

-- Claro que sí, Lily --Harry sonrió aún más, si eso era posible-- ¿Oíste lo que dijo la profesora? --cuestionó con voz soñadora.

Lily lo recordaba a la perfección, sintiéndose feliz por su amigo y comprendiendo las lágrimas que casi se escapan de los ojos del chiquillo cuando salieron del aula para ir al gran comedor.

" --Quiero oír que entrenen mucho, chicos, o cambiaré de idea sobre vuestro castigo --Dijo McGonagall con dureza, pero luego, súbitamente, sonrió con dulzura.-- Tu padre habría estado orgulloso --Dijo, regalandole una suave mirada a Harry al cual se le habían iluminado los ojos--. Era un excelente jugador de Quidditch --Y después su mirada se dirigió a la pequeña pelirroja-- Y se que a tu padre le fascinará la idea --el retintín con que lo dijo sacó una sonrisa a la niña. (Minerva es pura maldad)"

-- Sí, Harry. --Respondió la niña, sacudiendo el cabello del más bajo--. Hay que entrenar duro Potter, para que tu padre te vea ganar ese partido... y el mío también --el moreno agradeció con la mirada a su amiga por tan lindas palabras.

Harry no había hablado mucho sobre el tema de sus padres con nadie, por el simple hecho de que nunca había tenido con quien hablarlo antes, ni quien consuele su perdida, y mucho menos quien lo ayude siendo él solo un niño sobrellevando la gran carga de ser un Héroe en ese mundo de escobas voladoras y sacudidas de varitas que era tan nuevo para él. Por eso agradecía a Lily, por tratar el tema con delicadeza y dulzura, haciéndole sentir que podía confiar en ella. Aparte de ayudar a que la carga sea menos.

-- Lily ¿Extrañas a tú mamá? --preguntó el azabache, haciendo que la niña parase ese andar tan animado que había llevado hasta el momento. Harry se preocupó de que algo le hubiera asado a su amiga.

-- Casi no la conocí, Harry... --susurró--. No se si debo extrañar algo que no puedo recordar si quiera --La niña agachó la cabeza, perdiéndose completamente en sus pensamientos.

Había tanto dolor en aquellas palabras que Harry creyó que una daga había atravesado a su amiga mientras las pronunciaba. El moreno avanzó un paso hacia ella y puso su mano en el hombro de la niña, en señal de apoyo, lo cual se le daba tan mal al no haberlo hecho antes, pero intentó.

-- Pero... puedo no saber, pero puedo sentir y siento que añoro su compañía más que nada en este mundo --masculló la niña, alzando la mirada y sonriendo suavemente ante el torpe gesto de su amigo.

Ella tampoco había hablado mucho de su madre, porque, a pesar de tener a los Malfoy con ella y un sin fin de Elfos ansiosos por escuchar a su "ama" ella no sentía que la escucharían: A Lucius le valdría cada palabra que le dijese; No estaba segura de si Narcissa estaría interesada en escucharla, pues siempre era mal momento para hablar, siempre había cosas que hacer, Y Draco... Bueno, es obvio que Draco no era alguien a quien se le daba bien eso de hablar sobre los sentimientos; Claro que con Dobby era distinto pero nunca quiso expresarse sin que se interesaran o preguntara... La última vez que alguien preguntó ella había cambiado de tema rápidamente, sabiendo que no tardaría en llorar si seguían con tal charla. Pero hoy Harry había vuelto a sacar el tema a relucir, pero la pregunta fue distinta y los sentimientos también.