Los mellizos Potter Y La Piedra Filosofal

Capítulo 12. Para cada mago su varita

Ya sólo faltaba una semana para que Lily abordara el expreso a Hogwarts. Esa última semana antes del viaje se quedaría con Severus ya que sus tíos y Draco se irían a pasear a quién sabe donde toda la semana al ser esta la última semana anres de clases.

-- ¿Tienes todo cielo? -Le preguntó Narcissa a Lily quien ya estaba en la gran chimenea de la mansión, revisando que su baúl estuviera completo y sonriendo al ver que así era.

-- Sí -dijo alegremente- Los voy a extrañar -salió de la chimenea y abrazó a Narcissa quien recibió esa muestra de afecto con gusto, cuando Lily levantó la mirada Narcissa no tardó en darle un tierno beso en la frente.

--Pásalo bien con tu padre, Lily --Susurró, separandose de la pelirroja.

-- Ustedes también pasenla bien --respondió con una gran sonrisa.

Lily no tardó en dirigir su mirada a Draco el cual sonreía de lado.

--Ya ven aquí pelirroja --Gruñó el rubio, como si aquello no le desagradara pero aún así lo quisiera.
  
Lily se lanzó a los brazos de Draco, casi cayendo por el impulso. Draco rió y la apretujó con maldad/amor, sacandole el aire a la ojiverde.

-- ¡Draco! --chilló Lily, separandose de un empujón para luego golpesr el hombro de su hermano.-- Eres un tonto --gruñó.-- Pero tonto y todo somos familia --Dijo como si aquello fuera una maldición.

-- ¡Ey! --protestó el rubio.

-- Es broma Drake --La pelirroja le revolvió el cabello lleno de esa cosa asquerosa que Draco se ponía, causando que las mechas rubias del chico quedaran en punta.

-- ¡Oye! --chilló Draco, pero luego sonrió-- No te pases con las bromas Lily, la última vez casi destruyes el callejón Diagon.

--No fue para tanto, los guardias son unos chillones exagerados --Draco volvió a reír.

Ahora Lily posó su mirada en el orgulloso y antipático Lucius Malfoy, el cual hizo una mueca al encontrarse con sus ojos.

--No, tú no --Dijo la niña, girando la cabeza enseguida, como si mirar a Lucius no valiera la pena, sabiendo que con esa falta de respetó hería el orgullo del hombre.

La pelirroja regresó a la chimenea, tomó los polvos con su mano derecha, haciendo puño y dejando con los excesos cayeran de vuelta al tazón de ceramica con diseños antiguos de la familia Malfoy.

Le echó una última mirada a la mansión, sin poder creer que en una semana abandonaría ese lugar que fue su hogar por años. Con un suspiro de nostalgia echó los polvos Flu al suelo y con voz potente gritó: ''¡Departamento Snape!''. Desapareciendo en el acto entre una llamarada verde.

Lily no tardó en aparecer en la casa de su padre, encontrandose con esos muebles sucios pero aceptables, los libros viejos pero de los que se puede aprender mucho y sin olvidar la mesa de trabajo de Severus, al lado del librero, lleno de frascos, papeles y con un enorme caldero de latón.

-- ¿Papá? -preguntó a la nada, tosiendo por el hecho de que el polvo le daba una leve alergia.

Lily sacó su baúl de la chimenea, dejandolo a un lado de la misma.

-- ¿Qué rayos llevo aquí? ¿Piedras?... Espera, son los libros.

Lily caminó por el pequeño salón, sin encontrar a Severus.

-- ¡Papá! --llamó gritando-- ¡Sev!

Justo en ese momento se escuchó una explosión en la habitación, justo detrás de ella. La pelirroja no tardó en voltearse y encontrarse con esos ojos onix, mirada inexpresiva, esa túnica oscura y cabello negro cual petroleo.
La niña no tardó en recorrer los pocos metros que la separaban de su padre y abalanzarse a sus brazos. Severus no dudó en atrapar a su hija cuando estaba en el aire y dejarse abrazar por su pequeña niña (Preocupandose por su espalda, ya estaba viejo para eso).