Capítulo 25. El duelo a media noche

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Severus recorrió su despacho hasta llegar a la única repisa sin cosas flotando en frascos o plantas de aspecto peligroso, sus dedos recorrieron la fina madera hasta que tocaron un cuadro hecho de metal. Snape tomó el objeto entre sus manos, una foto en la que su pequeña hija lo hacía sonreír a la fuerza con cosquillas se movía en el interior del marco. Eso fue cuando Lily tenía unos 7 años, lo recuerda a la perfección.

Había pasado mucho tiempo y él no se había dado cuenta. Cuantas travesuras, cuentas risas, y caídas que le sacaron más de una lágrima a la pequeña Snape.

Severus suspira y deja el portaretrato en su lugar. Ese sentimiento de que Lily crecía demasiado rápido no pudo quitárselo de la cabeza en toda la noche y es que sólo pensar en su hija casándose con cualquier mamarracho le hacía hervir la sangre. Pero, aunque Lily estaba creciendo, para eso faltaba mucho o eso trataba de convencerse Severus.

Las palabras de Minerva se hicieron presentes en su cabeza. Es verdad, Lily era una jovencita fuerte y él la conocía, ella no lo juzgaría porque hizo lo correcto, pero lo condenaría por ocultárselo todos esos años y no estaba listo para ser odiado por ella.

Y entonces el vaso en sus manos se volvió a llenar y brindó por un futuro incierto al que no quería llegar.

-

Cuando el reloj marcó las 8:30 de la noche, pocos eran los alumnos que permanecían en el gran comedor, eran todos aquellos que se quedaban a conversar en vez de comer y ese era el caso de Lily, Harry y Ron.

- ¿Y qué hacemos si uno de los matones de Draco se quiere ir de golpes con Harry? -Pregunta Ron, mirando a su amigo con preocupación. Siempre había la posibilidad que Harry vaya ganando y esos lechones se metan.

- Entonces intervenimos -Responde Lily con una sonrisa

- ¡Y entonces nos molerán a golpes a nosotros! -Exclama Ron dramáticamente.

- Claro que no -Lily rueda los ojos.

- Claro lo dices porque eres chica y además la hija de uno de los profesores más temidos en Hogwarts -Bufa el pelirrojo-. Pero yo solo soy "Otro Weasley" ¡me matarán!

- Pequeños detalles sin importancia...

Ron mira molesto a la niña, pero por su sonrisa traviesa sabe que bromea pesado con él. Harry los observa y aunque la conversación llega a ser divertida ya que Ron juraba que un pelirrojo moría esa noche y no exactamente la que tenía el apellido Snape y Lily solo lo asustaba más. Harry no podía dejar de pensar en que estaba jugando mucho con su suerte, ya que iba a romper las reglas nuevamente y no creía que esta vez lo recompensen uniéndolo al equipo de quidditch.

- Hey Potter... no te preocupes, saldremos bien librados de esta, ya verás -Lily le sonríe con dulzura, antes de volver su atención a Ron, el cual proponía un plan de escape rápido por si las cosas se ponían feas.

Por unos momentos Harry se preguntó como era que Lily a veces parecía entenderlo tan bien cuando recién se estaban conociendo, pero solo concluye que su rostro reflejaba su preocupación y comienza a acotar ideas para el plan de Ron. Ideas tontas y descabelladas que los hicieron reír. Ron proponía un dragón y Harry despeinarle el cabello a Draco para ver si se ponía a llorar.

A las 9:30 de la noche todos los que estaban en el gran comedor comenzaron a ser enviados a los dormitorios, algunos siguiendo las instrucciones de sus prefectos con gusto y otros (Harry, Ron y Lily) comenzaron a comer apresurados ya que no habían probado bocado por estar conversando.

- Apuren chicos -Los apremia Percy Weasley, poniendo los brazos en jarra frente a los tres.

- ¡Ya vamos Percy! -Gruñe Ron con la boca llena de arroz.

Los mellizos Potter Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora