Capítulo 5. Neville Longbottom

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- Haz ganado esta vez -Murmura ella, mirando al director con los ojos entrecerrados.

- Toma mi mano Lily --pidió amablemente.

- ¿Te vas a aparecer? --Preguntó con cierto temor, a ella le afectaba más que a cualquier persona aparecerse, le daba dolor de cabeza, náuseas y mareo.

- Sí, Lily. Toma mi mano Lilianne --a regañadientes ella extendió su mano a Dumbledore, para que este la agarrara-- ¿lista?

-- No -respondió Lily, pero sus palabras se ahogaron por el gran estruendo al desaparecer.

Lily estaba mareada y casi no podía mantenerse de pie. La niña miró a su alrededo y se dio cuenta que se encontraban en un extraño lugar que se le hacía conocido, pero de dónde... Tuvo que pensarselo mucho, hasta que un fugaz recuerdo se cruzó por su cabeza.

- Acaso... ¿este es el Big Ben? ¡Uou Uou Uou! ¡POR MERLÍN! -La pelirroja estaba muy emocionada, había leido muchos libros sobre el turismo en londres. Por eso había reconocido el lugar, el enorme engranaje, el sonido, el suelo, las paredes. Se sintió estúpida al no notarlo desde el principio.-- Esto no puede ser --Dijo eufórica, yendo de un lugar a otro, dejando que su curiosidad ganara-- La campana actual pesa 13 toneladas y media --comentó dando saltitos.

- Lily, venimos a ver todo Londres, no sólo un viejo reloj --dijo Albus.

- Habló el recién nacido -Dumbledore frunció levemente el ceño, y Lily, al ver la expresión del mayor, solo supo sonreír nerviosa.

Bajaron del gran reloj llamando la atención de los Muggle que pasaban (no todos los días veías un viejo de larga barba con una túnica que parece vestido y a una niña con un túnica blanca), recurrieron juntos las calles principales de la emblemática ciudad, bueno Lily corría y Albus trataba de atraparla.

- ¡Wow mira Albus! -exclamó Lily corriendo hacia un parque de diversiones- ¡wow! ¡mira esa rueda, increíble! --la efusividad con que hablaba enternecía al viejo director, pero eso no quitaba el hecho de que la pequeña estuviera fuera de control corriendo de un lado a otro.

- Lily, espera ¡espera! --El mayor alcanzó a la niña por los pelos, pues esta estaba por entrar a una orda de personas que iban hacia las atracciones-- Lily no olvides que ya estoy un poco pasadito de edad.

- ¡oh vamos Albus! apenas estas en la flor de la juventud --Albus sonrió, rodando los ojos.

- ¿Cuántos Galeones crees que cueste subirse a estos juegos muggles? --Preguntó Albus.

- Bueno según los libros que leí aquí no usan Galeones, Sickles o knuts, usan algo llamado dólares y centavos en Lugares de Centroamerica y Latinoamerica, pero en Londres son las Libras o algo parecido --comentó con algo de indiferencia, como si haberse aprendido eso de memoria fuese de lo más normal.

- Así es -afirmó el anciano mago.

- ¿Albus y sí vamos a Gringotts a cambiar mis Galeones por dinero Muggle? di que sí --rogó con su mirada de unicornio herido.

- Está oscureciendo Lily y yo debo volver a hogwarts... --una pequeña mueca se formó en los labios del anciano.

- ¡Vamos Albus! ¡Rompe las reglas una vez en tú vida!

Albus frunció el ceño levemente, esa actitud de busca problemas era tan propia de James. Suspiró, no sabía como irían las cosas con Lily suelta en ese lugar extraño, pero de seguro sería interesante.

-- Bueno --se rindió al final.

Caminaron hasta un lugar alejado de las miradas curiosas de los Muggles. Cuando ya nadie los miraba Albus le extendió el brazo a Lily para que lo tomé, Lily tragó en seco, tomó el brazo de Dumbledore y desaparecieron.

Los mellizos Potter Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora