Capítulo 11: ¡Nada de Sexo, Argent!

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Maratón.

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Este capítulo no está revisado por lo que pueden haber fallas o errores, por favor avisar.

—okay, ¡atención! creo que las reglas son muy claras aquí, nada de sexo, repito, nada de sexo, estamos en una expedición pedagógica, si quiera verlos revolcándose con cualquiera me voy a un bar. —escucho al profesor Martin decir desde los primeros asientos del bus, con un megáfono en cerca de la boca. —nada de relaciones que no sean de estricto rigor estudiantil, nada de alcohol, creo que eso está más que claro decirlo, pero como sé que no harán caso, prefiero hacer ojos ciegos al caso. —escuchamos unas risitas y el profesor levanta la mano apuntando a los asientos de Dylan y Trev. —Lo digo por ustedes Trevor y Dylan, no los quiero ver. —vuelve a dirigirse a los demás. —la basura en bolsas, no somos unos desgraciados, hay que cuidar el planeta. —mira de reojo a un chico junto a él que lleva muchas bolsas encima. —así es Connor, recoge toda tu basura. Queda una hora para llegar, allí nos esperará un encargado que nos dirá donde instalar las tiendas de campaña, nos darán un itinerario, el que debemos seguir al pie de la letra, y el que se atreva a saltarse algo o no hacer lo que digo, no esperen nada menos que una patada por sus culos de puvertos.

—¡Chase! —lo reprende la señorita Astrid. Si, debo decir que el profesor Martin no es muy bueno guardándose las palabras inapropiadas, pero bueno, nos cae bien a todos.

—Si señorita Willburn, a lo que lleguemos me reprende, ahora tengo que dejarle claras las cosas a estos niños. —deja de mirarla y se dirige a nosotros. —Recuerden divertirse, tomen fotos, exploren en los límites y disfruten, ¡pero repito! ¡Nada de Sexo en esta excursión! ¡De ningún tipo! —apunta a Dylan que estaba por levantar la mano. —ya bastante traumado me ha dejado Dylan con sus fetiches raros, ahora, cállense y esperen que lleguemos. —vuelve a tomar asiento y estoy segura que la señorita Astrid le está diciendo que su lenguaje es inapropiado. Rio ante ese pensamiento.

—Al fin queda poco, aunque amo estos viajes, tengo el culo cuadrado de estar tanto tiempo sentado aquí. —escucho a Elliot a mi lado. Lo observo moverse de una manera muy incómoda para encontrar una nueva posición.

—Creo que todos estamos así. —le digo y también me muevo un poco para acomodarme. —¿quieres algo de comer? —le tiendo la bolsa en la que tenemos comida, caridad de Nathan que no podía soportar la idea de que no pudiera comer bien en días, así que decidió llenarme bolsos de comida para estos cinco días.

—Oh, amo a tu novio en estos momentos. —toma la bolsa entre sus manos y comienza a elegir entre las múltiples cosas.

Ahora sí, contexto. Estamos camino a Pine Valley, un sitio arqueológico de gran importancia en California. ¿Lo malo? Es que está a más o menos siete horas y medias de Standford, así que sí, el viaje es un poco tedioso, pero la recompensa está al llegar. Según nos han explicado, allí se encuentran rastros de obsidiana y está en medio de muchas montañas, llenas de vegetación.

Así que me emociona mucho la idea de acampar allí.

El fin de semana me fui a casa de mis padres con Maia, quién fue encantada, a pesar de todo, y la pasamos bien, fuimos a la playa y disfrutamos de las comidas de mi mamá. Todo el mundo intentó enseñarle español a Maia y ya sabe decir una que otra frase. Y para que decir lo contenta que estaba mi hermana con su visita.

Y al llegar, Nath me fue a visitar para alimentarme y luego tuve que ordenar nuevamente para venir aquí.

Sobre aquel acontecimiento que he estado ignorando categóricamente, tengo una idea de lo que haré, aunque sea un poco difícil y doloroso. También tengo que cuidar de mí.

El secreto de AbelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora