Capítulo 1: Pantallas rotas

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Perfecta.

Así me atrevería de describir mi relación con Nathan Cyrus. El estudiante de administración empresarial más guapo y carismático que pudo llegar a mi vida hace dos años. Nathan era exactamente lo que siempre desee, y justo el tipo de chico que nunca pensé que se podría enamorar de mí, y es que sí, estaba enamorado y lo había comprobado un montón de veces. Siempre era muy atento y poco a poco ha podido superar sus problemas de ira junto a mí. Desde aquel error nunca más volvió a tocarme.

Siempre sonreía, y eso me hacía feliz, sus ojos de un café casi amarillo lo iluminaban todo en mi vida, su familia era un amor, hasta su perro me amaba, quien diría que podría haber alguien tan perfecto. El chico era muy detallista, me enseñó a andar a caballo en el club que asistía su familia, cambió por mí y yo mejoré con él, sin dudas era una de las personas a las que más quería en el mundo. Incluso íbamos al mismo gimnasio, nuestro amor era tan grande y florecía cada vez más. Nunca más volvió a hablarme mal, nunca más volvió a decirme algo sobre mi cuerpo, ni volvió a hacerme sentir mal. Y es que sí, las personas cambian cuando quieren hacerlo. Ahora está en terapia, y estoy segura que soy un pilar fundamental en su vida.

Pero como toda vida, hay cosas buenas y malas, y allí estaba la mía.

— ¿Qué tal? —caminé hacia el rubio, y me posé frente a él con una sonrisa, venía saliendo de una clase bastante frustrante y necesitaba relajarme, por suerte ya era la última del día. El chico me observó unos segundos con el ceño fruncido, lo conocía perfectamente, sabía que algo estaba rondando su mente y no era nada bueno. – ¡Hey, hey,! mírame. —acuné su rostro en mis manos. Parecía frustrado. —lo que sea lo resolveremos ¿sí? —traté de darle confianza con la mirada, pero solo logré que gruñera por lo bajo y se soltara de mi agarre, lo miré unos segundos preocupada, pero luego negó con la cabeza.

— No es nada, un problema con un proyecto, pero nada serio. —respondió y tomó mis manos entre las suyas para acercarme a él.

— ¿Seguro? —pregunté preocupada, él asintió con los ojos cerrado y pude tranquilizarme un poco.

— Seguro. —afirmó y cruzó los brazos por detrás de mi cintura, hundió su rostro en mi cuello y comenzó a depositar varios besos cortos allí, hasta bajar a los huesos de la clavícula. Sabía muy bien que ese era mi punto de débil, pero hoy no tenía ánimos. —Estoy estresado, deberías pasarte por mi departamento un rato... —susurró en mi oído, cerré los ojos un momento, pero luego volví a la realidad.

— Sabes que me encantaría —él alzó una ceja con galantería, y yo solté una sonrisa mientras besaba sus labios de nuevo. —Pero, hoy no puedo, voy a ir a casa con Maia a descansar. —terminé, acuné su rostro nuevamente en mis manos. Cerró sus ojos y parecía un cachorrito, dejé varios besos tiernos en sus labios y luego me aparté un poco de él.

—Vamos, sé que ella lo entenderá. —Volvió a insistir y tomó mis muñecas con suavidad. Volvió a acercarme a él, pero esta vez no dejé que me besara. —te necesito. —suplicó.

—Nop, tú necesitas un baño caliente y una siesta, nada más. —respondí. —ahora te voy a dejar porque me voy a ir. —dejé un casto beso en su mejilla en forma de despedida, me solté de su agarre, pero antes de que pudiera dar siquiera un paso, él ya me sostenía de la cintura nuevamente.

— Vamos, bonita, yo sé que te encanta. —se había puesto de pie y susurró eso en mi oreja mientras estaba detrás de mío, yo estaba decidida, no me gustaba cuando se ponía así, ya dije que no y no cambiaría de opinión al menos no hoy.

—No Nathan, enserio estoy muy cansada. —soné firme y segura, no quería titubear para que así las cosas le quedaran claras. Bufó por lo bajo y aflojó un poco el agarre, aproveche eso para poder caminar. Nuevamente no había dado ni un paso cuando me tomó por la muñeca y me hizo dar vuelta. —Nathan, no me hagas repetirlo de nuevo, no voy a ir a tu departamento. —afirmé nuevamente, mi cara estaba sería y él sonreía con picardía.

El secreto de AbelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora