Forty. (Maraton 4/4)

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—Raúl.

—Dime bebé.

—Te voy a preguntar algo, estas en todo tu derecho de decir que no.—hizo una seña con la mano, diciéndome que continuara.—¿Quieres conocer a mis papás?.

—¿What?.

—Lo que dije, mi mamá me dijo que querían conocerte y bueno te estoy preguntando. Pero si dices que no no me molestaría para nada.

—Dale, los conoceré.—rode los ojos.

—Te encanta fastidiarme.

—¿Por que no quieres que los conozca?.

—Porque son unos viejos clasistas que juzgan a las personas por como se ven.

—Bueno pero tú sabes que no me importa lo que digan.

—A mi tampoco me importa pero es feo escuchar esas cosas.

—Si no quieres dile que no y ya.

—Mejor hagámoslo, así veré si en realidad cambiaron tanto como dicen. Pero creo que no es así.

(...)

Decidimos invitar a mis padres a cenar en nuestra casa, yo no tenía muchas ganas de salir y quería salir de esto de una vez por todas.

Por ahora gracias a dios todo va bien, nadie ha dicho nada raro, pero tengo el presentimiento de que pasara muy pronto.

—Y dime Raúl. ¿De que trabajas?.

—Soy cantante.

—Otro más que se cree cantante.—bufo.

—Ya veo que tienes un tipo Grecia.—agrego mi papá—Lastima que sean esta clase de personas.

Ya empezamos.

—Perdón por la pregunta pero, ¿que tiene de malo ser esta clase de persona?.

Ya no hay vuelta atrás, ya la cagamos.

—Solo digamos que no viven un tipo de vida correcto.—mi mamá respondió por el y luego se me quedó viendo con decepción en sus ojos lol.—Pensé que después de como te criamos elegirías alguien mejor.

Respira, respira, no la mates.

—Me imagino que no ganas lo suficiente como para mantener a mi hija, te voy a dejar mi tarjeta para que me llames cuando necesites dinero porque no quiero que mi hija ande pasando carencias.—empecé a reírme.

Ahora si me hizo arrechar.

—Ese hombre que ves ahí ha ganado más plata que tú en toda tu vida, y si al contrario, no tuviera ni un dólar me daría igual porque a diferencia de ustedes dos yo no me fijo en eso.—tome un poco de agua.—Ahora por favor, váyanse y no regresen. Los acompañaría a la puerta pero creo que ya saben donde queda y no tengo ganas de levantarme.

—No se que te pasó Grecia, tú no eras así.

—Ay por favor Carlota, ahórrate el discurso. Solo háganme caso y váyanse.

Los dos se levantaron indignados y salieron de mi casa, devolviéndole la paz al lugar.

—Bueno ya resolvimos eso, una cosa menos que hacer.—bostecé.—Todo eso me dio sueño, voy a dormir un rato.—deje un beso en los labios de mi esposo y camine hacia la habitación.

Almas Gemelas [Micro TDH] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora