3. Las rosas marchitas

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Narra Abby

Luego de una larga noche pude conciliar el sueño, mientras me encontraba dormida sentía que caminaba por un cuarto completamente obscuro, no había nada, ni nadie, solo era yo, hasta que nuevamente pude oír su voz, la seguí hasta un faro de luz, ahí estaba el, era alto, su cabello era negro y lacio, su silueta lo hacía lucir un lindo cuerpo, pero su cara no la pude ver. Me acerque a el, en las manos tenía unas hermosas rosas rojas que parecían recién cortadas, intente tomarlas pero en el momento que las tuve entre mis manos se marchitaron y el desapareció, luego de eso simplemente desperté.

Me vestí como de costumbre, con un pantalón de mezclilla y una blusa color blanca para no llamar tanto la atención, me arregle y peine para salir, tenía que ver unas cosas ya que hoy no tenía clases, era domingo, pero Francis me había invitado a desayunar par aclarar lo que había pasado ayer. Salí de casa y fui al lugar donde había quedado de verlo.

-Hola -sonrei al verlo y me levanté para saludar.

-Hola, ¿Cómo te sientes?

-Bien, algo cansada, sinceramente siento que no dormí bien, pero bueno, que preguntas tenías o...

-¿Dónde estabas ayer que no entraste a clase?, ¿Porque no fuiste al salón de artes en el descanso?, ¿Porque el corte? Y ¿Con quién estabas?

-Ey espera, no puedo responder todo a la vez.

-No, ahora responde.

-Bien... Recuerdo dormir... Y despertar en el campo de la escuela, ir a clases y ya no me hablabas... Y sobre lo otro, no estaba con nadie.

-¿Ahora me dirás qué caminas dormida?

-No lo se, puede ser, sinceramente escuché a alguien hablar en el campo, cuando...

-¿Cuando despertaste?

-Si, exacto, pero no lo vi, dijo cosas raras y se rió por el corte, sonaba como si el hubiera hecho algo.

-Aja... Y esa supuesta voz ¿la conocías?

-Si, pero no exactamente... Era la voz de chico que escuche en el departamento...

-¿Crees que el chico estudie en la escuela?

-No se, tal vez, de hecho podría ser una opción, pero porque no lo vi.

-Bueno, ¿Qué te dijo?

-Dijo que era lindo el corte, que debemos llevarnos bien porque estará conmigo un largo tiempo y que si quería verlo me viera en un espejo.

-¿Espejo?

-Tampoco lo entendí... Creí entenderlo al llegar a casa pero creo que no fue así.

-¿Qué entendiste?

-Bueno... Al llegar pude ver una sombra pero al acercarme no había nada, era mi reflejo en la ventana... Pero te juro que desde la puerta no se veía eso.

-Bien, definitivamente no te puedo dejar sola.

-Aja...

Platicamos un rato más hasta que ambos decidimos retirarnos a nuestras casas. Al llegar sentí un leve dolor de cabeza y la habitación comenzaba a darme vueltas, ya no podía ver nada, todo era obscuro, no había nada de luz. Al principio supuse que me desmaye, pero todo cambio cuando al despertar me encontraba sentada en la mesa, desmaquillada, peinada, recién bañada y frente a un jarrón de rosas marchitas.

cuando su voz me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora