18. En tus melodias

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Narra Abby

Desperté en casa de Grace, algo pasaba, podía sentir como el ambiente era pesado, ninguno decía nada, ambos intentaban mantener el silencio de la habitación para no hablar de el tema, por más curiosidad que se que todos teníamos.

-Entonces... - interrumpí dicho silencio, a lo que ambos me miraron.

-Entonces... - respondió Grace mirando a Francis - creo que Abby podría explicar mejor lo que... Paso.

-¿Yo? - los nervios comenzaron a brotar, sabía que Alex había salido, no se de qué hablan, no se que pasó.

-Si...

Luego de unos minutos de silencio, un dolor de cabeza se hizo presente, sabía que mi tiempo termino, no me quedo más que dejarlo tomar el control, al fin y al cabo es el único que sabe que pasó.

Narra Alex

Tuve que interrumpir, ella debe estar sola cuando le hable de lo que el doctor dijo. Ya que me encontraba fuera, no me quedo más que explicarle a Francis todo lo sucedido.

-¿Entonces Stella puede ser otra personalidad?

-Asi es... Y parece que le hacían daño a la abuela.

-Ou... Lamento escuchar eso.

-Si...

-¿Abby?

-Dime.

-¿Crees que podamos hablar en privado?

-¿Eh?, ¿Para que? Ya estamos solos, Grace se fue a la cocina.

-Si, pero a otra habitación...

-Como sea, antes... Déjame ir al baño, ya vuelvo.

-Bien, te espero en la habitación de arriba... Dónde práctica Grace...

-Okey.

Me levanté y fui hacia el baño, al cerrar la puerta me dispuse a hablar con Abby, era un tanto difícil, ya que la cabeza luego da vueltas.

-¿Abby?, ¿Estás ahí?

-si... - Su voz era tenue, calmada y me traía paz.

-Francis quiere hablar contigo a solas, creo que debes evitar el tema de la abuela, más tarde te lo explicaré, pero necesito que tomes el control, siento que comienza a sospechar.

-okey.

El cambio fue más rápido de lo acostumbrado, tanto que no me di cuenta.

Narra Abby

Al despertar salí del baño y me dirigí al cuarto que Alex me indico, en el cual Francis me esperaba sentado frente a un piano negro antiguo. Mismo que Grace usa desde pequeño para practicar.

-Abby - Se levanto y tomándome de la muñeca me llevo hacia dicho piano.

-¿Que es esto? Solo te digo que no se tocar.

-No no - sonrió ante el comentario y luego se sentó a mi lado.

-¿De que querías hablar?

-Bueno... Es complicado - Desvió su mirada, no sin antes darme el tiempo necesario para ver sus ojos que tanto me gustaban brillar.

-Dime ¿Esta todo bien?

-Si... Creo, en realidad no se.

-¿Que pasa? Aquí estoy.

-Siento que ya no te conozco... Algunos días eres linda, tierna y pareces una niña que necesita que la proteja y otras... Pareces no necesitar a nadie... Con ropa de chica mala y esas cosas.

-Ey... Tranquilo, son cambios de humor... Luego entenderás, o eso espero.

-¿Y si te pierdo?

-No pasará eso.

-Sabes... Hay otra cosa que me gustaría que sepas...

-Claro, dime - sonreí para que se sintiera cómodo, al parecer estaba nervioso.

-Bueno - sus dedos comenzaban a deslizarse con gentileza, con cuidado, como si tocará una pieza de cerámica que fácilmente pudiera romperse, junto a eso, las melodias brotaban, con cada dulce toque que el brindaba.

Solo podía sonreír, el verlo mover sus dedos de lado a lado tocando el piano era algo distinto a lo que me había acostumbrado, parecía indefenso, su calma me la transmitía, algo que igual había olvidado comentarles, era que por un tiempo Francis y Grace tomaron clases de piano juntos, Grace era más avanzado, pero de todas maneras, ambos tocaban bastante bien.

-Llevas tiempo caminando por mis melodias, yo... No se en qué momento paso, cada tonada, cada tecla, es para ti, las tocó con el mismo cuidado con el que me gustaría tocar tus mejillas. Con las notas vuelo, como me gustaría volar tomando tu mano.

-Francis... Y-yo - mis mejillas se ruborizaban, no sabía que decir ante esto.

-No quiero que huyas, tampoco que te alejes de mis letras, lo que quiero es que ahora estés en cada una de ellas, en cada texto, párrafo, oración, palabra, letra, en cada punto, en cada coma y si es posible, que me ayudes a escribir nuestra historia... Hasta que juntos lleguemos al último capítulo, esperando a que el tiempo nos ponga el punto final.

-N-no se que decir yo...

-No necesito que digas nada, porque en esta y la próxima vida te buscaré... El tiempo podrá ponernos aquel punto, pero el destino nos dará un nuevo libro para escribir.

Sus ojos se encontraron con los míos, dejo de tocar y llevo una de sus manos a mi mejilla, la rozó con tanto cuidado que me hacia sentir segura, sus manos se sentían más suaves de lo que esperaba y su toque era delicado, la distancia entre nosotros se acortaba cada vez más, podía sentir su respiración y el sentía la mía, ambos sabíamos que había algo que nos atraía del otro.

La distancia era demasiado corta, a unos pocos centímetros de su rostro. La puerta de la habitación se abrió de golpe interrumpiendo, esto hizo que ambos nos alejaramos el uno del otro, al parecer Grace tenía noticias.
Noticias sobre la muerte te Stella.

cuando su voz me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora