cuando su voz me llama

4. Las ventanas de Italia

Subí al cuarto para descansar y pensar en lo sucedido, nada de esto tenía algún sentido.
Me recosté en la cama y estuve esperando a que pasará algo, luego de un rato me quedé dormida. Desperté en el mismo cuarto obscuro, camine sin rumbo alguno hasta ver una luz proveniente de una ventana, era vieja pero me parecía familiar, a unos pocos metros pude verlo sentado en otra de las ventanas.

-¿Hola?

-Abby, ¿qué haces por aquí? -se escucho una risita burlona.

-¿Puedo saber quién eres?

-Te lo diría, si tan solo lo supiera.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Si... Bueno, aún no se cómo explicarte... No tengo las palabras adecuadas para eso.

-Y... ¿Qué piensas hacer?, ¿Quedarte aquí por siempre? Ni si quiera se cómo te llamas o que eres.

-Mira... No intento hacerte daño y el nombre puedes elegirlo tu...

-Bien, te llamaras Beatriz.

-¿No hablaras en serio o si?, ¿Tienes en cuenta que Beatriz es nombre de mujer? y yo no soy mujer.

-Dijiste que podía elegir.

-Pero no un nombre de mujer.

-Bien, serás... ¿Alex?, ¿Te parece?

-Ese está mejor... - lo vi levantarse y apagar el cigarro que traía entre los dedos. Camino hacia mí y me tomo de la cintura, no podía verlo a la cara, su aura era distinta... Pero no mala, me acercó a el tomándome del mentón pero antes de poder verlo desperté.
No sabía cómo sentirme, estaba decepcionada de despertar así de la nada, pero aún me preguntó que habría pasado si no lo hubiera hecho.

Estuve recostada pensando en todo lo que pasó, hasta que un vago recuerdo de dichas ventanas vino a mi mente, me puse a buscar entre cajas de mudanza que nunca desempaque las viejas fotos, hasta que por fin las encontré, las fotos de las vacaciones en Italia, cuando visitamos a la abuela, era la misma casa, pero... ¿Porqué el estaba ahí?, Es verdad que en esa casa habían recuerdos no muy agradables de recordar, sin embargo, sus características que por ahora no son del todo específicas no concuerdan con nadie que yo conozca.

-¿Aun no lo averiguas? - su voz se escuchaba dentro de mi cabeza, ya no provenía de la habitación.

-Lo siento... No logro comprender...

-Tranquila, todo llegará a su debido tiempo... Tal ves mañana pueda intentar explicarte...

-¿Explicar que?,¿La razón de que estás aquí?

-Bueno... Supongo.

La voz se alejaba cada vez más, pero algo me decía que no se iría, algo que al mismo tiempo me hacía sentir tranquila.