11. Canciones de amor

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Narra Alex
Me sentía mal al verla hablando con aquel chico, no sabía que hacer.
Abby se dio cuenta de esto y al parecer cree que puedo ser un obstáculo, solo busco ayudarla, no sé si pueda perjudicarla, a decir verdad no lo había pensado. Tal vez si me voy por un tiempo... Pueda pensar mejor las cosas o no se.

Narra Abby
Paso la noche, todo transcurría lento y silencioso, los sonidos de la ciudad hacían eco en el departamento, la luz de la luna entraba por las ventanas y gracias a Alex y a sus gustos las velas aromáticas también formaban parte del ambiente. Era extrañamente silencioso, normalmente podía sentir su presencia, pero es como si el no estuviera cerca.

-¿Alex? Creo que necesitamos hablar -No obtuve respuesta alguna. -Se que tal vez el chico no era de tu agrado pero creo que... Creo que ya no estás aquí, ¿Verdad?, Prometiste, que no te irías.

Algo en mi me decía que el ya no regresaría, tenía miedo pero me sentía mal, triste, con una decepción que no sabía que más hacer para tenerlo aquí, conmigo. Me dispuse a dormir con la esperanza de volverlo a encontrar al amencer.

El cuarto se torno obscuro, comenzaba a quedarme dormida, hasta que las luces se hacían ver, la luz cálida de velas inundaban la habitación, una habitación color crema, como el salón donde hacían reuniones en la casa de Italia, el aroma de dichas velas se mezclaban con el olor a cigarrillo, leña prendida, brownies recién horneados, que mi abuela solía hacer siempre que íbamos de visita y una fragancia a varón. El salón se encontraba vacío, a mi parecer, los recuerdos me inundaban, hasta que el viejo toca discos hizo su magia.
Canciones de amor, canciones lentas, con poemas detrás de cada verso sonaban, me hacían recordar cuando baila a su compás, dando vueltas y llendo al paso de mi padre. La melancolía se hacía presente, así como los pasos que se acercaban a mi.

-¿Me concede está pieza? - Su mano se extendió hacia mi esperando respuesta, Alex traía una camisa de vestir con chaleco negro y corbata, se veía formal y apuesto.

-Claro - Extendí mi mano tomando la de el y comenzamos a movernos al ritmo de la canción.

-Lamento irme tan... Rápido.

-Dijiste que nunca te irías y lo hiciste.

-Lo siento, quise tomar unas cuantas horas para pensar, aun que para tu sean minutos.

-¿Pensar sobre que?

-No te quiero causar problemas, es lo último que quisiera hacerte.

-Bien... - Me pege a el recostando mi cabeza en su pecho, era cálido y en cierto modo me hacía sentir segura.

-¿Esta todo bien? - Su voz sonaba más cálida al estar pegada a su pecho.

-Crei que no regresarías.

-Nunca te dejaré.

-Pero lo hiciste.

-Pero regresé, y se lo que piensas, no pensaba irme y dejarte, si pensaba regresar.

-Pero no estarás todo el día conmigo, al terminar todo esto, te irás de nuevo y tendré que esperar a que sea de noche para verte nuevamente, todo esto no es real, es algo que creaste, así como tú no eres real...

-Podria serlo si tú quisieras - Sabía que no era posible, por más que intentará no habría alguien como el, al fin y al cabo es algo que yo misma inventé.

-No quiero que esto acabe.

-No acabará.

-Cuando deje de sonar la canción la pieza se termina... Y ambos buscaremos a alguien más para bailar la siguiente... Es la regla ¿No es así?

-Reglas que tu abuela y la sociedad impusieron, aquí nosotros tenemos nuestras reglas cariño.

-Pero...

-Mira, vamos a hacer algo ¿Si?

-¿Que cosa?

-Cuando la canción deje de sonar, yo me iré, ya no me necesitarás, serás lo que tú quieras y como deses ser, no te importara nadie más que tú, ¿Te parece?

-No, no quiero que te vayas.

-Hasta que la canción deje de sonar, yo me iré, podrás hacer todo lo demás mientras suene la melodía, recuerda que la canción no dura 3 minutos.

-Pero tampoco dura años...

-Nunca sabes cuánto podrá durar, recuerda que aquí, el tiempo no es lo que parece y con un simple chasquido la canción puede volver a empezar.

-¿Como sabré que no se ha detenido... O acabado?

-Simplemente lo sabrás, ¿Trato?

-Trato...

Que su partida dependa de una canción de amor no me sonaba del todo confiable, él tenía el poder de parar la música e irse cuando quisiera y tendría una excusa, sin embargo, aún hay cosas por cumplir hasta que eso pase. De todas formas podré seguir recordando aquella noche gracias a la melodía que día y noche suena en mi cabeza.

cuando su voz me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora