14. Historias pasadas

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Paso una semana entera sin su presencia, sin su voz, sin su compañía. Las noches se me hacían eternas, dentro del cuarto obscuro, los sueños desaparecieron, las mañanas eran grises, regresaron a lo que eran antes, tardes de soledad, las clases eran otro tema, la inseguridad regreso o más bien se apoderó, porque nunca se fue por completo.

La música dentro de mi cabeza era demasiado leve que casi no podía escuchar la melodía, esto me tenía algo nerviosa, tenía miedo que el desaparezca.
Sin embargo, aún tenía algunas cosas pendientes, como averiguar que pasaba con la abuela, con el tema de las cartas, que era tan importante que no podía decirme, y porque lo era.

Decidí irme unos días a Italia, se que tal ves no sería bien recibida pero tenía muchas preguntas.

El viaje fue largo, al llegar a la vieja casa me recibió una tía, su voz era dulce como si me hubiera estado esperando. Entramos a platicar mientras ella preparaba algo de té.

-Dime hija ¿Cómo estás?, ¿Que te trae por aquí?

-Bien, estoy bien, gracias por preguntar y... Vine porque tengo algunas preguntas.

-¿Preguntas?, ¿De que?

-La abuela.

Me miró con algo de pena y preocupación, no sé si ella sabe lo que la abuela ocultaba, y si sabe que algún día yo llegaría a preguntar sobre esto.

-¿Hay algún problema con que haga preguntas de ella?

-No, claro que no, puedes preguntar lo que quieras... Pero a tu tío no le agradará, así que evita tocar el tema cuando el llegué.

-Bien, y... ¿Cree que pueda quedarme aquí?

-Oh cariño, no me digas que vendiste sin buscar donde quedarte.

-Lo siento, debí...

-No no, está bien, lo hablaré con el, aún está tu cuarto arriba, puedes subir y acomodar tus cosas.

-Gracias, por todo.

-No hay de que, pero mira que hay nuevos libros en la biblioteca, puedes ir a hechar un vistazo, nunca va mal.

-Eso haré.

Le dedique una leve sonrisa y me retire para ir a la pequeña biblioteca de la vieja casa, no lo había mencionado, pero si, tiene su pequeña biblioteca, a la abuela le gustaba mucho leer. Al entrar pude ver muchos nuevos libros, pero los que más me gustaban eran los que mi abuela leía, ya que hacía anotaciones y era como si la escuchará quejarse de las cosas que el escritor escribía y luego hacer como si el personaje principal tuviera la culpa de todo.

Tome uno de sus libros que solía leerme de pequeña, siempre decía que este libro estaba lleno de sorpresas y contenía más de lo que aparenta, no lo tomaba literal, pero ahora que lo veo, la cubierta del libro esta algo... Abultada.

Tenía miedo de romperlo pero conociéndola se que no lastimaría un libro, así que supuse que solo es un forro y como por arte de magia, pude encontrar una de las pestañas que fácilmente se despegó, dejando al aire la verdadera portada del libro y dejando caer un par de hojas.

Las tomé entre mis manos para leer, las hojas estaban algo amarillas por el tiempo que ya había pasado y tenía algunas manchas de tinta.

"Janne, 1961.

Mi madre sabe sobre Stella, es el nombre que le he puesto, cree que es una amiga imaginaria, pero yo sé que es más que eso, parece que hoy visitaremos al psiquiatra."

No sabía que la abuela había ido al psiquiatra, no a temprana edad. Algo en esto suena familiar.

cuando su voz me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora