16. De tu mano

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Al despertar me encontré con Francis que había pasado por mi a la vieja casa, no se encontraba solo, estaba acompañado por uno de mis amigos de la niñez Grace, al parecer ellos ya se conocían desde hace un tiempo.

Fuimos a tomar un café y comenzamos a platicar, ellos sentían curiosidad del porque me encontraba en Italia y que estaba buscando.
Sinceramente decidí contarles la parte de mi abuela, no quise decirle lo de Alex, ya que creo que aún no se con exactitud que es y ellos no sé si lo entenderían.

Me quisieron apoyar, ya que creen que es algo interesante el encontrar secretos ocultos en la familia y claro, no es algo que pueda pasar desapercibido, el encontrar cartas de tu abuela que creías conocer y que ahora resulta que estuvo internada en el hospital psiquiátrico, no es algo que veas todos los días.

Saque algunas cartas que aún no sacaba de mi bolsa y les enseñe las que ya había leído, luego de un rato nos pusimos a leer otras cartas.

"Janne, 1961.

Ya tengo una semana aquí, tengo miedo, las noches son llenas de lamentos, gritos de sufrimiento y angustia. Los doctores suelen sedar a los pacientes todo el tiempo, incluso a mi. Stella bajo la intensidad de su voz."

Ambos se quedaron viendo como pensando en lo que acababan de leer, ellos no saben quién es Stella, yo al parecer tampoco lo se.
Al ver qué ninguno de los dos decía algo, me dispuse a escuchar lo que Alex quería decir, lo escuchaba llamarme, sabía que tenía algo para decir.

-Abby...

Intente concentrarme en su voz, de manera que ahora se escuchaba con claridad.

-Tu abuela, puede tener algo...

-Tu crees - susurré entre dientes.

-Ya se, estuvo internada en el psiquiátrico, pero mira, si ella tiene una enfermedad, que la hace escuchar a Stella... Tal vez Stella sea como yo...

-¿Y que sugieres? - baje más mi tono para no llamar la atención de ambos chicos.

-Que averigüemos que tenía, si Stella es como yo... Tal vez tengas lo mismo, tal vez puedas evitar ser internada, debes tener cuidado con la cita la próxima semana, a no ser que quieras terminar como tu abuela, sedada y llena de medicamentos.

El silencio se hizo presente, Francis y Grace habían dejado de hablar y esperaban alguna respuesta de mi parte.

-¿Eh?

-¿Que sugieres tu? - me preguntó Francis con curiosidad.

-Bueno... Yo tengo una cita con el psiquiatra la próxima semana, ya que no me quisieron dar información.

-Bueno y ¿crees que no le puedes sacar información?, Mira que tienes pruebas de que maltrataban a los pacientes - Sugirió Grace.

-Miren, solo preguntaré, porque creo que por ahora estaría bien mantener esto en secreto, hacernos los que no sabemos nada.

Ambos asintieron y lo pensaron un momento.
Mientras ellos lo pensaban y comentaban, volví a prestarle atención a Alex.

-Eso está bien, luego puedes tener la necesidad de utilizar las cartas...

-¿No eras el que no se quería meter en nada?

Tanto Francis como Grace me miraron extrañados, yo solo nege con la cabeza en señal de que no era nada.

-Te dije que seas discreta...

-Shhh...

-Bueno, tu no te preocupes, iremos juntos, no tengas miedo, puedo sentirlo.

Tenía razón, tenía miedo, no lo había pensado, un solo error y podrían internarme.

-No pienses en ello, estaremos juntos en esto, de mi mano tomarás la fuerza que necesites.

-¿Y si te necesito a ti?

-Aqui me tienes, no te dejare sola, nunca lo haré, hasta el día que yo tenga que irme, estaré contigo.

-¿Y si ese día es pronto?

-Tendre que reiniciar el reloj, pero no será tan fácil que me alejen de ti.

-Entonces... De tu mano iré, a dónde sea.

-Claro, no lo dudes.

La tranquilidad me invadió, dandome seguridad, sabía que tenía que llegar al fondo de todo esto. Así sea que deba arriesgar mi libertad.

La abuela no era la persona que creía, o tenía oculto muchas cosas que no sé si pensaba contarme, pero si de algo estoy segura, es que debo averiguar quién era ella y que o quién era Stella.

cuando su voz me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora