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Juno se sintió descorazonada al dejar su casa. El tiempo que pasaba con su familia le parecía mucho más valioso cuando pensaba en lo que se avecinaba. Sólo quería embotellar la sensación que había tenido durante las vacaciones de Navidad y llevarla consigo en todo momento; para recordarle el calor y el confort, para recordarle por quién estaba luchando. Cuanto más pensaba en unirse a la organización de Luna, más aprensiva se volvía, pero sabía que todo lo que había dicho Luna era cierto, si no aprendía a defenderse adecuadamente con la gente con la que lucharía, difícilmente tendría una oportunidad de sobrevivir; sólo necesitaba mantenerse a salvo ella y sus seres queridos. Sin embargo, la idea de unirse a aquellos con los que había compartido clases durante tantos años de su vida, pero con los que rara vez hablaba, era completamente desalentadora: estaba ansiosa por tener que conocer a esas personas, ansiosa por tener que ocultárselo a Draco, ansiosa por que al final fuera él a quien se enfrentara. Una vez más, tuvo que recordarse a sí misma sus lealtades, no importaba el cariño que le tuviera a Draco, ella siempre seguiría la luz, lo único que podía hacer era esperar alejarlo de la oscuridad, convencerlo de que podía prosperar en el lado correcto. Ella creía de todo corazón que él tenía un alma bondadosa y buena, sólo que él mismo no lo creía; ella quería cambiar eso.

Luna tiró de su hermana en un abrazo mientras subían al tren, besándola en la mejilla con la promesa de hablarle pronto sobre su primer encuentro con el ED, antes de salir corriendo con una chica de pelo ardiente que sin duda era una Weasley.

De nuevo sola, Juno acunó a Ladon contra su pecho con un brazo, con un libro metido bajo el otro, y se dispuso a buscar un vagón vacío. En su búsqueda de uno, pasó por delante del carruaje de Slytherin, e impulsivamente levantó los ojos, encontrándose con la penetrante mirada plateada que le era tan familiar. Sus ojos se ablandaron al verla, sus hombros se relajaron, antes de que su atención cayera sobre el gatito que tenía en brazos, y su expresión se suavizó aún más. Tenía un libro abierto al azar en la palma de sus manos, con la portada en blanco; ella se preguntó si habría leído el libro que ella le había enviado. En el fugaz momento en que se vieron, se dirigieron mil palabras, y se enviaron sutiles sonrisas antes de que Juno fuera a seguir buscando un lugar donde sentarse. Eso fue hasta que la interrumpieron;

—Oh, es el gatito más bonito que he visto nunca. —arrulló una voz desconocida. Para sorpresa de Juno, Pansy Parkinson sonreía a Ladon. —¿Puedo acariciarlo? —preguntó, levantando los ojos para encontrarse con los de Juno.

—Claro. —respiró Juno, lanzando una mirada de pánico a Draco mientras Pansy bajaba la cabeza hasta el nivel de Ladon, rascándose la cabeza. Draco sacudió la cabeza con brusquedad, volviendo a prestar atención a su libro, luchando claramente por contener la sonrisa que amenazaba con extenderse por su rostro.

—Es Juno, ¿verdad? —preguntó Pansy, acariciando al gatito que ronroneaba en los brazos de Juno. Ella asintió. —Soy Pansy. —sonrió. —¿Cómo se llama este pequeño?

—Erm. —Juno tosió incómoda, incapaz de detener las miradas periódicas que lanzaba hacia Draco. —Ladon.

Al escuchar el nombre, sus ojos se abrieron de par en par, y levantó la vista para encontrarse con su mirada una vez más, esta vez no pudo evitar sonreír... sólo esperaba que nadie estuviera mirando. Definitivamente no iba a escuchar el final de esto por un tiempo.

—Aw, es adorable. —continuó Pansy.

—Fue un rescate. —explicó Juno, y la cara de Pansy se frunció.

—¿Quién abandonaría algo tan adorable como esto? —Ladon se estiró en los brazos de Juno, acurrucando su cabeza contra la mano de Pansy. Juno se encogió de hombros como respuesta.

𝐅𝐫𝐢𝐝𝐚𝐲'𝐬 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐝 ━━ 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora