El día siguiente era viernes, y aunque no estaba segura de que Draco fuera a venir, se aventuró a ir a su lugar junto al lago, que había sido su primer lugar; había estado yendo allí desde el primer año. Después de su última lección del día, recorrió el camino que le era tan familiar, pero con una inquietud extraña. Estaba más que preocupada. Su corazón latía con fuerza contra su caja torácica, revoloteando y palpando, el sudor se acumulaba en las palmas de sus manos mientras las retorcía nerviosamente, mordiéndose la piel de los labios hasta hacerlos sangrar. Cuando sintió que la sangre goteaba, levantó el dedo, pasando la punta delicadamente por su labio inferior, recordando el fantasma de la boca de Draco contra la suya, recordando lo caliente que se sentía su aliento al abanicarse contra ella, tan, tan cerca. Los labios le hormigueaban desde entonces, nada saciados de cómo habían quedado las cosas. Quería besarlo. Besarlo de verdad. Sólo ese pensamiento cuadruplicaba su ansiedad.Le esperaba una agónica espera. Draco siempre bajaba más tarde, ya que no tenía horas libres por la tarde. Por lo tanto, tenía más de una hora para sentarse y reflexionar sobre sus pensamientos, para pensar en su perturbación. Lo único que deseaba era que él estuviera allí, que se contagiara de ese contoneo de Draco Malfoy, el que apestaba a aristocracia, a confianza y a importancia, y que le lanzara esa sonrisa de Draco Malfoy, que le robara el porro de la manera en que lo hacía Draco Malfoy, que se riera y bromeara con ella y que todo fuera normal. Pero, si conocía a Draco Malfoy, y estaba bastante segura de ello, eso no ocurriría. Si llegaba a venir, sería frío, enfadado e implacable. Cuando se trataba de Harry Potter, Draco era implacable.
Se distrajo fumando y jugando con Ladon hasta que éste se acurrucó para dormir en su regazo, ronroneando satisfecho mientras ella le pasaba los dedos por el pelaje. Luego se dedicó a los deberes, decidiendo completar su ensayo sobre la historia de la Tentácula Venenosa para herbología. Por suerte, esto la ocupó durante bastante tiempo, perdiéndose en las páginas de sus libros de texto y hojeando viejas ediciones del quisquilloso en busca de información adicional; Juno siempre fue estudiosa, le encantaba aprender, los deberes nunca fueron realmente una tarea para ella, encontraba la mayoría de sus asignaturas relativamente interesantes. Resopló cuando su redacción llegó a su fin, dándose cuenta de que llevaba horas en ello y Draco aún no había salido de entre los árboles. Sus ojos se fijaron en el lago, el sol estaba bajo en el cielo, convirtiendo las ondas en un hermoso color naranja, reflejando el oro. La escena que tenía delante era tan tranquila, pero se sentía enferma de los nervios, quería perturbar la quietud del agua; no le parecía bien que estuviera tan tranquila cuando su cabeza y su corazón eran un gran revoltijo de ansiedad y estrés.
—Debe de estar muy enfadado. —suspiró a Ladon, con las cejas fruncidas por la decepción.
—Bastante. —una voz procedente de detrás de ella la sobresaltó.
—Draco. —respiró, levantándose de un salto y girándose hacia él. Tenía las manos metidas en los bolsillos de la túnica, el rostro hundido en un ceño profundo y contemplativo, mirando más allá de ella, hacia el horizonte, mientras ella intentaba desesperadamente encontrar su mirada. —Viniste.
Se encogió de hombros, suspirando, antes de dejarse caer en el suelo. —No sé por qué.
—Oh. —ella bajó la mirada, retorciéndose las manos delante de ella, mientras Draco acariciaba distraídamente a Ladon. —Draco... puedo explicarlo... lo siento mucho...
—No creo que quiera oírlo, Juno. —finalmente se encontró con su mirada, con tal ferocidad, tal traición feroz y absoluta detrás de sus ojos, transmitiendo lo mucho que le había herido. Quería que el suelo la tragara, quería romper a llorar y caer sobre él y abrazarlo tan fuerte hasta que la perdonara... se sentía tan culpable.
—Draco... —tarareó en voz baja, cayendo de rodillas a su lado, acercándose a él tanto como creía que le permitiría. —Yo no... nosotros no... —él levantó la ceja, esperando la explicación que ella se moría por darle. —No tuvimos sexo, Harry y yo. Ni siquiera sé de dónde surgió el rumor-
—Vino de una fuente reputada, por lo que he oído. —le espetó, desviando la mirada de nuevo hacia el lago. Lo estaba perdiendo. Ella extendió la mano, suavemente, acariciando su mejilla con las yemas de los dedos.
—Por favor, Draco... —suplicó, su voz apenas superaba un susurro. Estaba tan desesperada. Tan desesperada que le dolía. El nudo en su garganta era agonizante. —Por favor. Créeme. No te haría eso, sé como te sientes por Harry-
Él volvió a mirarla, con los ojos vidriosos, apretando la mandíbula con tanta fuerza que ella pensó que podría romperse los dientes. Nunca lo había visto tan vulnerable, tan herido. Odiaba ser la causante de esto, se sentía tan mala como su padre.
—¿Por qué Longbottom inventaría algo así? —croó, un borde de desesperación en su propia voz ahora.
—Fue Ron. Ron les dijo a Neville, Dean y Seamus que nos había descubierto a Harry y a mí, pero no fue así, sino que pensó que lo había hecho. Slughorn me sugirió que mejorara mis habilidades en los duelos y puso a Harry a prueba. Ron entró cuando habíamos terminado, ambos habíamos sido derribados y estábamos recuperando el aliento... parecía... pero no lo era, lo prometo... lo prometo.
—¿Por qué no me dijiste que estabas recibiendo lecciones extra de Potter? Podría haberte ayudado.
—Sólo era una. Y fue cosa de Slughorn.
Estaba mintiendo tan fácilmente, que empezó a cuestionar su brújula moral. Ya se ocuparía de eso más tarde. No quería causarle más dolor. No podía decirle la verdad, ¿de qué serviría?
—Draco... —volvió a respirar, agarrándole la cara con las manos e inclinando la cabeza hacia arriba, obligándole a mirarla. —Nunca te haría daño, nunca haría nada para herirte, o para fastidiarte. No pasó nada, lo prometo, por favor... por favor, sólo... —ella le rodeó el cuello con los brazos, sin poder evitarlo, acurrucando su cabeza en el hueco, apretándolo, murmurando súplicas contra su piel. Finalmente, él suspiró y rodeó su cintura con los brazos, atrayéndola hacia él. Ella relajó su cuerpo, bajando a su regazo, enredada en sus brazos, apretándolo con fuerza, sin querer soltarlo. —Lo siento, lo siento. —cantó, con lágrimas cayendo de sus ojos. Todavía se sentía enferma de culpa.
—Oye. —la calmó él, apartándose, mirándola a los ojos, alisando su pelo con la mano. —Está bien, te creo, ¿si? Estamos bien.
El labio inferior de ella sobresalía aún más, las lágrimas se derramaban ahora. Él levantó la mano, las recogió con la yema del pulgar y se las quitó de las mejillas.
—Parecías tan herido. —hipó, —Nunca quise hacerte daño, todo el mundo te hace daño, no quería ser como todo el mundo.
Él tragó un nudo que se le formó en la garganta ante sus palabras.
—No llores. —le dijo. —No me hiciste daño. Estoy bien, estoy bien, estamos bien.
Ella dejó escapar una risita a través de sus lágrimas, limpiándose furiosamente las mejillas con el brazo de su jersey. —Lo siento.
—Ven aquí. —la atrajo hacia su pecho, meciéndola ligeramente, pasando las manos por su columna vertebral, con los labios apretados contra la coronilla de su cabeza mientras la acallaba. —Eres tan encantadora.
—Por favor, no vuelvas a enfadarte conmigo. —soltó.
—¿Qué voy a hacer contigo?
Aunque, pensó él, la verdadera pregunta era: ¿qué voy a hacer sin ti?
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𝐅𝐫𝐢𝐝𝐚𝐲'𝐬 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐝 ━━ 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦
Fanfic𝓕 | "... Friday's child is loving and giving..." Todo comenzó un viernes SLOWBURN Draco Malfoy x Fem!OC hbp - posguerra Derechos del personaje a JK Rowling. ━━━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━━━ 𝗔utorɑ 𝗢riginɑl: @𝗹𝗶𝗹𝗮𝗰𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆𝘅 𝖳𝗋𝖺𝖽𝗎𝖼𝖼𝗂...