𝟏𝟖

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A la mañana siguiente, con el pelo recogido en una coleta desordenada, Juno se dirigió a la habitación de los requisitos temprano. Apenas había dormido en toda la noche, mantenida por su mente acelerada, con pensamientos plagados de Draco y su mueca de enfado, sus rasgos afilados y fríos, y su insaciabilidad. Dio vueltas en la cama, llegando a la conclusión de que no importaba lo que ella hubiera hecho ayer, él habría encontrado la manera de no estar contento con ello. Quería canalizar sus frustraciones en algo práctico, para liberar sus emociones reprimidas antes de tener que actuar bien en la reunión de el ED; sabía que su trabajo de hechizos sería explosivo y ardiente si no quemaba parte de la energía que bullía bajo su piel. Así pues, recorrió el pasillo de la séptima planta, observada atentamente por el retrato tapizado de Bernabé el Barón y su clase de trolls, antes de que apareciera la conocida puerta y entrara.

Evidentemente, la sala había percibido su molestia, ya que las filas de objetos destruibles estaban preparadas para que ella las destruyera con un movimiento de su varita. Fue avanzando por la fila, lanzando hechizos agresivos y violentos, con explosiones que salían de la punta de su varita, hasta que quedó en un montón de escombros y polvo, con un ligero sudor en la frente, pero sintiéndose mucho mejor que antes.

A pesar de la falta de sueño y de su arrebato mágico, todavía se sentía llena de energía, así que recurrió a lo que siempre hacía cuando necesitaba calmar su mente: la hierba. Se desplomó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared de cemento, y rebuscó en su bolso hasta encontrar su lata, sacando un porro y encendiéndolo rápidamente con su varita. Inhaló el fragante humo, dejando que la calma se asentara en sus pulmones, y no se inmutó en absoluto cuando apenas distinguió el sonido de la puerta al abrirse. Un grito de sorpresa salió de los labios de quien acababa de entrar, y Juno levantó los ojos perezosamente, sin sorprenderse al ver a Harry. Él le devolvía la mirada interrogante, con una ceja levantada inquisitivamente.

—Oh, hola, Harry Potter. —saludó con aire, levantando su varita y limpiando sin palabras el desastre que había hecho.

—Hola, Juno. ¿Todo bien? —le devolvió la sonrisa.

—Oh, sí, todo bien - me sentía ligeramente enfadada, así que pensé en venir antes para descargar mi ira. Ahora me siento mucho mejor.

—Me alegro de oír eso. —rió, deslizándose por la pared y sentándose a su lado, sus ojos revoloteando interrogativamente entre ella y el porro que tenía en la mano.

—¿Quieres un poco? —ella le ofreció, él negó con la cabeza.

—Probablemente sea mejor no hacerlo antes de una reunión. —asintió ella en señal de comprensión.

—Me olvido de que la mayoría de la gente se coloca con unas cuantas caladas. —se rió. Él le devolvió la sonrisa tímidamente, con las mejillas rosadas, ligeramente avergonzado.

—¿Tal vez más tarde? —sugirió esperanzado, deseoso de pasar más tiempo a solas con ella, y aún más deseoso de demostrar que podía manejar sus cigarrillos.

—Claro. —aceptó ella.

—¿Fumas mucho, entonces?

—Todos los días. A veces lo consumo de otras maneras - fumar no es bueno para los pulmones. Pero, tengo mucha hierba - me mantiene calmada, me pongo bastante mareada.

—Me lo imaginaba. —se rió. Se hizo el silencio durante un momento antes de que Juno volviera a hablar.

—¿Por qué estás aquí tan temprano? La reunión no es hasta dentro de cuarenta y cinco minutos.

—Lo mismo que tú, supongo. Quería un poco de tiempo para mí mismo, para hacer volar algunas cosas. También suelo venir un poco antes para prepararme.

𝐅𝐫𝐢𝐝𝐚𝐲'𝐬 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐝 ━━ 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora