𝐅𝐫𝐢𝐝𝐚𝐲'𝐬 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐝 ━━ 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦

𝟏𝟗

El rumor de que alguien había descubierto a Harry Potter y Juno Lovegood teniendo sexo en un armario se extendió como un reguero de pólvora, y no tardó en llegar a Draco. Por supuesto, todo el asunto del fiscal se mantuvo en silencio, de alguna manera los susurros se habían deformado para omitir esa parte: había ocurrido en un armario, aparentemente.

Juno estaba muy acostumbrada a ser invisible. Estaba más que acostumbrada a que no la vieran, a que no le hablaran, a pasar desapercibida... pero, al parecer, de la noche a la mañana, fuera donde fuera, la seguían los susurros silenciosos y las miradas fijas mientras todo el alumnado estaba convencido de que se estaba tirando al elegido. Sus mejillas parecían arder constantemente en un violento tono rojo, y había renunciado a intentar convencer a todos de que no era cierto. Sólo esperaba que se calmara pronto y pudiera volver a ser el grano de arena que era en el desierto que llamaba escuela.

Sobre todo, rezaba para que no le llegara a Draco. A él no parecían importarle mucho los asuntos de la adolescencia, no estaba al tanto de los últimos cotilleos de Hogwarts. Se creía por encima de ellos. Y, teniendo en cuenta que no concernía a su casa, esperaba que a ninguno de ellos le importara escuchar tampoco. Juno era ingenua a veces.

A medida que la semana se acercaba a su fin, podía sentir la frialdad de Draco a una milla de distancia. Él ni siquiera había mirado en su dirección. Se sentó en el extremo de la mesa de Hufflepuff - aunque la gente de su casa se había sentado frente a ella, tratando de averiguar todo lo posible sobre la dinámica entre ella y el Chico que Vivió-, hoy por fin estaba sola, disfrutando de la paz mientras leía la última edición de el quisquilloso y se apretaba el labio inferior entre el pulgar y el índice; una costumbre que siempre había tenido cuando se concentraba. Sin embargo, pronto se vio perturbada cuando el hombre del momento se apoyó en la mesa de enfrente, arrebatándole la atención del artículo que había estado disfrutando a fondo sobre las infravaloradas propiedades mágicas de las moras.

—Harry Potter. —saludó, cerrando amablemente el periódico y mirando al chico con los ojos muy abiertos. Un murmullo bajo recorrió el Gran Comedor, claramente la gente estaba mirando, algunos más abiertamente que otros. Su corazón tronó un poco y sus mejillas se calentaron, muy consciente del público que tenían. Harry se rascó la nuca torpemente.

—¿Podemos hablar? —murmuró, —En privado. No quiero que esta gente escuche.

Suspiró, contemplando. Él ya se había acercado, de todos modos la cosa se veía mal, bien podían ir a aclarar las cosas. Asintiendo, se puso de pie, metiendo el papel en su bolsa de libros, asegurándose de poner la oreja de perro en la página en la que estaba. Mientras caminaban, notaba que todos los ojos estaban puestos en ellos, y nada le apetecía más que fundirse en el suelo y vivir el resto de sus días como una tabla del suelo en el Gran Comedor.

—Finge que necesitas agarrar algo de la mesa de Gryffindor y dirígete hacia allí. —murmuró entre dientes apretados, para que sólo él la oyera.

—¿Qué? —le contestó exasperado.

—Sólo hazlo.

A él no le importaba discutir, así que obedeció, dirigiéndose a la mesa de Gryffindor. Cuando llegaron se hizo el ocupado, y Juno apretó discretamente la oreja de Ron de una forma que sabía que le dolería, y le apuntó con su varita a la espalda.

—Vas a venir con nosotros, Ronald Weasley. —exigió.

—E- está bien. —balbuceó. Se puso rápidamente en pie, y Juno asintió a Harry, enviándole una sonrisa amistosa mientras él miraba confundido entre ella y Ron.

Cuando salieron del Gran Comedor, se giró, esperando y rezando para que su par de ojos plateados favorito no se viera por ninguna parte. Desgraciadamente, se encontró con la mirada ardiente de él, una mezcla de emociones en sus ojos que la hizo sentir mal. Parecía herido, traicionado y más que furioso. Ella trató de transmitir sus disculpas, trató de transmitir que no era lo que parecía... pero él apartó la mirada antes de que ella pudiera hacerlo, una mueca de disgusto se apoderó de sus rasgos. Se le cayó el estómago. Claro que no se había acostado con Harry, pero eran amigos, había pasado mucho tiempo con él y, en definitiva, había traicionado a Draco al hacerlo. Le había mentido y estaba confraternizando con la persona que él más odiaba. Sintió que un horrible sentimiento de culpa se le agolpaba en la garganta y trató de tragarlo mientras Harry y Ron la conducían fuera del Comedor. Tendría que lidiar con eso más tarde. Mientras tanto;