Capitulo 1

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Febrero en Mendoza se torna agobiante a veces, el calor me sorprendió cuando abandoné la empresa después de una jornada laboral más extensa de lo habitual, las adquisiciones recientes, la continúa inversión e investigación en tecnologías e infraestructura, ocupaban la mayor parte de mi tiempo, gracias a eso estábamos posicionados entre las principales exportadoras de vino embotellado del país y como una de las marcas argentinas más vendida en Europa y EE. UU.

Pensé en volver a casa y descansar un par de horas, al final terminé en el gimnasio, a pesar de lo intenso que fue mi día, era mi cable a tierra, había dejado de lado las competencias de kick boxing, pero seguía practicando cada vez que el trabajo me lo permitía.

Más tarde, tomé un baño y parado frente al espejo de mi habitación, repasé cada rasgo de mi cara.

Me siento cómodo con mi aspecto, tengo totalmente asumido que soy el tipo de hombre que les gusta a las mujeres, me considero atractivo e inteligente, y se muy bien que la arrogancia con que a veces me muevo es uno de los puntos más fuertes de mi personalidad.

El aspecto físico es fundamental, de eso estoy convencido,piercing, tatuajes, un cuerpo trabajado y en forma, una buena profesión y dinero, soy fiel creyente de que la primera impresión es la que cuenta.

Elegí con un poco más de atención lo que vestiría en el compromiso de Juan, uno de mis grandes amigos, había decidido formalizar su relación con Cintia, antes de viajar e instalarse en el exterior.

Llegué pasadas las 22.00 al club de Campo, en la recepción encontré algunos conocidos y otras caras nuevas, me detuve a charlar y saludar, sabía que no pasaba desapercibido y era algo a lo que estaba acostumbrado.

El servicio era de primera, en el lugar se respiraba clase y dinero, tenía por delante una noche interesante.

Cerca de la piscina vi a Julieta, la hermana de Juan, conocía a su familia desde mi adolescencia, cuando cursábamos la etapa del colegio.

Julieta reía con un grupo de personas, al divisarme hizo señas para que me acercara, se colgó de mi cuello y me dio un beso, feliz de verme, e inmediatamente tomo mi mano para que conociera a sus amigas, Martina, Renata y Mariela, quien me dejo maravillado desde el minuto cero.

Tenía los ojos más hermosos que vi en mi vida, de un verde extraño, enmarcados por unas largas pestañas negras, su cabello oscuro y algo alborotado, formaba el contraste ideal con su piel dorada y su sonrisa perfecta.

Quedé atónito mirándola, la nariz pequeña, los hoyuelos que se formaban en la comisura de sus labios y las curvas de su cuerpo que despertaron mis deseos mas perversos. 

La atracción que sentí fue instantánea, debió ser la forma en que la miré porque inmediatamente bajo la vista y pude notar su incomodidad.

Me gustaban las mujeres hermosas, pero esto que me paso con ella era otro tema.

Llevaba un vestidito corto de color blanco que dejaba contemplar su espalda y sugería más de lo que mostraba.

Me recorrió con sus ojos, luego sonrió y dijo:

—Hola, "Soy Mariela"― el timbre de su voz, erizó mi piel, me presenté:

—Soy Diego— y sin pensarlo dije:

―Es imposible que seas tan bella— se sonrojo e inmediatamente miró a su amiga para que la sacara del apuro en que yo la había puesto. Julieta la tomó por la cintura y me dirigió lo que parecía una advertencia.

Vulnerable.    (Diegodelig)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora