Le pedí disculpas por la presencia de Laura, porque cada vez que aparecía generaba una situación incomoda para los dos.
— Diego, no vamos a hablar de nada relacionado con ella este día, porque sería como darle un espacio en nuestras vidas que no quiero que ocupe— la bese a modo de respuesta, y asentí con la cabeza, dándole la razón, luego volvimos a la fiesta.
Las horas avanzaban inevitablemente, se acercaba el momento de irnos a pasar la noche en el Sheraton, en la suite nupcial que sus padres nos habían regalado, no sabía cómo se darían las cosas entre los dos y la verdad es que tenía miedo...
Llegamos al hotel después de las diez de la noche, nos esperaban en el lobby para acompañarnos a la suite presidencial, el lugar era elegante y acogedor, ideal para una pareja de recién casados, si otra hubiera sido la situación entre ella y yo.
Se sentó en uno de los sillones ni bien entramos a la habitación y comenzó a desarmar su peinado. Luego me miró y con una sonrisa dijo:—No aguantaba más este peinado— y sacudió su cabeza soltando toda la belleza de su pelo sobre sus hombros y su espalda, seduciendo de manera involuntaria.
—No importa como lleves el pelo, estas hermosa— dije, y me devolvió la sonrisa, se puso de pie y por la manera en que apretaba sus manos, note que estaba muy nerviosa.
Sin mirarme dijo:—Voy a darme un ducha—enseguida tomo de su maleta algo de ropa y se perdió en el cuarto de baño.
No tenía idea cual era el próximo paso, mis ganas de hacerle el amor con locura seguían intactas, pero no podía avanzar, necesitaba que me diera una señal, para saber como seguir...
Me había sacado el saco y la corbata mientras la esperaba, desprendí algunos botones de la camisa y me serví una copa del champagne, no podía desnudarme hasta no saber que terreno estaba pisando.
Después de lo que me pareció una eternidad, salió del baño y lentamente caminó donde yo estaba. Llevaba puesto un camisolín blanco muy pequeño que dejaba traslucir demasiado, sin maquillaje y con el pelo mojado, era el reflejo de un ángel, una visión, era mi todo.
Tenía la seguridad que si se acercaba un poco más, escucharía los latidos de mi corazón que para entonces, parecía que se salía de mí y no podía controlarlo.
Sin dejar de mirarla, alce mi mano y acaricié su rostro, luego me acerqué y la bese con mucha suavidad, consciente de cada movimiento. Buscaba que ese beso nos acercara un poco a la intimidad que tanto deseaba.
La tomé suavemente por la cintura, atrayéndola hacia mi, yo ya estaba listo, con una erección completa, el hecho de tenerla semidesnuda tan cerca, hacía que cada uno de los poros de mi piel se encendieran.
Levanté una mano y la llevé a su cuello, estaba haciendo lo imposible por controlar la pasión que me desbordaba, era inmanejable. Presioné mis dedos en su cabeza, atrayéndola más a mí y me dejé llevar, la bese con ardor, deseo, necesidad, ahogándome, fundiéndome en ella.
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Vulnerable. (Diegodelig)
Romance¿Qué pasaría si el hombre al que amas, en una noche de celos y locura te lleva al borde del abismo? Lo tenia todo, millonario, arrogante, adicto al sexo, a las mujeres, sin inhibiciones. Portador de una belleza irresistible. Impulsivo y celoso, def...