Llegué a Malasia después de casi dos días de viaje, había llevado una investigación básica sobre visas, rutas, aerolíneas, mapas, seguros médicos, hoteles, peligros, transportes y presupuesto.
Desembarqué en uno de los países más ricos de Asia, con un estándar alto en alojamiento y gastronomía, el idioma español es prácticamente desconocido para ellos, así que toda comunicación es en Inglés, la reuniones habían sido programadas con algunos meses de anticipación, ya en el lugar descubrí que los empresarios malayos son amables con sus visitantes, es habitual la invitación a una comida como una forma de agradecimiento por la visita, sin importar el tiempo que dure la reunión.
Lo mismo sucede con Singapur, salvo por que este país tiene las leyes mas estrictas del mundo en cuanto al consumo de cigarrillos, estuve el tiempo necesario para cerrar algunas operaciones ya confirmadas, solo se me permitía fumar en los jardines del hotel y en algunos espacios públicos. Estos comercios internacionales son importantes para nuestra corporación por que no son productores de vinos.
Aproveche mi estadía en Malasia para tomar un postgrado en economía, lo que hizo que el viaje se extendiera a cuarenta y cinco días.
En las primeras dos semanas Mariela y yo estuvimos distantes, nos comunicábamos por mensajes. La distancia me afectó y me sentía mas solo que nunca, después de haberle fallado, haciendo todo lo que no debía, entendí que no era ese el camino, no podía y no quería volver a engañarla, las oportunidades se presentaban en cualquier momento y lugar, pero lo que yo necesitaba no era sexo, era su amor.
Mi secretaría llamó una mañana preocupada por la reiterada presencia de una mujer de nombre Zara, dejó su número de teléfono para que no me olvidara de llamarla, la capacidad que tenía para meterme en problemas era única, pero vería como resolverlo una vez en Mendoza.
Una tarde de sábado, desbordado y para nada sobrio le envié un audio a Mariela, «te extraño y que estemos tan alejados me esta matando» unos minutos después me llamó, atendí el teléfono llorando y le pedí perdón tantas veces que perdí la cuenta.
—Mi amor, yo también te extraño y quiero que terminemos con esta idiotez que nos está haciendo tanto daño—dijo con la voz entrecortada.
—No quiero seguir así, estoy mal—
—Te amo Diego, ya no quiero que estemos así de enojados, yo también soy responsable de lo que nos está pasando—
—Hice cosas de las que me arrepiento y no voy a permitirme un error más con vos, te lo juro mi amor— estaba dispuesto a blanquearme con ella, no la iba a seguir engañando—hay cosas que tengo que contarte.
—Cuando estés aquí lo vamos a charlar, quiero terminar con las peleas Diego, si no nos darnos una tregua esto se va a terminar—afirmó.
—Soy yo el que debe parar, vos no te mereces un tipo como yo— me interrumpió, y menos mal porque el alcohol me había dejado sin filtros y le iba a confesar todo.
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Vulnerable. (Diegodelig)
Romance¿Qué pasaría si el hombre al que amas, en una noche de celos y locura te lleva al borde del abismo? Lo tenia todo, millonario, arrogante, adicto al sexo, a las mujeres, sin inhibiciones. Portador de una belleza irresistible. Impulsivo y celoso, def...