Capitulo 8

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—¿Diego, ya estas de vuelta? cómo te extrañé tesoro— hablo como si estuviéramos solos.

—Terminemos con esto Laura—

—"Veo que todavía seguís encaprichado con barby— dijo burlona mirando a Mariela"

—¿Podes dejar estas escenas ridículas, por favor?—

—Estoy contando el tiempo para que vuelvas a mi, una vez que te canses de cogerte a esta nena.

Para mi sorpresa fue Mariela quien le respondió:

—Mendigar por la atención de un hombre que te ignora, te hace poco inteligente―

—Vos no sabes nada, estas deslumbrada— le hablo directamente a la cara—El buen sexo siempre se desea, lo va a cansar lo básico,  y vas a tener que decidir entre quedarte solita o meter mas gente en tu cama— intervine porque me estaba hundiendo esta mujer.

—Estoy con ella porque la amo «remarque» lamento que no puedas entenderlo.

Empecé a caminar llevándome a Mariela lejos de ella, porque sabía que era peligrosa, tiró de mi camisa obligándome a girar hacia ella y grito:

—No vas a humillarme delante de una pendeja, estas ciego y no te das cuenta que es un juguete del diablo, te tiene embrujado como a un idiota, eso ya lo practicó con mas de uno. Yo te amo Diego, no seas iluso.

Saque sus manos de mi camisa conteniendo la rabia, la mire indignado y le dije casi susurrando

—No sigas, esto ya rosa lo desagradable—y se fue.

Sus palabras me pegaron fuerte, había conseguido fastidiarme...

Nos sentamos en un extremo de la barra, estaba inquieta y luego de un largo silencio dijo:

—No se hasta cuando voy a tolerar esto—

—En algún momento se le pasará — dije molesto, restándole importancia a lo sucedido, me miró pensativa y empezó a caminar alejándose de mi.

—¿Se puede saber a donde vas?—

—A refrescarme un poco, al baño, ¿puedo?— Y siguió caminando

 Esperé lo que me pareció una eternidad y fui caminando a encontrarla, la vi charlar animadamente con un grupo de chicos, supuse que eran compañeros del colegio.

Uno de ellos la abrazó y dejó la mano en su espalda desnuda le hablaba al oído sin que a ella pareciera incomodarle esa intimidad.

Ese espectáculo me puso furioso, porque mierda me dejaba solo, ese juego ridículo que estaba jugando conmigo no hacía mas que empeorar las cosas.

—Volví a mi lugar en la barra a esperarla, cuando llegó dije:

—Busca tu abrigo que nos vamos ahora—

—¿Diego qué te pasa? ―preguntó mirándome con sorpresa

—Nos vamos a mi casa, parece que hoy tenés ganas de coger, así que voy a aprovechar antes de  que me gane de mano algunos de tus amiguitos―. Recibí una cachetada como respuesta al insulto.

—¡Andate ya de aquí!―. Dijo mirándome desafiante,— no hay razón para que me quede con vos—

—¿Te pone mal qué quiera saber si yo soy el único? La verdad es que, no estoy seguro de nada con vos—

—No te voy a seguir escuchando, no es necesario que hagas esto, si querés salir corriendo detrás de ella, solamente tenés que hacerlo. No voy a detenerte.

Vulnerable.    (Diegodelig)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora