Capitulo 12

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Decidí aceptar invitaciones a todos los eventos a los que había dejado de asistir, de esa manera iba a distraerme, iba a volver recorrer la noche con Ariel, Martín o quien estuviera disponible

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Decidí aceptar invitaciones a todos los eventos a los que había dejado de asistir, de esa manera iba a distraerme, iba a volver recorrer la noche con Ariel, Martín o quien estuviera disponible.

Bebía más de lo que acostumbraba, mis niveles de ansiedad eran inmanejables, tuve sexo con cada mujer que quería hacerlo conmigo, no me sentía mejor, pero era ese machismo puto de pensar que cogiendo más la iba a extrañar menos.

 A primera hora de la mañana ya estaba despierto, dormía muy poco, luego de una ducha y un café bien cargado, iba a la oficina.

La mayor parte de mi tiempo libre lo pasaba en el gimnasio, entrenaba más de dos horas diarias, comenzaba con aeróbicos,(correr, saltar la cuerda,,etc.,)  de ahí a la sala de pesas y después directamente al sparring.

El kickboxing es un deporte que mezcla las técnicas de lucha o combate del boxeo con las de algunas artes marciales. Durante su práctica, son válidos los ataques de pierna, también las patadas, se permiten todos los golpes con puño.

En cada asalto aprovechaba a descargar toda la ira contenida, la depositaba en el momento de pelear con mi entrenador y me daba grandes resultados, no solo físicos me sentía una persona más controlada. 

Pero caía la noche y no quería estar solo en casa, mi cabeza no me daba descanso y mi cuerpo la extrañaba. Podía sentir el perfume de su piel simplemente cerrando mis ojos, ocupaba todos mis sentidos.

Sin embargo salia y hacía lo que no debía, era lo único que me despejaba por unas horas. 

Se acercaba mi cumpleaños y todo los planes que alguna vez hice para compartirlos con ella, se habían esfumado.

No toleraba la idea de que Mariela no lo tuviera en cuenta, todo por ese viaje de mierda.

 El 15 de septiembre mi madre preparó un almuerzo para agasajarme, acepté con la condición que fuera algo íntimo, no tenía ganas de responder preguntas de ningún tipo sobre mi vida privada. 

En realidad fui porque no me quedaba de otra, mis padres no tenían la culpa de que en ese momento me sintiera de más con mi propia familia.

No había engañado a mi madre, ella me conocía demasiado bien, luego del almuerzo salí a caminar por los jardines y me senté cerca de la piscina.

En mis cumpleaños anteriores hasta el número veintiocho habían sido una fiesta, este era el peor de mi vida, ella se acercó y no dije nada, tenía ganas de llorar, de que saliera de mi ese dolor que me habitaba.

Me acompañó unos minutos en silencio hasta que al fin habló: ― Cuando un amor te hace sufrir así, no vale la pena hijo, yo se que vos tomas tus propias decisiones, pero esa chica está transitando otra etapa, lo que ella ha comenzado a vivir, vos ya lo pasaste. Me duele mucho que estés mal, supongo que prefiero a mi Diego loco y que no le importaba enamorase― 

Vulnerable.    (Diegodelig)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora