16 - Eso puede arreglarse.

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Ambos pudieron dormir, aún desnudos, calentados por el abrazo de otro, descansaron con una sonrisa en los labios.

La mañana les regaló nieve, despertándose demasiado temprano para el gusto de Mark al sentir el golpe de esta en su ventana, acompañada por el viento fuerte.

Con solo verle esa tormenta Mark supo que el supermercado no abriría, y tendría todo el dia para quedarse en sí departamento con Gun.

Le encantaba esa idea.

En cuanto el Omega alzó la vista hacia la ventana y vio la nieve, sonrió con alegría.

—Phi.— lo llamó —¿Podríamos ver la nieve?

Mark sintió su corazón derretirse por lo adorable que era aquel chico.

—Primero hay que lavarnos un poco.— dijo, viendo los restos de lo que habían hecho ayer, y vio a Gun hacer un mohín, rio de ternura —Ponte ropa, ve al baño y luego a la cocina, cambiaré las sábanas.— añadió, aunque no se levantó hasta que el lindo culo del omega dejó de verse tras los pantalones del día anterior.

Había terminado de hacer la cama cuando Gun salió del baño, Mark llevaba puesto solo boxers y notó como el Omega se quedaba viendo su cuerpo un momento en su camino hacia el baño.

Se lavó el cuerpo rápidamente con la ducha, se vistió con la misma ropa que ayer, y fue hasta la cocina, con toda la intención de esforzarse un poco y preparar unos omelettes para los dos.

Así que usando su mínima habilidad culinaria, añadió queso, jamón y algo de cebolla y los llevó a la mesa cuando estuvieron con una forma más o menos decente, al mismo tiempo, había preparado un café para él y un vaso de leche con chocolate para Gun.

El Omega sonrió encantado ante esa atención, u agradeció y felicitó a Mark por el desayuno.

Al terminar de comer, dejaron lo que habían usado remojandose para aprovechar que la nieve se había calmado para salir afuera.

—Iremos a la terraza del edificio.— dijo Mark mientras sacaba ropa de abrigo para los dos, suéteres, buzos, un par de guantes y su única bufanda qué fue para Gun —Nunca sube nadie y menos si está nevando.

Gun asintió, colocándose uno de los buzos, y ya bastante abrigado, con al menos tres capas de ropa, necesitó ayuda de Mark para acomodar la bufanda alrededor de su cuello ya que no podía levantar sus brazos del todo.

Mark estuvo listo poco después, colocándose su campera de abrigo y un barbijo antes de salir fijándose que no había nadie en el pasillo, antes de tomar la mano de Gun.

El omega se ruborizó ante eso aunque parecía que Mark lo había hecho de forma inconsciente.

—Vamos a usar las escaleras, nadie pasa por ellas tampoco.— dijo, doblando había el fondo de otro pasillo, para comenzar a subir las susodichas.

En todo el camino hasta la terraza, Mark no soltó su mano, lo que hizo que Gun tampoco dejara de sonreir.

No fue sino hasta que llegaron a la terraza, que Mark lo soltó para abrir la puerta hacia el exterior, que necesitó de ambas manos para abrir la puerta.

El viento frío y la brillante nieve blanca hizo que ambos se cubrieran el rostro con el brazo por un segundo, luego, Mark miró a Gun antes de salir.

El omega respiró hondo, inhalando todo el aire posible del exterior, a pesar de que su naricita se congeló por esos disfrutó poder respirar aire nuevo.

Se arrodilló para tocar la nieve, suave, recién caída, hundiendo sus manos con facilidad, dejando los guantes en sus bolsillos para sentir el frío directamente sobre su piel.

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