36 - Fin.

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☆                             ☆                            ☆

Tres meses después.

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—Hace siglos que no veo a Mark, ¿Habrá engordado? ¿Estará más alto?

—Fueron solo tres meses.— dijo Plai, sin ganas —Y lo conoces desde hace más de dos años, si no creció ni engordó en ese tiempo no lo hará en unos meses.

—Pero el embarazo te cambia.— objetó Mild.

—Siwat no está embarazado, idiota.— se metió Gulf en la conversación —Él no es el pasivo, ni el omega. Es el que dice que va a comprar leche y no regresa nunca más.— Gulf se rió de su propio chiste.

—Recuérdeme porqué me ofrecí a traerlos.— habló Mew al volante, en tono de súplica.

Los tres raritos habían hablado todo el camino, sin descanso y habían discutido varias veces por banalidades, o porque se golpeaban sin querer.

Ninguno había querido ir en el asiento del copiloto, así que los tres amigos iban apretándose en el asiento trasero, mientras Mew se sentía como un taxista o un padre con sus tres hijos inquietos.

—Porque le querías ver el culo a mi hermano.— respondió Plai, con total seguridad, haciendo que Mild riera, Gulf se volviera un tomate y comenzara a golpearla, y Mew quedara sin palabras.

Segundos después, Mew respiró profundamente, reprimiendo el impulso de frenar el auto y dejarlos en medio del camino.

—¡Cambio de tema!— habló Mild, con emoción —¿Creen que a Gun ya se le note la barriga?

—De comer, quizás.— dijo Gulf.

—De comerse a Siwat.— corrigió Plai, haciendo que ambos rieran, y que Mew les dirigiera una mirada extraña por el espejo —Solo son tres meses, se le va a empezar a notar enserio a los seis meses.

—Chico gris.— lo llamó Gulf haciendo que Mew frunciera el ceño —¿Ya saben cómo le pondrán?

El peligris negó.

—No creo, tampoco les pregunté.

—Bien, pensemos un nombre.— Mild sonrió ampliamente —Tengan en cuenta que tendría que ser apto como para un perrito también... Considerando que serán cambiaformas como Gun.

—¿Cómo le pondrían a un perrito?— preguntó Mew, algo divertido por el
razonamiento de Mild.

—¿Si es niño? ¿O niña?— preguntó Plai, con una mano en su mentón, pensativa.

—¿Un nombre para perra? ... Plai.— dijo Gulf, haciendo que Mild y Mew rieran, y esta vez fue la rubia quién golpeó a su hermano.

Continuaron todo el camino de la misma forma, hasta que llegaron a la casa donde sería el babyshower, cuando se quedaron sin palabras al ver el amplio patio con decoraciones, gente bien vestida, y una casa amplia y de diseño moderno un poco más atrás que todas las mesas.

—¿Esa es la casa del mismo chico con un mugroso departamento de dos ambientes?— preguntó Plai, aunque de forma retórica.

—Me duele la pobreza.— Mild se llevó una mano al pecho dramáticamente.

—Cosas así me dan ganas de tener un sugar daddy.— comentó Gulf, aunque en tono de broma, mientras sostenía la puerta del auto para que Plai bajara por su lado.

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