18 - Collar.

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Mark comprendió cuando Gun había dicho que conforme pasaban los días tendría más ganas de consolarse, porque durante el resto de la mañana, el mediodía y la temprana tarde no lo había dejado separarse de él ni para bañarse, aunque él tampoco puso mucha resistencia. Aunque el baño quedó en segundo lugar, ya que también terminaron haciéndolo bajo la ficha, jugando con la espuma del shampoo, con risas y besos, hasta terminar con el cuerpo de Gun acurrucado contra el pecho de Mark, con este acariciando su espalda en círculos y apoyando el rostro sobre la cabellera del omega, inhalando su aroma.

—¿Sabes que conocí a tu hermano?— soltó Gun de la nada, haciendo que Mark tardara unos segundos en responder con un simple "Qué?" —Mew Suppasit.— añadió.

Mark asintió, por supuesto que sabía el nombre de su hermano.

—Me habló mucho de ti.— continuó el omega.—Se ve que te extrañan bastante, te siguen esperando.

Mark tardó unos segundos en suspirar.

—Que digas esas cosas no me hace sentir mejor o algo, ya lo sé, prefiero no hablar de-

—Me dijo que si tú hubieras estado en casa aún, me hubieran presentando contigo en vez de él.

Las palabras lo hicieron callar.

Gun movió un poco el rostro para mirar hacia arriba, chocando sus ojos con los de Mark.

—Si no me hubieran marcado... Y yo no hubiera huido.— habló el alfa con lentitud —Yo sería uno de tus pretendientes.— sonrió.

Gun asintió.

—Incluso si nada hubiera pasado nos hubiéramos conocido.— respondió el omega —Destino.

Mark alzó el rostro de Gun para besarlo.

Al salir del baño, cuando ya comenzaron a tener frío, Mark tomó una toalla para Gun y otra para él, aunque no había terminado de secarse las mitad del cuerpo cuando el Omega pasó la toalla sobre él, enganchando su cuello para atraerlo hacia si mismo, sonrió a centímetros de su rostro antes de besarlo.

A Mark simplemente le encantaba.

Pensó apenas unos días atrás, dónde se había avergonzado
cuando despertó abrazando a Gun en la primera noche. Y ahora estaban pegados piel con piel sin ninguna vergüenza de su desnudez, habían aprendido que la ropa solo era un estorbo.

Las manos de Mark bajaron sin querer hacia el collar de Gun, tocando la textura de la tela que lo forraba.

Sus dedos fueron hacia la curva entre su hombro y cuello, y maldijo al collar con todo su corazón.

Gun pareció sentir qué pasaba, porque se separó del beso para mirarlo como si pidiera perdón, su mirada se tornó melancólica repentinamente.

El Omega llevó sus manos al collar, apretándolo con fuerza, enganchado sus dedos debajo de este, como si al tirar lo suficiente podría romperlo, sus nudillos se volvieron blancos y las mejillas se tornaron rojas por la fuerza.

—Gun, no no...— Mark tomó las manitos, tirando de ellas para que soltara su collar, usando un poco más de fuerza de la que quería para que el otro se rindiera.

Vio las lágrimas de frustración en los ojos de Gun, y cómo se mordía el labio con fuerza para intentar contenerse.

—Gu-

—Lamento que tenga que ser así, P'Mark.— dijo, intentando
hacer dura su voz —No sé la contraseña... De saberlo me lo hubiera quitado el primer día, pero- — un hipido de llanto interrumpió sus palabras —Quiero quedarme contigo, P'Mark.— las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

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