05 - Olor

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Mark será mayor que Gun.

[...]

—¡No es justo, Neen! Están buscando un alfa para Gun.

—¿Y qué piensas que van a estar buscando, estúpida? ¿Una tortuga para que aparee?

—¡No, Neen! Pero me- ¡Auch!

—No me pegues, sabes que te la devolveré.

—¿Tengo que mandarlas a la mierda todos los días por esta puta máquina?

De juego ambas chicas lo miraron, Eye con un poco de miedo y y Neen con fastidio, sin decir nada, se fueron, dejando que Mark sacara su lata de refresco para ir hacia la biblioteca.

—Buenos días, Siwat.— dijo la bibliotecaria.

Mark se acercó al escritorio para ce el nombre en la placa por primera vez en todo lo que llevaba en esa universidad.

— Mild ... La-pa-lai.— dijo, más lento de lo normal haciendo que la chica lo mirara con el ceño algo fruncido.

—Mark ... Si-wat.— dijo, de la misma forma que el pelinegro había hecho con su nombre.

—Un gusto.— Mark sonrió, irónico, mientras extendía la mano hacia la bibliotecaria, pero la corrió rápidamente en cuanto ella fue a tomarla.

Mark rió, divertido, pero la alfa gruñó, acomodándose los anteojos con una expresión molesta en el rostro.

El pelinegro dio media vuelta para dirigirse hacia su sillón, dispuesto
a dormir un poco, pero la voz de Mild lo hizo a frenar.

—Veo que estás de buen humor hoy, Mark.— dijo —¿Ese olor que llevas tiene algo que ver?

Confundido, Mark se giró para caminar de regreso había la chica que estaba sentada.

—¿De qué olor hablas?

Mild lo miró como si estuviera bromeando, pero por la expresión en el rostro del pelinegro se dió cuenta que no era así.

—Hueles como a caramelo.— dijo —Es algo leve, pero puedo sentirlo igual, no sé, ¿Tuviste una noche interesante?— preguntó con una sonrisa.

Mark no dijo nada por unos segundos, cayendo en cuenta que había dormido abrazando a Gun y que el olor del Omega se había quedado consigo.

Pensó que quizás, si Mark tuviera su olor propio no se notaría tanto.

—Corrígeme si me equivoco.— dijo Mild al ver que Mark no hablaba — ¿Una omega interesante en la noche?

Mark comenzó a sentir el nerviosismo en su interior, y un calor lo abrumó.

—¿Tengo razón?— preguntó Mild, alzando una ceja, sonriendo de forma victoriosa.

Mark reaccionó de golpe, encogiéndose de hombros.

—¿Y qué si fue así?— dijo, en tono defensivo, lo que hizo reír a la bibliotecaria —Tú tampoco hueles mucho como tú.— dijo, inclinándose
hacia ella de forma desafiante.

La chica rió.

—Porque no es un secreto que tengo a mi omega, Siwat.— dijo —En cambio... No me esperaba eso de ti.

—¿Eso?

—Una omega, o un omega, no lo sé.— sonrió.

Mark tomó un sorbo de refresco, su nerviosismo había pasado.

—Lo que haga durante la noche no te incumbe.— dijo, de forma fría y para sorpresa de la alfa —A menos que quieras ser parte de ella.— añadió, con una sonrisa y un guiño.

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