26 - Bella durmiente.

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Caminando torpemente por el pasillo, arrastró los pies hasta que llegó al comedor.

—La bella durmiente despertó.— escuchó, y miró con algo de odio al pelinegro que pasó junto a él, un poco más bajo que él, atractivo y muy parecido a Plai para su gusto.

Un gruñido bajo hizo que el chico se encogiera un poco.

En menos de un segundo, sintió unos brazos rodearlo en un abrazo, apretándolo lo suficiente como para hacer aparecer una mueca en su rostro.

Enfocó su vista en el cabello gris de quien lo abrazaba.

—Mew, vas a romperme.— murmuró, con apenas aire por la
fuerza del abrazo.

Su hermano lo soltó al instante, alejándose un poco, pero aún
sosteniéndolo por los brazos, murmurando un "Lo siento"
varias veces, mientras sonreía.

Mark respiró el olor familiar del peligris, arrugó un poco la nariz, nunca había sido su aroma favorito, y era más fuerte de lo que recordaba.

El pelinegro asintió, sonriendo, para que Mew dejará de pedir disculpas.

Mew lo volvió a abrazar, Mark hizo un esfuerzo para devolverle el gesto, el sueño se había despejado y su cuerpo volvía a doler, así que el solo mover sus brazos le dolía.

Al separarse, el peligris frotó sus ojos, despejando unas lágrimas, cosa que de alguna manera le dolió a Mark.

—Tienes que tomar algo.— le dijo Mew, un poco más tranquilo —¿Puedes caminar? ¿Te ayudo?

Mark negó, por más que le hubiera servido la ayuda de su hermano quería hacerlo sólo, por orgullo.

Al llegar a la mesa, se sorprendió cuando Plai acomodó una silla
para que se sentara.

—¿Quieres un té?— preguntó la rubia —Normal, saborizado,
con miel... O ¿Prefieres una chocolatada?

Mark lo pensó un momento.

—Creo que quiero algo más dulce... Chocolatada.— dijo —Por
favor..

Plai asintió, fue hasta la cocina para preparar lo que le había
pedido.

Al voltear, se encontró con la mirada de Mew sobre él.

—¿Sabes cuánto te extrañamos?

"Mierda" pensó, Mark frunció sus labios en una mueca, sabiendo que el otro iba a empezar la conversación que no quería tener, no sabía si había creído que durarían más tiempo sin hablar del tema o qué, pero no se sentía listo.

—N-No puedo-

—Ya lo sé, Mark.— lo interrumpió —Dios, ¿Creías que no lo sabía? Nuestra familia es de las más importantes en Chachoengsao, ¿Creés que no contratamos detectives privados? ¿O que no mandamos a unos cuantos a golpizas porque no querían hablar?

El pelinegro quiso desaparecer, cerró con fuerza los ojos, frotando su rostro.

—¿Por qué no nos dijiste? ¿Por qué te fuiste sin más?

Mark negó varias veces.

—No quería decirlo.— murmuró —Es vergonzoso, es horrible, me sentía mal conmigo mismo... No quería que me vieran como una vergüenza.

—¿Preferiste dejarnos?— el tono de Mew era firme —¿Sabes todas
las posibilidades que pensamos de lo que había pasado? ¿Que habías muerto, que estabas secuestrado en algún lado? ¿Sabes todo lo que pasamos para al final consolarnos con la idea de que solo estabas desparecido?

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