¿Quieren acoger a un desconocido? ¿A un niño huérfano del que no tienen ni idea a parte de "su historia"? Y ahora es mi turno: ¿voy yo a vivir con ellos, que son completos desconocidos y que, además, son vampiros...?
Y tú eres un Mediovampiro—me recordó la cansina vocecilla. Me tragué la lengua para no comenzar una tonta discusión cuando teníamos que dar una respuesta tarde o temprano. Así que, en vez de perder el tiempo, razoné sobre la propuesta de ambos perros-vampiro.Por un lado, tendría que confiar en extraños y vivir con ellos sin saber cuáles son sus intenciones. Aunque ellos tampoco es que fueran a saber las mías ni mi verdadera naturaleza ni razón de ser.
Por otra parte, ¿qué voy a hacer yo por las calles sin rumbo alguno y escapando todo el rato de la AIE? No quiero estar todo el tiempo huyendo, ¡qué estrés! Deseo vivir una vida normal. Aunque en la Tierra no llevaba lo que podía llamarse "vida" y mucho menos, normal. Por eso mismo, quiero rehacerla.
De que sea adaptable, mala o infernalmente insoportable,eso, ya no depende de mí: Depende de los enseres de mi alrededor y de la codicia del destino.—¿Es en serio?—Opté por responder al tomar la decisión. No pude evitar que una pizca de entusiasmo se mezclara con la curiosidad ante la aventura que esperaba tras las puertas de aquella singular casa del Umbrehem terra.
Los dos perros asintieron casi al mismo tiempo, afirmando mi respuesta—. Claro que acepto. Muchas gracias.
Sin pensarlo, mi cuerpo les abrazó a los dos en un mismo apretón. Me sentí un poco culpable al mentirles de manera tan descarada cuando ellos habían sido tan amables conmigo. Sin embargo, me dije a mí mismo que era por mi bien y que esa "historia", no iba a hacer ningún daño a nadie.
Solo es por precaución. Además, ¿qué va a pasar porque me haya inventado un poquito mi pasado?
Ellos sonrieron y me devolvieron el apretón. Luego, se separaron y me dedicaron una sonrisa alegre.—Son las dos y cuarto—señaló Lula con su móvil—. Si queréis podemos dar una vuelta y así nos conocemos mejor y no estamos en casa todo el día.
—Buena idea—declaró Pachón—. Además, así, si quieres—se giró, dirigiéndose a mí—, podemos apuntarte al colegio a la que vamos. Van por el segundo trimestre, pero puede que lo apruebes, si es eso lo que te preocupa. Sino, no pasa nada, es normal.Y así tampoco estás tanto tiempo solo y aburrido en casa.
—Y haces nuevos amigos—añadió Lula.
No era mala idea. Era arriesgado, temerario y hacia lo desconocido, pero no era una mala idea. A saber qué materias dan en este loco mundo y qué seres me encuentro. Sin embargo, puede ser un buen método para adaptarme a la sociedad y la educación que aquí se imparte. Asimismo, los "pros" que me han dicho también se ven bien. Seré el niño nuevo, sí. Pero en un tiempo dejaré de serlo y se adaptarán a mí como yo a ellos.
Total, una cosa más a la que adaptarse, no va ha hacer daño a nadie. Ya lo he hecho ya varias veces a lo largo de mi vida, ¿por qué no realizarlo de nuevo?
—Me parece bien—sentencié.
Salimos de la casa y fuimos a dar ese primer paseo juntos que nos prometimos.El clima estaba como antes. Era agradable y acogedor. Los edificios y diversas estructuras del paisaje nocturno cogían su belleza tras un tiempo observándolos, a pesar de que pudieran emitir un poco de terror al principio.
Caminamos por la calle principal rodeados de casas sin orden específico y atravesamos el paseo hasta llegar a una pequeña placita.
—Mira, el edificio de la izquierda es el colegio. Y, el de la derecha del todo, la universidad. Entre medias de los dos, está el instituto, donde vamos nosotros—me señaló Pachón.
Eran bastante grandes todos los señalados. Tenían un ambiente un tanto "terrorífico". Era como si mezclara lo estudiantil con la fiesta de Halloween. Era bastante bonito y expresaba confianza e inteligencia nada más verlos, a pesar de su extraño aspecto decorativo.—La matrícula la haremos luego, a la vuelta—dijo Lula.
A esta proposición, se me vino una pregunta a la cabeza.
¿No deben ser mayores de edad para matricular a un menor?
—¿Cuántos años tenéis?—Pregunté curioso.
—Diecisiete, los dos—contestó Pachón—. ¿Y tú?
Le hice un "9"con los dedos y solto una pequeña risa.
—¿Por qué lo preguntas?—Preguntó Lula con una curiosa sonrisa.
—Para ver si sois mayores de edad.
—Ah, eso—intervino de nuevo Pachón—. Pues sí, lo somos. Desde el año pasado ya soy un hombre hecho y derecho—infló el pecho y Lula se rió de la tontería de su compañero.
Sin embargo, a mí ese hecho me confundió.
Ni 18 años como muchos países, incluyendo a España, y mucho menos, 21 años, como en algunos estados de EE.UU.
Aquí, en el MDLS, son 16 años. Porque ellos son únicos y diferentes.
—La verdad es que el sistema no está muy bien hecho—comentó Pachón, como si me leyera la mente—. Pero hay que tener en cuenta que somos demasiadas especies con diferentes grados de inteligencia y maduración, así que supongo que está bien. Aunque no sé si existirán excepciones...
No quise ponerle en un compromiso al seguir preguntando sobre el tema, así que lo dejamos a un lado y continuamos con aquel paseo.
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El Mundo De Los Sueños
FantasyUn niño al que secuestran es llevado a otro planeta que estará fuera del alcance de su inigualable imaginación. Nada va a volver a ser lo que parece: todo puede cambiar al día siguiente y nada puede ser real en el día anterior. Su paranoica historia...