Hay gente que, cuando se va viaje, se lleva una maleta con enormes cantidades de ropa y más cosas que probablemente no necesiten. Otras personas son más moderadas respecto a esto y otras se llevan exclusivamente lo necesario.
Cuando haces un viaje a algún lugar, te llevas las cosas importantes para ti y lo necesario para el viaje. Yo, por ejemplo, solía llevarme un libro. Adoraba leer en la playa: es una cosa fantástica, procedente de otro mundo.
Sin embargo, para este viaje, no he traído mi maleta. De la misma forma que no me he traído mis problemas terrícolas(aunque aquí haya de sobra). ¿Pero sabes lo que sí que me he traído y jamás me olvido de ello en ninguna parte?
El insomnio.Cuando caí rendido a la cama tras mi conversación con Cheetah, pensé que al menos una noche me libraría de él. Pero no, aquí esta de nuevo, haciéndome una pequeña visita porque debe de ser que se aburre el pobre mío.
—¿Tú tampoco puedes dormir?—Preguntó Cheetah en medio de la oscuridad. Su voz me pegó de sopetón y me di un pequeño susto a oírle.
Es difícil acostumbrarse a que un guepardo de metro ochenta te hable así de la nada.
—No—respondí con un suspiro. Al instante siguiente, se me apareció una duda existencial—: ¿Tú duermes al mismo tiempo que yo o cómo va esto?
—Nuestros seres están sincronizados, pero no tenemos por qué dormir a la vez.
—Vamos, que no somos máquinas conectadas—declaré aliviado—. Me alegro.
—Yo también, imagínate tragarme toda una partida de ajedrez cuando jugaste con Maruja. Me quedé sopa y, cuando desperté, ya habías perdido. Tengo que enseñarte a jugar. Eres muy malo—me guiñó uno de sus ojos felinos con intención de picarme. Yo reprimí mi gesto de voltear los ojos, pues sabía que los guepardos tenían visión nocturna y no quería que mi papel se fuera a la porra.
Al menos, no todavía.
Podemos llevarnos bien con él, debemos hacerlo. Pero no podemos ser su amigo...¿o sí?Nuestra pequeña relación iba empezando a adquirir un ritmo. A él se le veía emocionado y deseaba conocer más de mí. O "volverme a conocer", si nos basamos en lo que él dijo.
Yo, por otro lado, me andaba con cuidado y escogía muy bien los caminos por donde iba. Nada ni nadie sabe lo que este ser es capaz, así que más me vale ir con cuidado y no dar un paso en falso. Es mejor llevarme bien con él y ganarme su confianza y, a partir de ahí, ya se verán otras cuestiones a elegir.
—Hay una cosa que quiero decirte, Víctor—dijo Cheetah, aprovechando la falta de sueño de ambos. Yo hice un gesto con la cabeza y él me miró a través de la oscuridad—. Con todo lo que estamos pasando, creo que la mejor opción es no decirle a nadie que yo existo.
—¿La gente no puede verte?
—No puede verme, oírme ni sentirme. Me ha costado que tu lo hagas y ni siquiera sé cómo lo he hecho, pero no. Eres el único que sabes que existo. Eres como el típico elegido de las pelis que ve a los muertos o a los fantasmas, ¿no es genial?
Él se divertía con la idea, aferrándose a su broma para no profundizar en el tema y perderse en él. Yo, por el contrario, no sabía qué pensar.
—Entonces, ¿te parece buena idea?
—Si, es lo mejor. No debemos confiar en nadie y así también evito una conversación imposible con quien sea que habría de tenerla. Imagínate decirle a alguien que un guepardo que solo tú puedes ver, es una especie de compañero de vida con el que compartes tu cuerpo. ¡Pensarían que estoy loco!
Cheetah se rio y se acercó un poco más a mí. Su pata derecha tocaba mi brazo izquierdo y su cuerpo se apoyaba con sutileza en el mío, rozando mi piel con su suave pelaje.—Además de entrenar y perfeccionar nuestros poderes, también debemos ver la forma de adquirir nuevos—verbalizó Cheetah.
—¿Adquirir nuevos?—Repetí sorprendido.
—Sí. ¿No te acuerdas de lo que dijo Fer?
—Tantas cosas ha dicho Fer y en tantas me he perdido que...
En un principio a Fer le consideraba un viejo loco. Sin embargo, ahora me doy cuenta que aquí el único loco que hay soy yo.
—Es normal, yo también pensaba que estaba loco. Menos mal que en esa charla me mantuve atento y no me dormí—me dedicó una sonrisa y comenzó a explicarme brevemente lo que Fer había dicho—: Los poderes que obtengamos, podemos usarlos con el tiempo y esfuerzo y, a su vez, también podemos mejorarlos, con el entrenamiento adecuado. Y, lo que te mencionaba sobre aprender nuevos poderes era porque Fer nos dijo que, al derrotar a un enemigo, tendríamos la posibilidad de adquirir uno o varios poderes de nuestro adversario.
—¿¡En serio!?—Espeté con sorpresa y emoción unidos en uno. A veces estoy tanto tiempo en las nubes que me pierdo los detalles importantes.
—Sí, pero como todo, hay reglas y es limitado—sonrió al ver mi cara de emoción—. Nuestro cuerpo y mente deciden de manera involuntaria si se quedan con él o no. Bien por si pueden soportar la cantidad de energía y capacidad de control que requiere ese poder o porque simplemente no lo consideran "apto" o "necesario" para nosotros. Fer dijo algo raro de que el poder también tenía que "conectar" con nosotros.
—¿Como si el poder tuviera que ser parte de nuestra personalidad?
—Sí, algo así. Nuestro cuerpo es extraño—hizo un gesto con su pata y añadió—: Es tan perfeccionista que quiere que vayamos a nuestro estilo de moda, sin salirnos de la raya.
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El Mundo De Los Sueños
FantasyUn niño al que secuestran es llevado a otro planeta que estará fuera del alcance de su inigualable imaginación. Nada va a volver a ser lo que parece: todo puede cambiar al día siguiente y nada puede ser real en el día anterior. Su paranoica historia...