La agonía aparecía tan rápido como una bala y mi temor y miedo casi se podían palpar.
Mi más intensa fobia iba a cobrar vida una vez más.
¿Por qué tenía que preocuparme constantemente por algo tan lejano como lo es la muerte, con lo joven que soy?—Solía preguntarme a mí mismo en las noches de insomnio cuando no podía dormir por culpa de mi fobia. Quizás me equivocaba y ella está más cerca de mí de lo que mi subconsciente creía—. ¿Por qué tenemos que morirnos? No sé que pasará después de eso y me da pánico siquiera pensarlo.
Sabía que mi fobia sucedería de un momento a otro. Incluso en un instante decisivo que optaría por acabar mi vida. No obstante, jamás la hubiera imaginado en este contexto.
Esto tendría que haber sido una horrible pesadilla; una alucinación pasajera.Sin embargo, estaba ahí: podía tocarla y ver cómo se mezclaba con el clima. La criatura cuyo rostro estaba tapado, vestida de negro y con una gran guadaña afilada en su huesuda mano, me aguardaba para dar un paseo hasta el indescifrable destino que muchos humanos e, imagino que otros seres, han pensado en ella a lo largo de su corta vida.
Extendí las manos, aún en el plano físico en el que perduraba, intentándome proteger de lo inevitable y eché la cabeza para un lado mientras mis ojos se cerraban y mi cuerpo esperaba con impaciencia mi destino: un impacto, un golpe, una caída y una nada.
Mi alma, ansiosa, se sacudió en mi cuerpo esperando a que el destino hiciera el trabajo que parecía nunca llegar.
Sonidos confusos y aterradores reinaron mi ciega consciencia. Más disparos y gritos desgarradores orbitaban por todo el espacio en el que nos encontrábamos sin cesar; sin tener un fugaz final.
Apretaba tan fuerte los ojos que empecé a pensar que el líquido que notaba recorriendo por mis mejillas, no era ni más ni menos que sangre.
Mis manos quemaban tanto que pensé que se me iban a separar de mis brazos en una lenta desintegración, dejando un rastro de oscuras cenizas a su paso.En aquellos instantes de locura, se oían gritos y protestas que se asemejaron a un pueblo rabioso sublevado ante los abusos del gobierno. Palabras que no conseguía que cobraran sentido alguno. Que brotaban tanto en la lejanía, como en la cercanía. Tan cerca, que los aleatorios ruidos me silbaban al oído. Y tan lejos, que mi cerebro dejó de prestarles atención a algunos de los sonidos.
Una voz muy potente gritó algo que rebotó hasta en los rincones más inhóspitos del lugar.
Todos los ruidos cesaron de golpe al mismo tiempo.
—Lo has hecho. Lo has conseguido.Abrí los ojos sin esperar ni un segundo más. Fer me miraba fijamente con la misma sonrisa de orgullo con la que me observaba cuando mis ojos se tornaron en los de un felino.
—Y volverás a hacerlo—sonó de nuevo en mi espalda—. Mi consejo: la autoconfianza. Esa es la base para controlarlos. Luego, a partir de ella, la práctica.
Fue cuando me percaté que nos rodeaba un cristal de tonalidad naranja: mi color favorito.
Era una semi-esfera perfecta. Brillante e impoluta. Y por lo que vi, muy resistente, pues había soportado la ira de cientos de balas junto con la determinación de la comandante.
—¿¡Qué coño os pasa!?—Refunfuñó la comandante con furia—. ¡Vamos, fuego! ¡Fuego! ¡FUE-GO!
Pero ningún soldado apretó el gatillo. Algunos hasta se negaron a seguir apuntándonos.
Un tímido militar de los presentes se acercó a ella, como un niño asustado pidiéndole a su madre enfadada que le quitara el castigo y que jamás volvería a hacer de nuevo lo que le ha llevado a su terrible situación.
—Se-Señora...—titubeó el asustado soldado—. No tenemos más balas...Los cargadores están va...vacíos.
—Inútiles—dijo bajando un poco la voz con un tono de resignación absoluta—. Vosotros dos—se drigió hacia los dos tipos de antes: el larguirucho y el robusto—. Id a por el chiquillo.—Se separó y extendió los brazos mientras aumentaba su tono de voz—. Los demás, fuera. Buscar más armas y cargamento. Traed todo lo posible: tanques, aviones de guerra, armamento pesado y explosivo...¡Lo que sea! Si es necesario, hasta una bomba nuclear, ¡vamos, rápido! ¡Estamos ante una de las mayores amenazas!
—Señora...—volvió el mismo soldado temeroso—. En la guerra se gastó todo...no nos queda nada, comandante. Esas eran nuestra...última munición.
—¡Me da igual!—Bramó furiosa. Por un momento, pensé que iba a golpear a el pobre soldado—.Buscad lo que sea, pero no quiero veros más. Largaos. ¡Ya!
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El Mundo De Los Sueños
خيال (فانتازيا)Un niño al que secuestran es llevado a otro planeta que estará fuera del alcance de su inigualable imaginación. Nada va a volver a ser lo que parece: todo puede cambiar al día siguiente y nada puede ser real en el día anterior. Su paranoica historia...