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Son las cuatro de la mañana y la fiesta acabó hace media hora. Estoy caminando del yate hasta mi coche cuando alguien ya me está llevando como un saco de patatas y veo ese culo de la persona que me lleva.
-Nicolás, suéltame - apenas hablo porque estoy borracha pero si soy consciente de todo y sí, ahora mismo tengo el vestido hasta la mitad del culo y está expuesto al aire.
-Te he dicho que mi regalo no acababa ahí y créeme acaba de empezar. - dice y aprieta ligeramente mi muslo
-No quiero ir contigo, - Niego con la cabeza - se me está subiendo la sangre a la cabeza
-Esta vez no vale - recuerdo cuando se lo dije hace cuatro años, me bajó y salí corriendo
-Esta vez llevo tacones, por mucho que corra no me iré lejos.
-Así que tienes pensado correr.
-Es una de las posibilidades- como no me contesta empiezo a patear pero nada-¡suéltame ! - me da una nalgada -¡oye !
- Cállate. Ya casi llegamos - me da otra nalgada y deja su mano en mi culo.
-Quita. Tú. Mano. De. Ahí - digo entre dientes
-No - aprieta la nalga - eso , lo voy a disfrutar durante estos dos días.
-No te entiendo- me baja de su hombro y tardo varios segundos para coger equilibro y me mete al coche cerrándolo  con seguro para que no pueda salir. Da la vuelva al coche sentándose y cuando se sienta vuelve a cerrar con seguro. 
-¿Que está pasando ?- pregunto mirándole
-Nos vamos de viaje, tu y yo. - arranca el coche y empieza a conducir.
-¡Eh ! No, no , no , no. No nos vamos, yo me voy al hotel - niega divertido y yo hago el quinto intento de abrir la puerta - ¡para el coche ! ¡Que pares el puto coche Nicolás ! - comienzo a pegar su brazo y el coche se para.
Me coge de las muñecas y me lleva contra él.
-No voy a parar el coche hasta que no lleguemos al puto avión. - dice mirando a mis ojos
-¡No puedes llevarme a donde quieras porque a ti te apetece !- muevo mis brazos con fuerza
-¡Si! ¡Si, puedo !¡y lo estoy haciendo! ¿Sabes por qué?  - me acerca a él y habla casi sobre mis labios - porqué me da la gana, quiero llevarte e irme a un puto lugar donde estaremos solo tu y yo.
-Véte al infierno Nicolás Cooper
-Tu me llevaste ahí.... y me sigo quemando en él, mientras tú seas su dueña, estoy preparado para morir quemado. - después une nuestros labios.
Nos besamos...y así me quiero quedar, solo nosotros dos.
Pero es imposible
Rompemos el beso por la falta de aire y pasa su pulgar por mis labios.
-Ahora cállate y disfruta de los dos días que nos esperan en Santorini.
Lo miro con ganas y deseo cuando continúa conduciendo.
Su nariz puntiaguda, sus labios curvados en una sonrisa ligera, sus ojos mirando la carretera, sus brazos tat...
-Hazme una foto, te durará más- dice mirándome
-Esa frase ya está pasada de moda Nicolás - apoyo mi cuerpo en el asiento y miro la carretera llena de luces.
-¿Por que Santorini ? - pregunto
-No lo se - y ya no volvemos a hablar a lo largo del camino.
Él aparca el coche y los dos salimos recibiendo la brisa fresca. Entro al avión privado y veo champán con fresas en la mesa. Me tomo una fresa y me adentro al baño quitando el vestido me pongo la camiseta y pantalón de pijama que había en el avión y al salir del baño veo a Nicolás recostado en el sillón lujoso.
-Puedes dormir si quieres, estaremos 18 horas en el aire.- asiento y me acuesto en el sillón, súper ultra cómodo y me duermo en dos segundos.

-Victoria, Vic, despierta, ya llegamos - limpio la saliva  de mi boca y abro los ojos
-Buenos días
-Aquí son noches- me siento y miro la ventana.
Salimos del avión y justo al lado nos esperaba un coche lujoso.
Mi cerebro aún está procesando donde y con quien estoy. Llegamos al hotel y nuestra habitación es blanca, con varios sillones de colores y una cama con sábanas blancas. Un balcón con la piscina propia y una vista de cien. Las habitaciones de este hotel van como escalonadas y la nuestra está en el más arriba dejándonos una vista de la isla iluminada con luces del hotel y el mar nocturno.
Después de ducharme decidí ignorar un poco a Nicolás y dormir en esta cama que parece muy cómoda.

Nicolás
Cuando entro con la comida, ella ya está durmiendo. Dejo las hamburguesas y me voy a la ducha.
Tengo diez llamadas perdidas de Diana y  cuatro mensajes de donde estoy. Si fuese Victoria tendría cien llamadas perdidas y otros cien mensajes. Rodeo la toalla en mi cintura mientras con otra me seco el pelo viendo como Victoria duerme. B
No me importa que Diana esté preocupada, no me importa lo que piensen mis padres, la única que importa está acostada y durmiendo como un bebé. Me siento en el sillón mirando como duerme y pienso cuantas veces estuve imaginando a nosotros dos de viaje si las cosas fueran distintas, miles de veces. Si tan solo supiera cuanto lo siento y cuanto la eché de menos.

Destinados (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora