Amaneció y aunque la cortina estaba cerrada, César sentía un poco de sol en la cara y Mariana dormía tranquila a su lado. Estaba de bruces con la sábana hasta las caderas, la luz dorada iluminaba el pelo rubio y se quedó mirándola para guardar aquella imagen para siempre. Después de un baño rápido, preparó el café, revisó el móvil dónde tenía muchas llamadas de Maite y mensajes. Borró todo el histórico, como si no bastara todo lo que pasó aún tenía que aguantar otra más. Sintió dos manos tocando su pecho sobre la bata de baño abrazándolo por la espalda.
- ¡Hola!
- Buenos días. -Se giró tomándola por la cintura y la besó.
- Me atreví a usar la ducha. -Dijo apuntando al próprio cuerpo. -Y también de ponerme una de tus camisas...
- Aquí también es tú casa, no necesitas pedirme o disculparte por nada. -Miró su cuerpo que tenía una camisa blanca y el pelo en un moño con algunos mechones en el rostro. -Y no sabes cómo fantaseaba verte en mi cocina así.
- César... -Sonrió tímida. -Bueno, ¿tienes algo para dolor de cabeza? Me muero.
- Te dije que no debías tomar mucho. -Le dio una pastilla y un vaso de agua.
- Recuérdame de nunca más tomar alcohol en esta vida... -Se quejó.
Mientras desayunaba los dos hablaron de asuntos sin importancia, nadie se atrevió a empezar una conversación sobre lo que pasó toda la noche. Mariana sentía sinceridad cuándo César repetía una y otra vez que la amaba, no sabía cómo sería de ahora en adelante porque deseaba volver a la normalidade pero con calma porqué aún estaba lastimada y él también. Las cosas sucederían como manda el destino.
- ¿Entonces está todo bien? -Irene preguntó mientras tomaban un café cerca de la empresa Lazcano.
- Estamos intentando pero dónde vamos a parar sólo el tiempo nos va decir. -Encogió el hombro. -A veces nos encontramos en su departamento y cuándo Elisa está contigo aparece en la mansión...
- ¿Pero por que eso?
- No quiero que me vea con su papá, por lo menos no hasta que arreglemos todo de manera definitiva porqué no quiero que se haga ilusiones.
- En esto estoy de acuerdo. -Devoró un pedazo de tarta de chocolate. -¿Y van a cenar hoy?
- ¡Sí! -Miraba a Irene con preocupación. -Hey calma, la tarta no va salir caminando... ¿Todo esto es hambre?
- No sabes las ganas que tenía de comer. -Contestó limpiando la boca. -Y tenía que ser en este café.
- ¿Estás embarazada? -Preguntó sorpresa. -Irene...
- Ay claro que no. -Contestó con la boca llena. -Hace tiempo que dejé el tratamiento y tú lo sabes.
- Pero es una señal porqué a veces cuando dejas el tratamiento estás más tranquila y relajada, eso ayuda a embazarse sin presión.
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Me Dediqué A Perderte
ЧиклитCuando conoció a César Lazcano, lo único que Mariana estaba segura era que pasaría el resto de la vida siendo feliz y amada. Cualquier persona diría que tenían un matrimonio perfecto, una hija preciosa, dinero y amor... Pero la realidad era muy dist...