Capítulo 14

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- ¡Buenas noches!

La voz ronca hizo Mariana cerrar los ojos por pocos segundos sintiendo en lo más profundo de su corazón un miedo terrible por los dos hombres estaren en el mismo lugar. Claro que la escena de la noche en qué pelearon ahí en la casa estaba reciente en su memoria pero se sorprendió cuando vio a César acercándose calmó y mirando los ojos de súplica de la mujer. Extrañaba tanto verla que hasta de olvidó por instantes que Alex estaba ahí, todo era insignificante cuando tenía a Mariana cerca.

- ¿Y Elisa? -Preguntó ignorando totalmente el médico.

- Está acostada. -Contestó con la respiración agitada.

- Voy a verla.

Mariana dejó el aire salir de los pulmones con alivio y al mismo tiempo con miedo. Alex le dio una sonrisa comprensible, sin decir nada salió de la casa dejándola por un tiempo parada ahí sin saber que hacer. Um sabor agridulce invadió su boca, pidió al cielo que no fuera otra vez ganas de vomitar porqué prontamente se acordó de un tema que necesitaba solucionar pero no sabía cómo decírselo a César.

Cuando volvió a la recámara de Elisa, lo vio sentado al lado de la niña en la cama haciendo caricias en su pelo rubio mientras la miraba dormir. Lo mucho que lo conocía, Mariana estaba segura de que César estaba derramando unas pocas lágrimas, podría dudar de cualquier cosa menos del amor enorme que tenía por su hija y sabía que estos días lejos de Elisa lo dejó muy mal.

Cuando notó la presencial de Mariana ahí, César se levantó para caminar hacía ella. Era la primera vez desde el día de la discusión que la vía así tan cerca y sólo por tenerla así se dio cuenta de cómo la había extrañado. Su perfume cítrico, los ojos verdes y brillantes eran capaces de arrebatarle el corazón, tragó en seco quedándose frente a ella que sentía lo mismo... Tal vez mucho más ahora que acogía en su vientre otro resultado del amor enorme que tenían y que ni el tiempo sería capaz de borrar.

- ¿Qué hacía este tipo aquí? -Preguntó serio.

- Yo lo llamé para revisar a Elisa. -Dijo sin lograr desviar la mirada de los ojos castaños de César.

- No quiero este hombre cerca de mi hija.

- ¡NUESTRA HIJA! -Mariana dijo seria para enseguida notar que estaba hablando de manera alterada. -No lo llamé para provocarte César, no te creas tanto, era una emergencia.

- Perdón. -Bajó la voz apenado. -Es que me pone los nervios verlo dentro de esta casa, cerca de ti y de Elisa después de todo.

- Pues ahórrate tus crisis de celos porqué ya no tienes derecho a reclamarme nada, así como a mi poco me importa lo qué haces o no con tu vida. -Las palabras salían duras pero le desgarraba el alma. -No te preocupes porqué jamás haría algo estando cerca de la niña.

-Eso espero porqué...

-¿Papá?

La voz ronca de Elisa sonó por la habitación haciendo los dos voltearen para verla sentada en la cama mirando los dos con curiosidad.

- Mi amor. -César caminó hacía ella recibiéndola en sus brazos. -¿Cómo te sientes?

- Mejor. -Lo besó en la mejilla. - Mami no me quiero ir al hospital... -Miró a Mariana que se acercaba.

Me Dediqué A PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora