César no contestó. Percorría su cuerpo en cada rincón que alcanzaba, ella reaccionaba de inmediato, alejó el pelo dejando su el cuello expuesto para besar mientras la miraba por el espejo. Mariana recostó la cabeza en su hombro cerrando los ojos sin notar cúando la giró de una sola vez, no había tiempo para pensar y César ya estaba besando los labios, pujaba el pelo rubio para dominar a su antojo y ella no ponía resistencia tomando el blazer para traerlo cerca de su cuerpo. La puso sobre el lavabo de una sola vez para quedarse entre su cuerpo mientras deslizaba el vestido para arriba dejando las piernas libres, necesitaban más y Mariana abría los ojos en un minuto de sanidad para notar que estaban en un baño.
- César por favor aquí no... -Dijo pero él parecía no escucharla.
- ¿Qué más da? -Mordía el lábio hinchado y bajó por el escote embriagado por el perfume y la piel suave que tanto extrañaba.
- Es enserio, alguién puede entrar. -Su boca decía una cosa mientras su cuerpo reaccionaba todo lo contrario.
- Eso es lo que me gusta a mí. -Buscaba con desesperación el cierre del vestido. -El peligro, el riesgo... Te quiero aquí y ahora.
Mariana jadeó cuando las fuertes manos apretaron los senos sobre el tejido oscuro y puso las piernas alrededor de su cintura para acercarlos más. César apretaba con fuerza los muslos dejando la piel roja, ella tenía la respiración desenfrenada, la vista turbia por lo intenso que estaba sendo tocada y besada . Lamió el espacio entre los senos pero se alejó lo suficiente para bajar manga del vestido porqué no tenían mucho tiempo para sacar totalmente la ropa cómo deseaba, el sostén de encaje negro y el contraste con la piel blanca lo dejó más duro de lo normal, tomó a los dos de una sola vez haciendo movimientos arriba y abajo. Mariana lo libró del cinturón y de los pantalones, estaba tan excitada que apretó su boxers para escucharlo gruñir diciendo una palabra obscena haciendóla sonreír y cómo respuesta César puso sus bragas a un lado tocando el punto de placer húmedo para entrar en ella de una sola vez.
- Cómo te extrañé. -Tomó el rostro para mirarla, los ojos oliva estaban oscuros y tocó los labios con la punta de los dedos.
- Yo a ti... -Casi gritó cuando la penetró una y otra vez. -Más rápido, César.
Los espasmos se aposaba de su cuerpo y Mariana se aferró a su camisa poniendo los dedos de manera descontrolada entre el pelo revuelto mientras sentía un orgasmo violento y sus jadeos se mezclaban, él se derramó en su interior y se quedaron abrazados para recuperar el aliento. César la ayudó a bajar, le dio un beso de pico pero Mariana no dijo nada, solamente le regaló una sonrisa forzada y empezaron a arreglarse en silencio.
- Voy a salir primero. -Dijo ajustando el blazer y ella retocaba el maquillaje frente al espejo.
Por suerte no había nadie cerca del baño y él se acercó dónde estaba Irene, Abel y Maite.
- ¿Viste a Mariana? -La mujer preguntó después de abrazar el cuñado.
- La vi hace unas horas... -Mintió.
- Con permiso. -Irene lo tomó por el brazo tomando una distancia de los demás. -¿Cómo te atreves a aparecer aquí con esta tipa? ¿Así quieres reconquistar a tú mujer?
- ¿Qué? No vino conmigo. -Contestó incrédulo. -Y fue tú esposo quién la invitó.
- Te estoy vigilando César Lazcano. -Advertía con la mirada seria. -No voy a permitir que lastimes a mi hermana otra vez mientras estás por ahí con esa mujercita.
- No tengo nada con Maite, créeme. -Las palabras eran sinceras y Irene suspiró. -Vino a trabajo y es sólo mi amiga, ¿crees que sería capaz de aparecer con alguién en un lugar dónde está Mariana después de poco tiempo que nos separamos? La amo y voy a luchar por ella.
ESTÁS LEYENDO
Me Dediqué A Perderte
ChickLitCuando conoció a César Lazcano, lo único que Mariana estaba segura era que pasaría el resto de la vida siendo feliz y amada. Cualquier persona diría que tenían un matrimonio perfecto, una hija preciosa, dinero y amor... Pero la realidad era muy dist...