Capítulo 10

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"Y así es la vida, te regala todo con una mano y luego te quita con la otra."

Cuándo llegó a la empresa, César encontró a Maite en su despacho. Ya estaba harto de verla todos los días ahí por la mañana, no sabía dónde tenía la cabeza en el momento que se la llevó a la cama durante el viaje a España. Estaba separado de Mariana en aquél momento, aunque se besaron con la esperanza de qué todo iba a cambiar, no se contuvo después de unas copas y se fueron a la habitación que él estaba hospedado pero no podría culpar el alcohol porque habían pasado otra veces. Nada justificaba lo que había hecho pero lo peor es que no dijo nada a Mariana y la aseguró que no pasó nada entre los dos, ahora Maite no lo dejaba en paz. Lo peor es que sentía que de verdad la mujer estaba enamorada o por lo menos tenía algo porqué era joven y guapa, todos los hombres de la empresa se mataban por ella pero con todo eso seguía buscando a César que ya no aguantaba esta situación sobretodo ahora que estaba todo de poniendo todo en su lugar con su esposa. Maite era una mujer consentida que siempre ha tenido todo en la vida así de fácil, sabía lo difícil que era llamar la atención del hombre y eso nada más la dejaba furiosa.

- No quiero que sigas actuando cómo si yo no existiera. -La mujer dijo y para la sorpresa de César estaba tranquila. -¿Estás separado de tú mujer, por que no me quieres ?

- El hecho que ya no esté con Mariana no quiere decir que quiero estar contigo. -Contestó calmo para no perder la razón porqué aquella historia estaba tomando un rumbo peligroso. -Lo que pasó entre nosotros fue sólo sexo y lo dejé muy claro desde un principio. -Repetía las mismas palabras que había dicho a Sofía.

- Ya te dije que estoy enamorada de tí. -Tomó el rostro de César que enseguida se alejó con cuidado.

- ¡Y yo te dije que estás equivocada!

- Nunca estuve tan segura de algo...

- Maite, eres una mujer increíble, necesitas alguién que te quiera y que esté libre para hacerte feliz pero esa persona no soy yo.

Él notó sinceridad en los ojos que estaban bañado en lágrimas. Conocía muy bien a las mujeres, ahora estaba seguro de que lo que ella sentía era real. Se maldijo por hacer tantas mierdas que no tenía cómo arreglar después. Se sentía un idiota porqué estaba haciendo a una mujer sufrir, tragó en seco imaginando si algún día un hombre fuera tan cabrón con su hija y le rompiera el corazón de esta manera, lo mataría. 

- ¿Por que no intentamos algo? -Suplicó. -En Madrid pasamos un buen rato, todo fluye entre los dos, nos damos bien en la cama y acepté venir hasta aquí por tí.

- Porqué estoy libre pero mi corazón no. -Explicó ocultado que la verdad es que las cosas con Mariana estaba bien aunque no había regresado por completo a la casa. -Mi corazón siempre fue y siempre va ser suyo. Eso no va cambiar aunque esté contigo o con cualquier otra, jamás sería feliz y tampoco haría a alguien feliz.

- No te imaginas cómo daría mi vida por estar en su lugar. -Maite dijo secando las lágrimas recordando de cúando César hizo un resúmen de lo que había pasado con Mariana.

- Créeme que no te gustaría para nada estar en su lugar. -Caminó a la puerta el una señal de que la conversación se había terminado, pensaba en cómo la hizo sufrir y indirectamente seguía haciendo.

- ¿Piensas regresar con ella?

- Mi vida no tiene sentido sí no está. -Confesó. -Y por favor Maite no la involucres en esto.

La mujer dejó la sala de César con el corazón en pedazos, no estaba acostumbrada a perder, no se metía en algo para salir derrotada.


Me Dediqué A PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora