Cerró los ojos dejando que las lágrimas bañasen su cara. Su vida estaba rompiéndose otra vez, era una pesadilla y lo peor es que no tenía el derecho de buscar a Maite para que le dijera que todo no pasaba de una mentira porque no era cierto. Mariana hizo lo mismo, puso la cara entre las manos que temblaban, ya no soportaba la situación y sentía una presión en la cabeza.
- No siento nada por ella, Mariana. -César dijo por fin después de un tiempo escuchando los sollozos de su esposa. -Puede ser que parezca mentira pero pensaba en tí cuando estaba con ella. Fue una aventura pero ella confundió las cosas, yo jamás le he prometido nada y tampoco le dije que la quería.
- Es que ya no te creo. -Negó con la cabeza. -Maldita la hora en que te conocí, en que me enamoré de tí, que dejé que entraras a mi vida y acepté ser tú esposa...
- Por favor no digas eso. -Pidió como si ella estuviera apretando su corazón con las manos hasta dejarlo sin aliento. -Fuimos felices, nos amamos y a pesar de los engaños, de todo lo que pasó, mi corazón te pertenece porque nuestro amor es mayor y más fuerte que todo. Juro por lo más sagrado, por nosotros, por nuestra hija...
- ¡No involucres a Elisa! ¿Pensaste en ella cuando decidiste tirar todo a la basura? -Lo interrumpió de pronto. -No dejes que me decepcione más de ti César, si es que aún se puede y... Cuntas veces me hizo sentir culpable por mi relación con Alex, eso no fue nada comparado con lo que me hiciste tú. -Él la miró con dolor y Mariana sentía que también estaba sufriendo pero estaba muy triste para pensar. -Pero ya no César, no esperes mi perdón porque no lo vas a tener.
Ella estaba tan triste, sentía que estaba muerta por dentro y él se sintió el peor de todos porque quizás lo era. ¿Cómo era capaz de lastimar a la persona que juró amar y proteger el resto de su vida?
- ¡Quiero el divorcio! -Su mirada se encontró con la de César. -Ya no quiero tu maldito apellido, no quiero estar en esta casa, no quiero nada que venga de tí. No puedo con este dolor. -Suspiró. -Lo único que tenemos en común de ahora en adelante es nuestra hija y espero que solo me busques si es para hablar de algo relacionado a ella. -Otra tristeza la invadió porque ahora Elisa iba a sufrir de verdad con esta decisión definitiva.
- Está bien. -Asintió porqué iniciar otra discusión no sería lo más indicado y las lágrimas que aún salían de los ojos verdes lo estaban matando. -Voy a hacer todo lo que quieras pero prométeme que vas a estar bien.
- No voy hacer ninguna tontería ya te lo dije. -Desvió la mirada intentando salir de la cama pero el dolor en los pies la hizo detenerse. -Ahora vete, porque ya no soporto verte.
Ya en la sala César llamó a Irene para que ayudara a Mariana con las heridas en los pies porque a pesar de ofrecerse a hacerlo, ella no lo dejó y estaba tan nerviosa que temía que hiciera algo peor. La hermana no tardó en llegar, los ojos verdes como los de su esposa eran de pura decepción y odio, a pesar de no saber que había pasado a lo cierto, Irene estaba segura de que él tenía una enorme culpa en aquella situación como siempre. César no dijo nada, solamente se limitó a irse a la casa de su amigo donde estaba Elisa.
Mariana tenía la pierna sobre el regazo de Irene sintiendo un dolor absurdo mientras la mujer intentaba sacar los pequeños fragmentos de vidrios que estaban clavados en su carne. Ellas no hablaban, una estaba molesta con toda la situación incluso por ver su hermana lastimandose a si misma y la otra tenía el pensamiento perdido porque ya no quería estar en aquella casa, necesitaba irse a otro lado, pero eran muchas cosas para organizar en tan poco tiempo.
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Me Dediqué A Perderte
ChickLitCuando conoció a César Lazcano, lo único que Mariana estaba segura era que pasaría el resto de la vida siendo feliz y amada. Cualquier persona diría que tenían un matrimonio perfecto, una hija preciosa, dinero y amor... Pero la realidad era muy dist...