Ni siquiera noto cuando había vuelto a su casa. Pero allí estaba, en pijama, en su cama. Pero al mismo tiempo no estaba allí, su mente volvía una y otra vez a aquel pasillo oscuro donde pudo volver a sentir los labios de Kirishima, su mano en su nuca y el aroma, un olor embriagante que entraba por su nariz y recorría cada célula de su cuerpo hasta dejarlo sin fuerzas.
Abrazo la almohada y se avergonzó al notar que se veía igual que todas esas protagonistas de novelas románticas que tantas veces critico por actuar de esa forma.
Su madre entro a su habitación. En su casa no se tocaban las puertas y ella era silenciosa como un gato, lograba sorprenderlo. Se sentó en el borde de la cama y lo miro con una expresión algo preocupada. Él se sentó para quedar frente a frente, ella paso sus dedos por el cabello de su hijo para ordenarlo, no solía haber muchas muestras de cariño en su familia, simplemente no son así, pero las pocas veces que su madre le daba pequeñas caricias afectuosas podía sentir todo su amor.
-estas tan grande. -su voz sonaba dulcemente, al igual que su tacto. -vas a comenzar tu segundo año, pareciera que fue ayer que te chocabas con las paredes por no saber controlar tu quirk. -rio, no era muy común verla reír, aunque solo fuera un poco.
-mamá yo... -y lo pensó, pensó en decirle lo de Kirishima y sus sentimientos. Pero no pudo, estaba acobardado por la idea de que no lo comprendiera, miedo de perder a su madre. -yo daré mi mayor esfuerzo.
Y con esa idea en mente comenzó un nuevo año escolar.
Como siempre, debían hacer varias pruebas físicas y psicológicas antes de volver a comenzar con los entrenamientos. A diferencia de Deku, quien se ponía un poco nervioso, Iida estaba bastante acostumbrado, sus padres solían hacerle ese tipo de pruebas cuando era un niño, unas adecuadas para su edad, querían prepararlo.
Afortunadamente no hubo problemas. Bueno, por la mañana no. Mas por la tarde... no supo si etiquetarlo como bueno o malo.
Estaban ordenando sus habitaciones. Por donde pisaras te encontrarías con una caja, un desorden que lo ponía extremadamente nervioso, lo habían educado en base al orden, esto era inaceptable. Para su suerte, aún era el presidente de la clase y pudo poner todo en su lugar rápidamente, cajas en el reciclaje y alumnos en sus habitaciones.
Estaba por irse a dormir cuando alguien llamo a su puerta. Pensó en hacerse el dormido, a veces ideas como esas le cruzan por la cabeza, pero la luz bajo la puerta lo delataría. No le quedo de otra, se levantó de la cama y camino hasta la entrada.
-hola.
Lo saludo tímidamente Kirishima mientras hacia un sutil gesto con la mano.
-buenas noches.
Iida lo invito a pasar esperando que lo rechazara, pero no fue así. El pelirrojo entro en su habitación, se quedó parado en medio de la habitación, dudando si debería o no sentarse y donde debería hacerlo. Al peliazul le causo un poco de gracia su acción, había estado muchas veces allí el año pasado, pero se veía como si fuera la primera vez. Lo invito a que se sentara en su cama y se sentó junto a él.
Le tomo un momento comenzar a hablar, y de hecho nunca lo hizo, o no se lo podía considerar hablar, fue un simple susurro suave y bajito, siquiera comprendido lo que había dicho, y para cuando termino sus labios se estaban rozando. Luego estaban completamente pegados. Mientras su salivas se mezclaban, sus cuerpos tambaleaban con vaivén. Dudoso, Iida acerco sus manos a los lados de la cara del contrario, al inicio solo fue un suave roce con sus mejillas, luego lo tenía agarrado firmemente mientras acariciaba su piel con los pulgares. El pelirrojo no se quedó atrás, sus manos se dirigieron a su cuello, el mayor tuvo que aguantar las ganas de derretirse con el contacto.
Kirishima lamio los labios del contrario, causando que este se sobresaltara.
-lo siento.
Dijeron ambos con una sincronización imposible.
A pesar de la incomodidad que invadía la habitación, ninguno había quitado las manos del contario. Así pasaron unos segundos, quizás llego a completarse el minuto, ambos viéndose el uno al otro. Kirishima fue el primero en quitar sus manos, las deslizo lentamente por sus brazos y luego sintió un frio en donde antes habían una cálidas manos. Iida lo imito, dudoso.
-¿por qué...?
Comenzó Iida, para la sorpresa de ambos.
-yo solo... no lo sé...
El pelirrojo murmuraba y divagaba, pero Iida tenia la suficiente capacidad como para poder ir uniendo las ideas, debía agradecerles a esos profesores que nunca tienen un orden especifico durante las clases. Comprendido bastante fácil que Kirishima estaba experimentando su sexualidad, al ser el único chico que sabia sobre eso, sumado al incidente en la fiesta, inconscientemente se había vuelto la primera opción para comenzar. El mayor no sabia muy bien que pensar, una parte de si estaba muy feliz de poder tener al pelirrojo así, pero por otro lado se sentía algo utilizado.
-de verdad lo siento, no volverá a suceder. Buenas noches.
Estaba por salir de la habitación cuando Iida lo tomo de la muñeca, Kirishima se dio la vuelta asombrado. Parecía que diría algo, pero el peliazul no le dio tiempo antes de jalar hacia el y besarlo. No sabía porque lo hacía, no podía poner sus pensamientos en orden, pero tenia clara una cosa: los besos del pelirrojo lo volvían loco, una versión de si que ni siquiera el mismo conocía. Lo beso hasta quedarse sin aliento, hasta que ambos perdieron las fuerzas y terminaron chocando con el escritorio, luego la silla y la repisa llena de libros se tambaleo dejando caer un tomo del Señor de los Anillos. Se detuvieron cuando una castaña abrió la puerta algo preocupada.
-Iida-kun ¿estas bien? Escuche unos ruidos fuertes venir de tu habitación.
La vos de Uraraka trajo a ambos chicos de regreso a la realidad.
-wow.
Dijo sorprendida al ver un muy avergonzado Kirishima salir a toda velocidad de la habitación de Iida. Volvió a asomar la cabeza por la puerta que el mencionado había dejado abierta, dentro estaba su amigo, con el cabello desordenado y las mejillas tan coloradas como un tomate. No era tonta, lo miro con los ojos que cualquier persona habría puesto al encontrarse con esa situación.
-ni una palabra.- dijo el muy rojo Iida. -por favor.
La chica solo le dio una gran sonrisa.
***
Hola.
Ha pasado tiempo, la verdad estoy teniendo un super bloqueo creativo.
He estado pensando en hacer otro fanfic paralelo de DenkixShinso, aunque seria más que nada para relajarme.
Espero que te haya gustado el capitulo, si es así no olvides votar y comentar. Recuerda que si ves una falta de ortografía puedes dejarme un comentario para que yo pueda arreglarlo, la idea es ir mejorando.
Gracias por leer.
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Un amor no correspondido
FanficIida es un estudiante modelo y el presidente de la clase 1A. El alumno perfecto. Pero todo se le sale de las manos cuando comienza a tener extraños sentimientos por uno de sus compañeros.