CAPÍTULO 7 / Atlas

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En cuanto Maxim se va, mi cerebro se queda en piloto automático. Las entrevistas que siguen después de ella, son tan superficiales que ni siquiera me siento mal por no prestarles toda mi atención a los postulantes. Y es que desde el momento en que entran en mi oficina, me doy cuenta que ellos no son lo que estamos buscando.

«– Ella, es ella a quien buscas – se cuela el pensamiento en mi mente.»

A eso de las tres de la tarde, Scott entra como de costumbre, sin anunciarse en mi oficina.

– Aquí está tu batido. Estuve formado en una fila por veinte minutos, que lo sepas – se queja desplomándose en la silla frente a mí.

– Vaya, gracias por el esfuerzo – me burlo.

– ¿Qué tal ha ido todo? – pregunta enfocándose en el trabajo.

– Bueno, debo admitir que no ha sido como creí que sería.

– ¿Tan mal ha estado? – contesta con las cejas levantadas.

– Basta con decir, que solo una de las postulantes parece la indicada para trabajar con nosotros, pero no precisamente en el puesto que estamos buscando – señalo.

– Ya veo por dónde va el asunto, eh. Casualmente es una chica la que te ha cautivado – sonríe cómplice.

– No lo digo por eso, idiota – miento un poco.

– Como sea, muéstrame su expediente.

Le entrego la carpeta y Brad la hojea detenidamente. Asiente con la cabeza mientras lee y de vez en cuando levanta ligeramente las cejas como si estuviera en verdad impresionado.

– En definitiva, tienes razón, ella está más que calificada para el puesto.

– ¿Pero? – agrego porque sé que Scott gusta de llevarme la contraria.

– ¿Por qué no se postuló hace meses para trabajar con nosotros? Acabamos de contratar a Collins el mes pasado, no estoy seguro de que contratar a otro colega de primer año, sea lo indicado – explica y sé que tiene razón.

– Fíjate bien el nombre, ¿te dice algo?

Lo lee confundido y me responde – No, ¿tendría que hacerlo?

– Es Maxim Miller – digo como si eso lo dejara perfectamente claro, él se encoge de hombros sin entender, por lo que continúo. – De la universidad, era la compañera de cuarto de Maggie.

– ¡No me jodas! ¿Aquélla chica de la que estabas flechado? ¿La única razón por la que empezaras a salir con Maggie? – suelta enderezándose de la silla y cayendo en la cuenta de quién le hablo.

– ¡Exactamente!

– Ahora todo tiene mucho más sentido – sonríe cómplice.

– ¿Qué quieres decir con eso? – le pregunto a la defensiva.

– Que ahora que la has encontrado, no piensas dejarla escapar. Es por eso que la quieres contratar, ¿cierto? – me acusa.

– La quiero contratar porque es una abogada experimentada, y porque en nuestra firma explotaría todo su potencial.

– Bien, solo me pregunto, ¿cuál de tus dos cabezas es la que está hablando? – me pica.

– Vete a la mierda, Scott. Hablo en serio, será un error si no la contratamos.

Ok, veré qué podemos hacer, porque todo indica que cubriremos una vacante que ni siquiera hemos solicitado y que aún tenemos otra por la cual debo seguir entrevistando – suelta resignado.

Si te quedas conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora